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Daniel Felipe Briceño Montes

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La desastrosa bancada del Pacto Histórico

Pocos han sido los congresistas del Pacto Histórico que pueden destacarse, pues una gran parte decidió seguir siendo influenciadores, generadores de escándalos o simplemente dedicarse a aplaudir sin ningún nivel crítico al Gobierno nacional.

29 de marzo de 2023

El 19 de enero de 2022, en un lujoso evento en el Movistar Arena en Bogotá, el Pacto Histórico presentó sus listas cerradas al Senado de la República y a la Cámara de Representantes. Dentro de los múltiples discursos que hubo ese día recuerdo el del senador Iván Cepeda, que con total convencimiento sentenció que esa sería la bancada que “cambiaría el Congreso de la República y que llevaría a cabo el gran cambio histórico que anhelaba el pueblo colombiano”. El entusiasmo en los sectores de izquierda creció y en las elecciones el Pacto Histórico obtuvo 20 curules en el Senado y 28 en la Cámara de Representantes, un resultado que vendieron como el inicio de algo nuevo en Colombia.

Con el discurso de cambio y transformación, el 20 de julio de 2022 arrancó el nuevo Congreso de la República con el porcentaje más alto de mujeres y de nuevos congresistas en la historia. Las expectativas estaban puestas sobre la bancada del Pacto Histórico por las inmensas promesas hechas en campaña, pero lo primero que hicieron fue entregarles esos deseos de renovación a los mismos políticos tradicionales de siempre. Roy Barreras, los conservadores Carlos Andrés Trujillo, Efraín Cepeda y el liberal Fabio Amín se convirtieron en las figuras más relevantes dentro de la bancada de gobierno para manejar –como siempre- los hilos al interior de la Rama Legislativa.

Luego de aliarse con lo peor de la política colombiana, la bancada de Gobierno se burló de los colombianos al poner excusas infantiles para no bajarse el salario. Después de años de campaña en contra los privilegios de la clase política en una vergonzosa rueda de prensa, el entonces senador Gustavo Bolívar presentó un proyecto de ley para bajarles el sueldo a los congresistas, el cual sólo aplicaría a partir de 2026. En la actualidad las iniciativas para reducir los privilegios de los congresistas se encuentran sin mayor trámite y han sido poco relevantes dentro de la agenda legislativa.

A lo anterior, se le suma el escándalo protagonizado por el senador Álex Flórez en Cartagena, en donde además de hacer turismo sexual y de atacar e insultar a la Policía en estado embriaguez, decidió continuar en su curul en el Senado como si nada hubiese pasado. Por otra parte, al congresista César Pachón le estalló una denuncia que está en manos de la justicia en que presuntamente había usado a un campesino para obtener recursos de contratos en Boyacá.

El papel de la representante Susana Boreal, quien, según miembros de su mismo partido, llegó al Congreso por recomendación de Gustavo Bolívar, es también vergonzoso. Salidas en falso, intervenciones vacías, poco trabajo legislativo y el nombramiento de quien al aparecer es su pareja sentimental en su UTL con una certificación irregular, resumen ocho meses de pésima gestión como congresista. No dejemos atrás el flojo trabajo del representante Agmeth Escaf, quien en los últimos días ha dejado en evidencia que no tiene conocimiento en los temas de salud, aun cuando es el presidente de la Comisión Séptima en la cual se debatirá dicho proyecto. Lo mismo sucede con el representante Alfredo Mondragón, seleccionado como coordinador ponente de la reforma, quien ha mostrado un bajo nivel de debate en el Congreso y cuya principal gestión es la de armar peleas en Twitter.

Desastroso también ha sido el trabajo de la cuestionada senadora Piedad Córdoba, quien desde su curul se ha dedicado a defenderse de los múltiples cuestionamientos que la justicia tienen en su contra, sin aportar nada más que frases fuertes y arengas en favor del Gobierno en redes sociales y quien acaba de proponer una peligrosa asamblea nacional constituyente. Por el lado del presidente de la Cámara de Representantes, David Racero, la doble moral ha sido el pan de cada día. El congresista que hacía fuertes denuncias durante el gobierno de Iván Duque se dedicó a ser un porrista del Gobierno Petro y a mirar para otro lado cuando el Gobierno hace todo lo que él tanto denunció en el pasado.

El bochornoso episodio del hundimiento de la reforma política dejó mal parada a esta floja bancada, que luego de ser autores del proyecto y en parte de los orangutanes que se le introdujeron en la ponencia, no fueron capaces de darle la cara al país y decidieron negar la paternidad de este pésimo proyecto de la misma forma en que el presidente negó a Nicolás Petro.

Pocos han sido los congresistas del Pacto Histórico que pueden destacarse, pues una gran parte decidió seguir siendo influenciadores, generadores de escándalos o simplemente dedicarse a aplaudir sin ningún nivel crítico al Gobierno nacional. Desafortunadamente, esta es la bancada que tiene en sus manos las grandes reformas del país y no hay espacio para ser optimista cuando en tan poco tiempo han mostrado tan bajo nivel de gestión legislativa.

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