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Los abajo firmantes

Las objeciones del partido del expresidente Uribe a la JEP son parte de una estrategia electoral: mantener en tensión a su electorado y movilizarlo de cara a las locales.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
13 de marzo de 2019

Colombia. Domingo por la tarde. Los canales de televisión privada presentan la peli por enésima vez. Los televidentes que carecen de señal por cable la saben de memoria pero la ven por enésima vez. No hay otra alternativa que quedarse en casa, echado sobre el roñoso sofá. Los boletos de cine y los pollos engordados con hormonas están muy caros. Huevos, arroz, aguapanela y la película dominguera. Por enésima vez. Para la mayoría de colombianos no hay mas alternativa. Queda la alternativa de pegarle una patada al televisor tal como lo hace uno de los protagonistas de la peli de los domingos. Son lujos que no se pueden dar. Los televisores smart están muy caros.

Así ocurre la política en Colombia. Domingo por la noche. Después de la peli. Por enésima vez habló el presidente de la república. El turno a Iván Duque. Anunció que objetaba seis artículos de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP). Hubo, por enésima vez, reacción inmediata del mundillo político. La mitad de acuerdo y la otra en desacuerdo. El país, por enésima vez, al borde del precipicio. Un comunicado en el que los “abajo firmantes”, por enésima vez, alertan sobre el peligro de que el país se vaya a la mierda. Luego aparecerá, por enésima vez, una mano salvadora que evitará que el país se vaya a la mierda. Una mano salvadora integrada por marrulleros que, por enésima vez, volverán al país a la “normalidad”.

Las elecciones locales están a la vuelta de la esquina. Los operadores políticos están en modo “elecciones locales”. Las objeciones del partido del expresidente Uribe a la JEP son parte de una estrategia electoral: mantener en tensión a su electorado y movilizarlo de cara a las locales. El inofensivo Duque que rasga la guitarra y hace veintiuna con la derecha no suma. Suma el Duque pendenciero que promete a los colombianos la fantasía del lejano oeste. Un Duque inspirado más en el estilo de Trump o Bolsonaro que en el de su fallecido padre. Un cambio de guion para no perder público.  

La oposición parece no entender estos regates del partido del expresidente Uribe. Vive en estado de melancolía. Distraída con las fanfarronadas del espantajopos de De la Espriella. Seducida por el meneo de la cola del tigre. Sin percatarse de los afilados colmillos que lleva el felino. La lucha por los poderes locales comenzó. Olvídate, Viejo Topo, de las seis objeciones de Duque. No son más que la cola del tigre. Vienen por tu garganta. Olvídate de la Presidencia, Viejo Topo. No has entendido que en los tiempos que corren la lucha por los municipios, por el poder local, se vuelve principalísima.

Los reparos con la JEP, amiguitos del Centro Democrático, traerán consecuencias. Ahora no. En veinte o treinta años. Cuando seas un abuelo. Cuando nadie se acuerde de tí. Cuando el poder cambie de manos. No será un problema sino una tragedia que tocará las puertas de tu casa. Eso me lo explicó un amigo argentino durante el partido de vuelta entre la Juve y los Colchoneros. La estrategia ultradefensiva con la que el Cholo Simeone había cosechado extraordinarios resultados, naufragó en Turín. El Atlético de Madrid fue eliminado. La estrategia ultradefensiva tiene límites.

En mi país, me dijo el argentino decepcionado por la estrategia del Cholo, los mandos militares que participaron en la guerra sucia se limpiaron el rabo con la idea de una justicia transicional. Treinta años después la justicia vino por ellos. Los nietos veían cómo sus maltrechos y queridos abuelitos eran llevados a prisión. En Chile está pasando lo mismo, concluyó el argentino. Buen dato para Colombia. Todos envejecemos. Llegan nuevas generaciones de jueces con un listón de Derechos Humanos más alto que los de ahora. Mejor arreglar los líos ahora.

 Tengo la impresión de que en Colombia la “Justicia” y la “Reconciliación” se anteponen. No es posible hacer las dos cosas. Habrá que escoger una entre las dos. Cuál de ellas le sirve más al país. Lo explicaré en la próxima columna.   

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