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El amor después del amor

La vida tras el divorcio es muy difícil. Sin embargo cada vez más parejas separadas logran crear lazos de amistad.

30 de noviembre de 2003

Dicen que entre el amor y el odio hay sólo un paso. Tal vez por eso ante una separación o un divorcio muchas parejas sienten que no existe otra opción que dejar de hablarse, evitarse e iniciar una guerra de reclamos y acusaciones mutuas. Eso era lo que Gloria Pérez esperaba que sucediera si sus padres se divorciaban. Sin embargo en enero de este año, cuando los padres le anunciaron a Gloria y a sus tres hermanas que habían tomado la decisión de separarse, no podía creer la calma que los acompañaba. Después de más de 20 años de matrimonio, y de conflicto permanente, ellos discutían sin problemas los dos asuntos más polémicos que trae consigo el divorcio: cómo se reparten los bienes y con quién se quedan los hijos. Los padres decidieron que Gloria, una diseñadora de 22 años y la mayor de la casa, se quedara con su papá y que los otros tres hijos permanecieran con su mamá. Once meses después de la separación todos los miembros de la familia mantienen una buena amistad entre sí. Se reúnen para almorzar los fines de semana, se hablan todos los días y asisten a las reuniones familiares juntos. "La separación no ha sido traumática. Al contrario, ahora es mejor que cuando estaban casados, ya no discuten, se ven relajados y todos estamos felices", comenta.

Aunque a muchos les parece bizarro, Natalia Martínez, una abogada de 45 años que lleva dos matrimonios a cuestas, es hoy por hoy excelente amiga de la primera esposa de su actual marido. Para las fiestas de diciembre siempre se congregan en la misma casa con sus respectivos hijos. Así, los niños, en lugar de sentir que vienen de un hogar roto ven que la separación les generó una ganancia en sus vidas pues sienten a su alrededor a muchas personas que los aprecian y estiman.

Como estas familias muchas otras han encontrado una alternativa al odio después de una separación. La mayoría lo hace para que los hijos no sufran traumas. Es una tendencia que, como lo dijo Florence Thomas en una reciente columna en el diario El Tiempo, es motivo de debate en Francia, un país en donde las parejas están en una búsqueda de nuevas maneras de relacionarse después del divorcio, ya no desde el amor pasional o romántico sino desde el cariño y el afecto que brindan la amistad. ".Existe un ensayo de no romper del todo, de ensayarse a nuevas maneras de ver al 'ex', de no satanizar la relación, de intentar ahorrarse la tan dolorosa etapa de una repentina soledad.", dice la sicóloga Florence Thomas.

Aunque se ven casos como los relatados anteriormente, en Colombia este tema no está documentado. Se sabe que muchas parejas mantienen el vínculo después del divorcio. Lo que no se sabe es cuántas de estas personas que una vez se amaron hoy tienen una relación positiva y cuántas siguen con la herida abierta. Según Norma Rubiano, investigadora de la Universidad Externado de Colombia, quien acaba de culminar una investigación sobre violencia intrafamiliar en Bogotá, los matrimonios en los que hubo violencia física o verbal por lo general siguen vinculados desde el maltrato. "El vínculo emocional no se acaba por decreto, dice. Esa persona no desaparece así como así, sino que sigue siendo parte del grupo de individuos vitales para él o ella".

No obstante, teniendo en cuenta que la estructura familiar ha cambiado en los últimos años y que hoy existen familias superpuestas o poligenéticas en las que cada cónyuge aporta hijos de uniones pasadas, es de esperarse que en muchas las relaciones con los 'ex' se hayan tenido que volver cordiales pues de lo contrario la vida sería imposible. En las investigaciones realizadas por el grupo Mujer y Género de la Universidad Nacional sobre la nueva familia colombiana se puede vislumbrar esa tendencia. "Muchas de esas parejas siguen manteniendo relaciones afectivas sanas con sus antiguas parejas pensando en el bienestar de los hijos. Incluso se ve que algunos, después de la separación, pasan a ser amantes. También observamos que algunos padrastros tienen excelentes relaciones con los hijastros ", dice Yolanda Puyana, una investigadora que vive en carne propia una situación similar. Ella y su ex marido se reúnen en torno a la hija que tienen en común y a esas reuniones invitan a los hijos que tuvieron con sus anteriores parejas, aunque cada cual tenga hoy relaciones afectivas con otras personas. "La familia anterior se mantiene unida porque existe un vínculo afectivo muy fuerte que es absurdo acabar, dice. Nosotros consideramos que la separación no debía ser una pelea. Es rico poder contar con esa persona como amiga".

Pero no todas las parejas pueden llegar a este punto. Según Florence Thomas para poder pasar de amantes a amigos se requiere que las personas estén en un mismo momento afectivo. "Cuando los dos ya están cansados de esa historia es más fácil separarse. Pero cuando sólo uno de los dos tiene ganas de romper -ya sea porque conoció a otro y se enamoró o porque se le acabó el amor-, y el otro sigue enamorado es todo un drama", dice la columnista. De hecho, ella tiende a pensar que en Colombia la mayoría se divorcia "a las patadas" y que las relaciones cordiales después de un divorcio son más la excepción que la norma.

