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Un país en paro, un país indignado

No hay gobernabilidad en el país, las instituciones se han debilitado y la credibilidad en el gobierno es cada vez más nula.

Semana.Com
2 de septiembre de 2013

Las últimas semanas han sido muy difíciles para todos los colombianos. Lo que comenzó con un paro agrario, se convirtió en un gran paro nacional en el que diversos grupos de interés se unieron en torno a una sola causa: exigir el respeto al campesino y al sector rural. Esto evidenció un gran descontento con el gobierno Santos, de tal suerte que salió a relucir la falta de diálogo durante tres años y la incapacidad del gobierno para resolver los problemas del país.

Hoy los ciudadanos tienen que llegar a pie a sus trabajos porque no hay transporte, nuestros hijos no pueden ir a los colegios, debemos pagar sobrecostos por los alimentos, no podemos ir en carretera porque tenemos temor y eso sin contar las pérdidas para comerciantes por sus productos y locales durante los disturbios.

Desafortunadamente, nuestro país se ha ido desmoronando, sentimos incertidumbre para donde vamos, el país no tiene rumbo, vemos un gobierno improvisador y que no conoce las realidades del país. Obtenemos respuestas displicentes del presidente Santos como “no existe el tal paro agrario” o la culpa del paro obedece a problemas de años atrás. Sin soluciones. 

Hoy se reclama por el pueblo (los electores y no electores) un diálogo permanente, una interlocución adecuada, que permita que las dificultades se hablen, se discutan y se solucionen. Se tratan de justificar los paros diciendo que hay infiltrados, que son impulsados por la oposición o que hay intereses oscuros de las FARC, pero no se responde que hay indignación nacional. Las negociaciones se comenzaron tardíamente en Tunja, y ¿el resto del país?

El gobierno actual ha respondido de manera improvisada a todo: paro camionero, paro de estudiantes, paro de transportadores, qué decir del Catatumbo... No es nada nuevo desde agosto del 2010, lo que pasa es que no se había visto tan claro como ahora que se evidencian los problemas de manera simultánea. Lo nuevo no es la protesta social, lo nuevo son los paros como herramienta para obtener la atención del Estado.

No hay gobernabilidad en el país, las instituciones se han debilitado y la credibilidad en el gobierno es cada vez más nula. Si a esto le unimos que se insiste en un proceso de paz que va en contra del mandato entregado al presidente Santos, en contra de los intereses y necesidades de la nación y que favorece a las FARC. Que aún no conocemos lo que se ha pactado y supuestamente se va a refrendar el mismo día de elecciones, como una estrategia electoral impuesta y no democrática. 

No podemos dejar a un lado problemas estructurales que no han recibido tampoco solución, la crisis de la salud, la reforma a la justicia, la posición que se asumirá frente al fallo de La Haya sobre San Andrés, la implementación de los TLC´s dando garantías a nuestros sectores productivos, entre otros temas. ¿Quién responde a esto? 

¿Qué hacer  entonces?  Buscar el rumbo del país, buscar alternativas, buscar gobernantes que cumplan el mandato para el cual fueron elegidos, que cumplan con los compromisos adquiridos, que den soluciones estructurales y no mediáticas. 

Buscar congresistas que realicen debates de control político y no les interese la mermelada,  ministros que quieran llegar a las regiones y dialogar con sus compatriotas. Buscar alternativas políticas donde el ciudadano sea respetado, donde no se olvide nuestra diversidad y nuestra naturaleza rural. Un gobierno que le interesen  temas sociales y no la publicidad. No podemos equivocarnos en las elecciones del 2014. 

*Directora Observatorio de Drogas Ilícitas y Armas
Twitter: @vmanriquezul

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