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¡Seamos serios, señores!

Hay quienes están pensando en un "uribista blindado" que sea candidato presidencial con Uribe para la vicepresidencia. Al ganar renunciaría y éste seguiría de Presidente

Semana
26 de agosto de 2005

A payasadas suenan las propuestas que personas de buena voluntad, pero muy poco lúcidas, vienen haciendo a manera de plan B para el caso en el que se caiga la reelección en la Corte Constitucional.

El primero en atreverse a desafiar este resultado fue el senador antioqueño y primo del Presidente, Mario Uribe. Desató un terremoto entre la oposición, al proponer que si la reelección se caía, los uribistas salieran en masa a imponer su voto en las urnas en contra de la decisión de la Corte, para obtener así la reelección de Uribe por las vías de hecho.

Quién dijo miedo. Al pobre senador Uribe lo aplastaron las críticas de que el uribismo planeaba desacatar el orden constitucional, y a los adversarios del Presidente les sirvió en bandeja el argumento de que atajar a Uribe era la única forma de proteger la integridad de la Constitución del 91.

El absurdo que contenía la propuesta de Mario Uribe sirvió para que se desinflara prontamente y para que nadie la tomara en serio. Por supuesto, es imposible creer que Uribe pueda ser reelegido si la Corte no deja que el pueblo lo haga. El entusiasmo por saltarse la Constitución no es generalizado ni cabe en las costumbres democráticas de los colombianos.

Otro plan B fue el que recientemente el senador Germán Vargas recogió de unas ideas que en este sentido se vienen moviendo en el Congreso, bajo el auspicio, me dicen, del propio ministro del Interior, Sabas Pretelt. Este segundo Plan B consistiría en que si se cae la reelección, se organizaría a todo el uribismo para que vote en blanco en las elecciones presidenciales. Y si el voto en blanco resulta siendo mayoría, obligaría a repetir las elecciones, los candidatos perdedores no podrían volver a presentarse y el uribismo tendría la oportunidad de volver a acudir a las urnas unido tras un solo nombre, y no dividido, como seguramente lo hará si Uribe no es candidato.

Aunque la opción del voto en blanco es constitucional, sería bastante inútil: no sirve para reelegir a Uribe. Por el contrario, introduciría un gran desorden en el sistema electoral, prolongaría la incertidumbre, agudizaría la polarización y quién sabe en manos de quién quedaría el país.

Pero además, no es tan claro que la gente le jale al voto en blanco. Muchos no sienten que al hacerlo, estén realmente votando. Por el contrario, piensan que es un voto desperdiciado, y si no logra alcanzar la mayoría, podría terminar eligiendo a un candidato con una muy escasa votación. Eso sí que sería antidemocrático.

Pero el tercer plan B que se ha comenzado a proponer, por ahora tímidamente, es el que el querido amigo periodista Gabriel Ortiz recoge en una reciente columna de El Nuevo Siglo, pero que ya se comienza a comentar en la calle.

Dizque hay quienes están pensando, en caso de que se caiga la reelección, en buscar a "un uribista de raca mandaca", un "uribista blindado" que no sea ni destemplado, ni desteñido, ni blandengue, como candidato a la Presidencia, del que Álvaro Uribe sería su fórmula vicepresidencial. Luego el ganador renunciaría como un buen amigo, y Uribe seguiría de Presidente.

Este plan B, con el perdón de Gabriel, que a lo mejor lo menciona a título de mamadera de gallo, sí que es la tapa. Como si un presidente que tenga prohibida su reelección pudiera aspirar a ser elegido vicepresidente en el período inmediatamente siguiente, cuando precisamente la vocación vicepresidencial por excelencia es la de llegar a la Presidencia en caso de que por algún motivo falte su titular.

Pero sin necesidad de confrontar esta posibilidad con lo dispuesto en la Constitución de la que a todas luces surge que es absurda, la propuesta da risa.

Parece todo un plan para asaltar una joyería, que en este caso consiste en burlar el fallo de la Corte haciéndole una trampa flagrante.

¿Para qué seguir bobeando con un plan B en caso de que se caiga la reelección?

El único plan B que tenemos por delante, el único factible, el único democrático, es acatar el fallo de la Corte Constitucional y tratar de elegir al candidato que mayor afinidad tenga con las políticas que a uno le gustan del Presidente, si es que a uno lo convence Uribe, o las mayores diferencias, si es que a uno no le gusta.

Y punto. ¡Seamos serios!

ENTRETANTO?¿Qué tal las disculpas del pastor evangélico gringo que propuso asesinar al presidente Chávez? Para corregir su metida de pata dijo que lo habían malinterpretado, y que lo que quiso proponer no era que lo mataran, sino que lo secuestraran... Siquiera aclaró.

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