Los procedimientos más comunes en adultos de la tercera edad son los que buscan resolver fracturas, especialmente las de cadera. | Foto: Pixabay

SALUD

¡No apto para mayores!

Una intervención quirúrgica en un anciano tiene un riesgo más alto del normal. Un experto explica cuáles deberían ser las condiciones para entrar al quirófano a una edad avanzada.

29 de agosto de 2017

La población mundial cada vez vive más. Por ello, es habitual que pacientes de edad avanzada acudan con frecuencia al quirófano, una situación que se ha convertido en todo un reto para los profesionales de la salud que deben tratar de disminuir el riesgo de complicaciones. Este grupo de pacientes es muy vulnerable pues ya no cuenta con un organismo tan resistente como el de los más jóvenes. Por eso, es común que presenten enfermedades y condiciones que pueden complicar aún más las intervenciones.

En este tema la edad no es el único factor a evaluar sino también las comorbilidades, el estado general del paciente y el tipo de intervención que se va a realizar. Esas variables son las que más influyen al momento de decidir si vale la pena o no someter a un anciano a una operación. David Rincón Valenzuela, médico anestesiólogo y jefe de las salas de cirugía de la Clínica Colombia explica que las cuatro principales causas de problemas en los quirófanos son las infecciones, el sangrado, las complicaciones cardio y cerebrovasculares y “las tromboembólicas, que son coágulos que se forman en las piernas y pueden migrar a los pulmones y producir muchos problemas”, explica el especialista.

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Los procedimientos más comunes en adultos de la tercera edad son los que buscan  resolver fracturas, especialmente las de cadera, pues las caídas y la fragilidad de los huesos son comunes en esta etapa de la vida. Otra de las intervenciones más frecuentes son las urgencias abdominales como las relacionadas con el colon, la vesícula biliar o el estómago. Las cirugías para tratar el cáncer y la urológica en los hombres también son otras de las mas comunes.

El ingreso a la sala de cirugía es una decisión que debe examinarse con cuidado, pues en algunos casos no vale la pena asumir los riesgos que suponen estas intervenciones, sobre todo en los adultos mayores de 80 años. “Hay pacientes a los que les hace más daño operarlos que no operarlos. Es mejor optar por paliativos y quitarles el dolor que llevarlos a una cirugía”, dice Rincón Valenzuela. Cabe aclarar que  cada paciente es diferente y en cada uno de los casos la estrategia para intervenir quirúrgicamente minimizando los riesgos es distinta.

Aún así, lo que no se puede obviar es una adecuada evaluación preoperatoria y una consulta preanestésica donde se consideran las mejores opciones para cada persona. “En esta valoración obligatoria no solo se define qué tipo de anestesia se va a usar, también se evalúan los factores que tienen los pacientes y que pueden aumentar el riesgo: comorbilidades, el tipo de cirugías y sus antecedentes”, dice Rincón Valenzuela. Por su parte, el experto comenta que muchos le temen a la anestesia cuando lo que hace es reducir los riesgos. “Cuando la anestesia no existía, la mortalidad era del 50 por ciento para todo el mundo. Pero, con su llegada podemos llegar a tener resultados menores a uno por cada millón de procedimientos”, complementa.

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Aunque el riesgo nunca podrá ser nulo, los cirujanos y anestesiólogos han desarrollado protocolos que hacen estos procedimientos cada vez más seguros. “Mediante unas escalas validadas en estudios internacionales, se puede estimar de forma confiable cuál es el riesgo de que un paciente tenga una complicación”, explica el experto y cuenta que “frente a un paciente de 80 años que tiene ciertas enfermedades y va a una cirugía, yo le puedo decir el riesgo de que se infecte, de que le de un infarto o de que requiera una hospitalización prolongada”. De ese modo, los pasos a seguir se toman de acuerdo a ese tipo de escalas que cuantifican el riesgo.

Colombia es un referente en la región en cuanto a estas prácticas. La formación de los anestesiólogos es destacable y la capacidad tecnológica que tienen varios quirófanos en el país hacen que, como dice Rincón Valenzuela, “al menos en las grandes ciudades de Colombia, donde está concentrada toda la capacidad, someterse a esos procedimiento no es más riesgoso que los grandes países del mundo”.