Óscar Ramírez Vahos

Opinión

La reforma tributaria de Petro sí se metió con la comida de los colombianos

El presidente de los nadies sí se metió con la comida que consumimos todos.

4 de noviembre de 2022

Fue en noviembre del 2018 cuando el entonces senador Gustavo Petro publicó el siguiente comentario en su cuenta de Twitter: “Ponerle impuestos a la comida no solo afecta a quienes consumen alimentos, entre más pobres más, sino al empresariado productivo, porque al reducirse la demanda interna, se reducen los ingresos económicos de sus empresas. Solo ganan las grandes fortunas rentísticas (Sic) del país”.

Lo que no sabíamos de semejante análisis es que Petro no estaba criticando al gobierno de esa época: en realidad, nos estaba notificando a los colombianos de lo que él quería hacer en cuanto llegara al poder.

Para usar las mismas palabras de Petro, su reforma tributaria sí impactará a centenares de productos comestibles, lo que afectará no solo a los que consumen dichos alimentos, mientras más pobres con más fuerza, sino que también reducirá los ingresos de las empresas dedicadas a la producción y comercialización de estos productos: hambre y desempleo vía impuestos, y lo peor, en un año de recesión económica mundial, inflación disparada y dólar caro.

El petrismo ha intentado sofocar este incendio invocando el argumento de los impuestos saludables. Una media verdad, ya que la reforma tributaria de Petro dejó por fuera a alimentos que entran en esa categoría de “no saludables”, como el salchichón, gaseosas con azúcares añadidos en hasta 4 gramos, productos de panadería industrial, entre otros. Así que la tesis del Estado preocupado por una dieta saludable de sus ciudadanos es, cuando menos, poco creíble.

Con el popular salchichón, por ejemplo, el Gobierno de Petro no midió bien inicialmente que este producto es el sustituto de la carne para las familias más vulnerables del país. En ese punto, el argumento de que se pueden comer alimentos más saludables, pero más caros, como el tofu, la quinua o la soya, se reducen al absurdo.

A diferencia del salchichón, la salchicha no corrió con tan buena suerte en la reforma de Petro: sí tendrá un impuesto terrible del 10 %, que todas las familias colombianas sentirán hasta mediados del próximo año, justo cuando el huracán de la recesión mundial esté sacudiendo al mundo con mayor violencia.

Y es que son cientos de productos alimenticios, como compotas, hamburguesas, chocolate, gelatinas, chorizos, snacks de paquete y demás, que tendrán impuestos adicionales que empujarán aún más los ya elevados precios que experimentan estos artículos. ¿Pero por qué empezar a cobrar este impuesto en septiembre del 2023? La respuesta es muy evidente: para que la población no relacione el alza brutal de los precios con el hecho que la genera, es decir, la reforma tributaria de Petro.

El presidente de los nadies sí se metió con la comida que consumimos todos.

Volvamos al hilo: Fenalco, el gremio que agrupa a los comerciantes del país, estimó que a causa de la reforma tributaria, los tenderos tendrán que comprar sus productos un 20 % más caro, y que esto pondrá al 60 % de las tiendas del país a generar pérdidas. De nuevo el trino de Petro parece más una profecía…

¿Por qué hace esto el presidente? ¿Por qué puso una reforma tributaria que castiga la canasta familiar de los colombianos, si el mismo presidente criticó tanto en el pasado los intentos de otros gobiernos para hacerlo? ¿Por qué le mienten tanto al país, como cuando dijeron que el pan no tenía impuestos en la reforma, y luego salieron a celebrar que ellos habían tumbado el impuesto al pan?

Por desgracia, todo parece un intento de Petro para atacar a algunos grandes empresarios por los que siempre ha profesado un odio ideológico. Y en esa furia, de la que todos somos inocentes, se llevó por delante la comida de los colombianos.

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