Home

Perfil

Artículo

El observador

A punta de tesón, Alberto Abello ha dirigido el Observatorio del Caribe, el principal centro de investigación social y cultural de la región, que está cumpliendo cinco años.

6 de enero de 2003

La disciplina es parte de su secreto. Se levanta a las 6, lee los diarios, desayuna con José, su hermano artista, llega a las 8 en punto a la oficina, revisa el correo y atiende durante 10, 12 ó 14 horas los asuntos del Observatorio del Caribe Colombiano. Lo hace con pasión y fe de carbonero, los otros ingredientes que siempre le han permitido sacar adelante sus proyectos. Es Alberto Abello Vives, el economista samario que alguna vez dejó la Costa por Bogotá para trabajar en la academia y en Planeación Nacional y que hace cinco años regresó al Caribe por la vía de Cartagena para crear, a la orilla del mar, una entidad de investigación que ahora, que cumple cinco años, es motivo de orgullo no sólo para él sino para toda la región. El Observatorio ha sido su obsesión. Al principio tenía que explicar que aquello no tenía nada que ver con las estrellas, pero hoy en día la corporación ocupa un lugar importante en la región y más allá de ella. Los elogios que le han hecho a lo largo de estos años personas como Gabriel García Márquez, Elvira Cuervo de Jaramillo y el mismo presidente Alvaro Uribe Vélez así lo demuestran. Enrique Grau, autor del ojo que hoy identifica a la entidad, y Héctor Rojas Herazo (q.e.p.d.), su primer presidente honorario, son algunos de los nombres que se vincularon al Observatorio desde su nacimiento, en 1997, y junto a ellos, los de una "legión de ángeles clandestinos" -como decía el poeta Gómez Jattin- que el Observatorio ha logrado conquistar donde quiera que ha llegado con sus actividades y productos. De su revista Aguaita (palabra castiza que significa mirar con atención), que obtuvo el año pasado el Premio Simón Bolívar, dijo El Espectador que tenía "talla internacional" y que "nada tenía que envidiarles a las publicaciones nacionales", mientras que El Tiempo la señaló como "una revista que se defiende sola". Pero a este logro editorial que alcanza ocho números se suman además 10 libros y 20 cuadernillos que han circulado masivamente. Ocaribe, como se lee en el dominio de su página web, ha organizado además 120 Cátedras del Caribe por toda la región; ha otorgado, junto con el Ministerio de Cultura, 10 becas de investigación cultural; ha realizado más de 30 estudios en economía, ciudades y cultura regional; ha organizado seminarios y conferencias en 13 ciudades de la Costa y Bogotá; ha formado a 13 jóvenes investigadores; trabaja para conformar una red de 100 profesionales dedicados a estudiar el Caribe y pasa de 40 la lista de empresas e instituciones con las que ha trabajado. Hijo de Colciencias, socio del Ministerio de Cultura y hermano de las universidades públicas, el Observatorio del Caribe es sin duda una institución única en el país y ciertamente, un digno representante de ese talante caribeño que sabe cómo hacer las cosas para que salgan bien. Todo esto le ha valido a Alberto Abello y a sus colaboradores muchas satisfacciones y no pocos "sofocos", como él mismo dice. Ahora mismo están moviendo cielo, tierra y mar para que la entidad logre sortear el temporal y pueda mantener, por muchos años más, el ritmo y la calidad de su asombrosa producción. Por algo dijo Gabo: "El Observatorio del Caribe Colombiano merece todo el apoyo posible. La verdad es que no necesita ayuda, sino dinero".