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La crisis del uribismo y la producción del cráter

Hay una figura que se utiliza en los análisis económicos que se le denomina producción del cráter, significa una situación en la cual las acciones de un gobierno, director de compañía privada o cualquier cargo directivo de una entidad se encamina a cavar su propia tumba, pero cada acción que hace le permite sobrevivir un poco más, es como aquella agonía larga y dolorosa.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
11 de diciembre de 2019

Tal vez, esa sea la figura que está utilizando el gobierno de Iván Duque. Inicialmente, su estrategia de dilatar para ganar tiempo y opacar el paro nacional le ha resultado exitosa, pero en el mediano plazo parece que el Gobierno esta sepultándose. Todo parece indicar que el uribismo no sobrevivirá a Iván Duque. La situación es la siguiente.

En primer lugar, el Gobierno de Iván Duque está empecinado en aprobar una reforma tributaria, llamada ley de financiamiento, la cual entrega una reducción de impuestos a los más ricos y es una reforma que no recauda plata. El hueco fiscal de 3,1 con el que comenzó el presidente, podría estar, al finalizar el próximo, año en 3,8. Esto significa que en máximo un año el Gobierno se verá en la obligación de presentar una nueva reforma tributaria. Esta vez para recaudar plata, en la medida que no puede tocar al gran capital, ya que estos financiaron la campaña del uribismo, seguramente se irán por la opción del IVA. Es decir, afectar a los más pobres. Esto incendiará el país.

En segundo lugar, el próximo año habrá elecciones en Estados Unidos. Seguramente el tema de las drogas será un escenario central de la campaña. Si bien miles de norteamericanos mueren por sobredosis, principalmente de opioides, para el promedio de la ciudadanía gringa todas las drogas son iguales. Es igual, para el caso colombiano, la población ve igual la marihuana, a la cocaína, al bazuco y la heroína. Al final, para el promedio de la sociedad todas las drogas son iguales. Obviamente, para cualquier persona, con un mínimo de conocimiento, las drogas no son iguales, hay diferencias abismales. Así que, la presión para que Colombia regrese a la aspersión aérea es inminente, además fue una promesa de Iván Duque en sus múltiples viajes a Estados Unidos. Esto significará que por lo menos 200.000 campesinos saldrán a las carreteras del país a bloquear y repetiremos las marchas cocaleras de los años de 1995 y 1996.   

En tercer lugar, el Gobierno nacional no solo está preso de algunos gremios, también de sectores radicales del Partido Centro Democrático. De hecho, se habla de una verdadera guerra civil entre varios de estos sectores por la precandidatura presidencial de 2022. Situación que ha llevado a una parálisis del ejecutivo. Rafael Nieto, Carlos Trujillo, Paloma Valencia y Marta Lucía Ramírez están en dicha disputa.

A todo lo anterior se le suma la situación en el Congreso de la República. La debilidad en las encuestas, la ausencia de agenda legislativa y una relación complicada con los partidos tradicionales como Cambio Radical o el Partido Liberal llevan a que no solo no exista control del legislativo por parte del Ejecutivo, sino a que el Congreso de la Republica se convertirá en el gran juez de la actual crisis política, ya que por allí pasarán todas las reformas necesarias para tranquilizar a los marchantes o para mantener la gente en las calles. Obviamente, estos partidos venderán caro sus apoyos a los proyectos del Ejecutivo, lo cual significa contratación, ministerios e iniciativas legislativas propias.  

En fin, el Gobierno fue creando una serie de trampas explosivas que van a coincidir en 2022. Lo cierto es que en un régimen presidencialista un mandatario gobierna con dos cosas: El legislativo y las encuestas. Por ejemplo, Santos, al final de su mandato no tenía encuestas, pero controlaba el legislativo. Uribe tenía las dos, legislativo y encuestas. Duque no tiene ninguna, además, su estrategia de dilatar y no negociar con los marchantes lo llevará al fenómeno de producción del cráter y seguramente en el segundo semestre de 2020 se verá esa tremenda crisis política.  

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