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Un cuento colombiano

Martes 20. La historia que relató el secuestrador parapléjico Porfirio Ramírez durante las seis horas del secuestro del avión de Aires permite hacer una radiografía de los problemas del país

Natalia Carrizosa
2 de octubre de 2005, 12:00 a. m.

Las películas gringas sobre luchas legales de víctimas de injusticias terminan cuando un brillante abogado convence al jurado sobre la inocencia de su defendido y después de tanto padecer, este abraza a sus seres queridos con lágrimas de emoción, suena una música conmovedora y todos salen por unas escaleras blancas sonriendo ante los fotógrafos. Ese no es fue el final de la historia de Porfirio Ramírez. Para el secuestrador parapléjico del vuelo de 25 pasajeros de la aerolínea Aires que el pasado 12 de septiembre hacía la ruta Florencia-Neiva-Bogotá también hubo fotógrafos, pero lo que registraron fue su captura por las autoridades después de seis horas de pánico. La historia que relató Ramírez a la tripulación y a los negociadores es una impresionante acumulación de infortunios que, según él, lo llevaron a cometer un acto desesperado en busca de justicia. Su tragedia no justifica que hubiera puesto en peligro la vida de tantos inocentes, niños incluidos, y afortunadamente los negociadores pudieron hacerlo entrar en razón y someterlo a la justicia. No deja de ser interesante que su historia es una radiografía de varios de los peores problemas de nuestro país.

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