
OPINIÓN
Haití: un país no viable
El asesinato del presidente de Haití en el que lamentablemente han resultado involucrados algunos militares retirados colombianos parece una conjura cortesana de la Edad Media.
El atroz asesinato del presidente haitiano en el que lamentablemente se han visto involucrados algunos militares retirados colombianos, ha hecho volver otra vez los ojos de la comunidad internacional hacia el país más desafortunado del mundo: Haití.
No solamente es uno de los más pobres, sino que ha sido por décadas escenario de corrupción galopante, inseguridad, intriga, inestabilidad política y represión. Allí, desde los presidentes hasta los obispos y desde los generales hasta los políticos, han tratado “de raspar la olla”.
Haití es un país sin justicia, sin salud, con uno de los más altos índices de sida en el mundo, sin agua, con una desforestación aterradora, sin instituciones y con dirigentes que, desde los tiempos de François Duvalier con los tenebrosos escuadrones de la muerte denominados “Tonts Macoutes”, hasta el momento actual, han contado siempre con matones para imponer su voluntad.
Para alivio de males, han caído sobre Haití tremendos huracanes y terremotos. Incluso los cascos azules de Naciones Unidas que fueron enviados para tratar supuestamente de restablecer el orden en medio de la anarquía, durante su estadía violaron a más de 2000 mujeres y niñas.
En esas condiciones resulta difícil creer las versiones del jefe de la policía y de otros funcionarios haitianos sobre el magnicidio. En Haití la justicia colapsó hace mucho tiempo y la regla general ha sido la violación reiterada de los derechos humanos.
Qué lástima que un país con una historia apasionante, con música preciosa, con una extraordinaria vocación colectiva para la pintura, colmado de tradiciones y además limítrofe con Colombia, esté en estas condiciones.
Fue la primera nación latinoamericana en independizarse el 1 de enero de 1804 después de una extraordinaria lucha dirigida por Toussaint L’Ouverture contra un régimen esclavista. En Puerto Príncipe nació Alexander Petion que, en 1815, venció a los ejércitos de Inglaterra, España y Francia e impulsó a Bolívar, que se encontraba en Jamaica, para proseguir en la lucha por la independencia de las naciones suramericanas.
Compartiendo la isla de Quisqueya, República Dominicana, que durante 22 años estuvo ocupada por Haití, constituye actualmente un contraste tremendo que hace más angustiosa y evidente la situación haitiana. El dolor de cabeza de los dominicanos ha sido, es y seguirá siendo la migración haitiana. Pero también es la preocupación de Estados Unidos y de Canadá. Todos los haitianos sin excepción quieren irse: a muchos hemos visto pasar por el Tapón del Darién. Las ayudas internacionales muy poco han servido.
¿Qué hacer ante semejante caos? Nadie tiene una solución. Haití es un país no viable.