
OPINIÓN
¿Será que ya nos invadieron?
En Colombia en medio de la covid-19, estamos en la euforia y el sentido de patria es cosa arcaica y desueta.
En Rusia, Putin está exaltando el nacionalismo, rememorando héroes y episodios de las dos guerras mundiales. Así mismo patrocinando campamentos juveniles para entrenamiento militar, para preparar al país para un eventual conflicto armado en grande escala. La incorporación de Ucrania a la OTAN sería la mecha.
Por su parte en Venezuela desde la época de Chávez y naturalmente durante el régimen de Maduro, se ha exaltado hasta el extremo la memoria del libertador y se ha convocado a la unión nacional frente a una posible intervención de los Estados Unidos con la ayuda de Colombia.
Cuba, desde el comienzo de la revolución, ha estado a la vanguardia de la estrategia de promover el nacionalismo: recuerdan todos los días a José Martí, el apóstol de la independencia y naturalmente, a Fidel Castro, forjador de la revolución que enfrentó durante 50 años a los “yankees”, como él los llamaba.
China, por su parte, ha aglutinado al país alrededor de la causa de la soberanía sobre las islas Spratly, incluyendo los cayos y bajos que sigue sacando a flote. Ha repotenciado sus fuerzas militares, advirtiendo que, si la presión de Estados Unidos y de otros estados continúa, podría ser el inicio de un conflicto armado.
En Colombia la situación es diferente. De pronto ya estamos invadidos y no nos hemos dado cuenta, por casi 15.000 delincuentes con ingentes recursos financieros, apoyados por una extensa red de redes urbanas, simpatizantes dentro y fuera del país, y, con una retaguardia de otros 2000 en Venezuela.
Para completar, en un gesto humanitario se ha recibido a dos millones de venezolanos. Se necesitaría que los servicios de inteligencia maduristas, cubanos y rusos pertenecieran a las milicias celestiales, para que, dentro de los migrantes, no hubieran infiltrado agentes para cumplir determinadas misiones.
Una situación similar nunca la habíamos afrontado. Cuando en la madrugada del 1° de Setiembre de 1932 un grupo de 50 civiles y policías peruanos ocuparon la población de Leticia, Colombia entera se movilizó.
Miles de muchachos se alistaron en las filas del ejército; las niñas se incorporaron como enfermeras voluntarias en la Cruz Roja; y, nuestros abuelos entregaron lo poco que tenían para comprar armamentos para defender la patria. No obstante, el primer soldado colombiano murió, no en el Putumayo, sino en el hospital San José de Bogotá, cuatro meses después.
A diferencia, no solo de lo que éramos en 1932, sino de lo que sucede actualmente en otros países, empezando por los socialistas, en Colombia hemos ido perdiendo el sentido de patria, lo que se considera ahora algo arcaico y desueto.
En París, en junio de 1940 a pesar de que las formidables fuerzas blindadas del general Guderian estaban próximas a entrar a la ciudad, algunos franceses seguían danzando al compás de violines, con una buena botella de champaña en la mano. Varios decían que su futuro con la ocupación podría ser mejor. En ciertos países fuera de los del Eje, empezando por España y algunos de América Latina, los alemanes tenían buenos amigos.
¡Francia se rindió y la mitad de la nación apoyó a los invasores! ¡Nueve días después, Hitler llegaría triunfante a Paris! Nadie lo hubiera imaginado.
(*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.