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La vice

Mientras las mujeres en todo el mundo destacan su valía y exigen ser respetada en igualdad de condiciones, Martha Lucía Ramírez se apunta al rol de una Marilyn Monroe, aunque sin su blonda cabellera.

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
14 de mayo de 2019

A pesar de que el gobierno ya había intentado enmendar el error, una semana después de que Alejandro Ordoñez afirmara en la OEA que la migración de venezolanos hace parte de una estrategia de Maduro para irradiar el socialismo del siglo XXl, Martha Lucía Ramírez salió a su rescate. “Es un general de cuatro soles”, dijo sabiendo que sus palabras no serían bien recibidas. ¿Las dijo precisamente por eso?

Desde que era candidata presidencial Ramírez no ha dejado de soltar perlas que le han servido, y mucho, para mantener su nombre vigente. Dice el filósofo Peter Sloterdijk que pensar se ha vuelto una excentricidad: “La filosofía moderna ha abandonado más o menos la metáfora de la profundidad. Preferimos decir que todo está en la superficie, y si existe profundidad la tienes que hacer subir a la superficie como si fuera superficial”.

Queriendo restar importancia al debate en torno al glifosato, días antes de su apoyo a Ordoñez la vice afirmó: “Si alguien se toma quinientos vasos de agua al día se enferma”. Semanas atrás dijo sobre la muerte del hijo de dos exguerrilleros, con fingida compasión: “También nos duelen los niños de las Farc”. Otro día trinó puerilmente, pretendiendo invocar terneza: “Gracias a tantos niños que se acercan a saludar y a decirme Marta Lucía, dale saludes a Duque y muchas gracias por lo que están haciendo en el Gobierno”. ¿Comentarios de reina de belleza?

No hay semana en la que Ramírez no ocupe titulares de prensa con ese mismo acento banal. “Lo que tiene pensado el Gobierno básicamente es que se puedan reducir algunos subsidios, pero que se puedan también generar mejores condiciones para el cambio de electrodomésticos”, dijo y remató: “hay electrodomésticos que gastan mucho en electricidad, por ejemplo, neveras viejas". 

Cada frase es más ridícula, torpe y disparatada que la otra. “Mil gracias a Avianca por su refuerzo en 37 vuelos con 2000 sillas adicionales hacia Popayán y Pasto para enfrentar todas las incomodidades ocasionadas al país por cuenta de quienes montaron toda esta operación de bloqueo en la vía Panamericana”. O, "La protección de Dios (a Guaidó) es superior a cualquier brujería que le quieran hacer”.

¿De veras es tan indolente y fría, tan ajena al colombiano de a pie y tan indiferente a los problemas y las injusticias sociales como se esmera en demostrar? ¿Le salen naturales todas estas frases o son la pose de un personaje que busca la polémica innecesaria para dar de qué hablar y desviar la atención?

En política nada es gratuito y quizá esa sea justo la estrategia, lo que me recuerda aquella vieja queja de Mae West: “Te humillan, te obligan a rodar en jornadas extenuantes, te revuelcas con desconocidos, los periodistas se te meten en la alcoba, los productores te manosean, los directores te gritan y ¿qué obtienes a cambio? Millones de dólares”.

Mientras las mujeres en todo el mundo destacan su valía y exigen ser respetada en igualdad de condiciones, Martha Lucía Ramírez se apunta al rol de una Marilyn Monroe, aunque sin su blonda cabellera.

P.D. Lo de las visas es un búmeran. Más temprano que tarde la debilidad de entregarle a EEUU la soberanía del país se devolverá contra Duque.

@sanchezbaute

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