En efecto, según Alvaro Pinilla, abogado de familia, la tendencia más común es que entre las parejas que se quieran divorciar haya muchos resentimientos recíprocos debido a que en ese momento la relación ya está muy deteriorada. Un contacto relajado entre ambos sería muy difícil después de la separación.

Según Pinilla un obstáculo que hace más dolorosa la partida es la arraigada creencia de que el matrimonio es para toda la vida. Por eso muchas personas identifican el divorcio con el fracaso. "Dicen 'voy a rehacer mi vida', como si se la hubieran pegoteado", comenta. Por lo general, este abogado puede pronosticar problemas después del divorcio cuando observa que priman los intereses propios a los de los hijos. "Se quedan enfrascados en rencillas como 'usted me fregó', 'usted era un borracho', 'mujeriego', en lugar de pensar: 'esto no funcionó pero somos padres y tenemos que darles un bienestar a los hijos". También pronostica que habrá difícil relación cuando hay antecedentes de un conflicto matrimonial complejo o años de historia de discusión y pelea. "Tienen formas muy distintas de ver el mundo, entonces, cuando se separan, van a seguir teniendo esas dificultades", dice.

Para poder decir adios

Aunque lo ideal sería que todos se quisieran y vivieran felices en la vida real no hay duda de que decir adiós es muy difícil. No hay fórmulas para separarse de una manera amistosa. Según la sicóloga María Elena López todo depende de cada historia de amor. No es lo mismo separarse de mutuo acuerdo a que uno de los dos abandone la casa o a que aparezca en escena una tercera persona. Cuando esto último sucede la relación después del divorcio es mucho más complicada de manejar. "Para el que queda es una traición. Es muy complejo ver que el señor, después de 25 años de matrimonio se fue sin decir nada y ahora sale con una niña de 28 años", dice López. En estos casos es frecuente ver que las personas se llenen de rabia y ganas de venganza y quedan con la autoestima en el piso. Y cuando se presentan todos estos rencores los padres empiezan a manipularse mutuamente con el dinero y el tiempo para los hijos. "El que debe dar dinero ejerce presión incumpliendo la cuota y el que tiene el poder del tiempo se lo cobra impidiéndole ver a los hijos", afirma Pinilla.

En otros casos las personas asumen posiciones extremas. Unos idealizan a su antigua pareja y piensan que no hay nadie en el mundo como él o ella, Otros la satanizan y creen que fue la peor pareja del mundo y que no hay nada rescatable de la relación. Cuando están fluctuando en estas dos posiciones es muy poco probable que puedan estar en condiciones de atender el duelo de sus hijos. "Los niños no demuestran la tristeza verbalmente sino con malas calificaciones, regresiones, trastornos de hábitos de sueño, hostilidad y aislamiento. Los padres que no han cerrado bien la relación no son capaces de atender esas manifestaciones", dice López.

Otras dificultades como el factor económico, el temor a la soledad, la culpa y el orgullo que también impiden una buena relación después de un divorcio. (Ver recuadro)

Derrumbar mitos

Para lograr pasar del amante al amigo hay que trabajar en varios frentes. En la práctica es preciso atender el duelo de la pérdida con ayuda profesional. María Elena López ofrece una charla en la que habla de la importancia de vivir el duelo con todas sus etapas, sentir la tristeza e identificar cada sentimiento para lograr responder a cada uno de ellos. "Si se trabaja con conciencia es muy probable que el duelo dure menos tiempo de lo que se esperaba", dice. También habla de la importancia de tener tiempo para sí mismo, salir con otras personas y divertirse, ver al futuro y desmitificar los esquemas. "La separación no siempre es una tragedia. A veces puede ser una liberación, una oportunidad para crecer", agrega.

Lograr hacer una lectura distinta del divorcio y de la vida después de un amor exige individuos muy particulares. Se requiere de personas de mente abierta que estén dispuestos a ceder, a negociar y llegar a acuerdos. También se necesita que las dos personas estén dispuestas a pensar más en los hijos que en ellos mismos y a entender que la separación no es producto de la falta de amor sino de la dificultad de vivir juntos. Entender que los hijos necesitan de ambos padres y respetar la relación que cada uno tiene con sus hijos es fundamental. Igualmente se exige una dosis de creatividad para inventarse nuevas maneras de relacionarse.

En un plano más profundo, los expertos consultados opinan que es necesario, además, modificar los conceptos que hoy se tienen de amor y matrimonio y aprender nuevas formas de relaciones. "Se necesita hacer una pedagogía del

vínculo y de las emociones que le permita a la gente tener más herramientas para enfrentar las dificultades socioafectivas, que en este momento son enormes", dice el siquiatra e investigador Carlos Molina.

Las penas del corazón podrían ser menos dolorosas si se entiende que el amor no es para siempre, que es nómada, libre y que a veces abandona o es abandonado. Para Florence Thomas es necesario cambiar el concepto de amor romántico, el amor fusión y que ha sido perpetuado en telenovelas, tangos y boleros. "Es cambiar el 'sin ti no podré vivir jamás' por un 'sin ti he podido vivir e inclusive a veces he podido nacer".

No es fácil, pero cuando se logra no sólo se benefician los divorciados y sus hijos sino también la sociedad, que puede contar con individuos más felices que tejen entre sí relaciones más sanas.