
Opinión
Una mirada al proyecto de vida del maestro Julio Londoño
La dedicación del maestro al estudio de las fronteras ha contribuido en gran medida a la construcción de una Colombia más consciente.
Culturas, geografía, comercio e historias convergen en las fronteras. Colombia, que comparte las terrestres con Venezuela, Perú, Ecuador, Brasil y Panamá, además de las marítimas en el Caribe y el Pacífico, ha sido testigo de cómo los intercambios y disputas que allí han tenido lugar a lo largo de los años han moldeado buena parte de su identidad nacional.
Así como las fronteras han influido en el desarrollo de nuestro país, han marcado la carrera de uno los mayores expertos en este campo: el maestro Julio Londoño Paredes. Su admirable trayectoria, que abarca desde los rigores de la vida militar hasta las complejidades de la diplomacia internacional y la formación de proyectos de vida como profesor, siempre ha estado marcada por el estudio de las fronteras.
Durante una conversación con el Dr. Londoño, tuve la oportunidad de conocer interesantes detalles sobre su vida y los diferentes campos en los que se ha desempeñado sirviendo al país. Me contó sobre su tiempo en el Ejército Nacional, al que ingresó a la temprana edad de 15 años para formarse como oficial de artillería. A través de su servicio adquirió un profundo conocimiento sobre Colombia y sus complejidades sociales.
Se refirió a cómo, en el pasado, las fronteras eran percibidas como áreas marginales, subestimando su valor estratégico. Luego del incendio de la oficina de fronteras en el Bogotazo en 1948, había quedado un vacío en la gestión de estos territorios, uno que Londoño, impulsado por su pasión y respaldado por la institución, se esforzó por llenar. Fue así como, en 1966, creó la Oficina de Límites y Fronteras dentro del Comando General de las Fuerzas Militares, un paso muy importante para reconocer la relevancia de estos territorios y para fortalecer la conexión de la fuerza pública con los problemas en la periferia nacional.
Su conocimiento en la materia pronto captó la atención del entonces presidente Carlos Lleras Restrepo, quien lo nombró para establecer también una oficina de fronteras en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que lideró por 10 años entre 1969 y 1979.
Así fue como el maestro Londoño recorrió el país no solo durante su vida militar, sino también desde sus roles diplomáticos. Me contó sobre los desafíos que, no hace muchos años, se presentaban para viajar a lugares como Leticia, cuando la única forma de llegar era en un avión que solo volaba cada 15 días. A pesar de las dificultades para desplazarse a un territorio nacional que estaba marginado del interior, Julio recorrió por tierra toda la periferia nacional, incluyendo el Tapón del Darién y todas las costas colombianas. Estas experiencias fortalecieron, sin duda, su amor profundo por nuestro país.
Durante su carrera diplomática, que incluyó embajadas en Cuba, Panamá y la OEA, así como un liderazgo destacado en las Naciones Unidas, y en la que trabajó con líderes de todo el mundo, desde mandatarios de los Estados Unidos hasta presidentes de Perú, Brasil, Chile, Argentina, todo Centroamérica, México y muchos europeos, representó a Colombia con una visión clara de nuestras fronteras y límites, defendiendo los intereses nacionales. Su experiencia y conocimiento sobre el terreno y la historia de las fronteras enriquecieron su enfoque diplomático, permitiéndole navegar con destreza los complejos escenarios políticos y sociales que estas demarcan.
Como formador de proyectos de vida en la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, ha transmitido sus conocimientos a las nuevas generaciones. Su habilidad para negociar en escenarios de conflicto y su amplia experiencia en los temas internacionales son valiosas herramientas que comparte con sus estudiantes, preparándolos para ser los próximos líderes y diplomáticos que Colombia necesita. Recientemente, presentó en la Feria Internacional del Libro de Bogotá su nueva obra Límites y encuentros: Historias de las fronteras colombianas, una nueva contribución significativa desde su rol académico.
La dedicación del maestro Julio Londoño al estudio de las fronteras, desde cada uno de los roles que ha desempeñado a lo largo de su vida, ha contribuido en gran medida a la construcción de una Colombia más consciente de su periferia y con mayor interés en los problemas y las angustias que allí se presentan. A sus 85 años de edad ha sido testigo y protagonista de variedad de eventos significativos de la historia nacional, y su pasión por las fronteras, que ha recorrido de extremo a extremo, sirve de inspiración para los jóvenes de nuestro país.