
Opinión
Hamás, en evidencia ante el mundo
Aunque sorprendió a los israelíes con su ataque, ha demostrado ante el mundo que es un siniestro grupo terrorista.
Ningún conflicto como el árabe-israelí ha sido objeto de tantos libros, estudios, películas, documentales, acciones armadas, negociaciones, mediaciones y resoluciones de organismos internacionales. Incluso, dentro de ese marco, se han concertado acuerdos, que han hecho a sus actores, acreedores al Premio Nobel de Paz.
Posiblemente, faltó para la solución del conflicto, la propuesta del presidente Juan Manuel Santos, en 2013, cuando anunció que Colombia sería mediador en el conflicto árabe-israelí, ya que el acuerdo era el “camino más efectivo para que puedan vivir en paz”. Ingeniosa propuesta que presagiaba la ganancia del Premio Nobel de Paz. No obstante, Colombia era el único país de América Latina que no había reconocido al estado de Palestina y que el gobierno solo lo hizo faltando pocos días antes de salir del poder.
Pero, como “la constancia vence lo que la dicha no alcanza”, el Premio Nobel vino tres años después, pero por un asunto doméstico como fue el acuerdo con las FARC, con la única diferencia de que el premio en 1994 fue adjudicado a las cabezas de las dos partes; Yaser Arafat, presidente de la autoridad palestina, e Isaac Rabin y Shimon Pérez, líderes de Israel.
Durante muchos años, Arafat fue, para la mayoría de los medios de comunicación y para amplios sectores de la opinión pública colombiana e internacional, un jefe terrorista. Cuando en oportunidades altos funcionarios del gobierno se entrevistaban con él, se los acusaba de estar apoyando al terrorismo. Hamás, a raíz del logro de la paz, se separa de Arafat y lo considera como pacifista y traidor. Arafat murió en un hospital francés el 11 de noviembre de 2004, como consecuencia de un raro envenenamiento con polonio.
Posiblemente, para la solución del conflicto falta poner en ejecución un recurso más: la audaz propuesta del actual mandatario colombiano de que en el seno de las Naciones Unidas se constituyan sendas comisiones para solucionar el problema árabe-israelí y la guerra entre Rusia y Ucrania. Pero la propuesta, que podría presagiar otro Nobel de Paz, se puede haber complicado por sus pugnaces declaraciones sobre el conflicto.
A veces se olvida que un factor para que los Estados Unidos hubieran perdido la guerra de Vietnam, fue que por primera vez la opinión pública norteamericana y el mundo comenzaron a enterarse por la televisión del horror que se estaba viviendo y de masacres como la de My Lai en marzo de 1968, en la que el teniente William Calley mandó a asesinar a cerca de 500 inocentes aldeanos vietnamitas.
Ahora, mil veces más rápido, en vivo y directo, el mundo está presenciando con horror la brutalidad de los terroristas de Hamás, que entre otras cosas, asesinan a 300 muchachos que departían en un concierto musical, secuestran, asesinan niños y violan mujeres.
No obstante la dramática situación que se ha vivido en la Franja de Gaza, Hamás, aunque sorprendió a los israelíes con su ataque, ha demostrado ante el mundo que es un siniestro grupo terrorista. Ojalá que, como la autoridad palestina no lo ha censurado con suficiente claridad, no se vaya a afectar la esperanza de los palestinos y de gran parte de las naciones, de que Palestina tenga por fin, como Israel, fronteras reconocidas y seguras.
Ahora que el internet y los celulares se han constituido en elementos fundamentales en los conflictos armados, el que no quiera ver, que no vea: es una opción.