La 'suite' 135 del piso 32 posiblemente estará clausurada por un tiempo para evitar el morbo. Foto: AP

TRAGEDIAS

La suerte de las habitaciones donde murieron famosos

El Mandalay Bay Resort de Las Vegas no sabe qué hacer con la ‘suite’ en la que se alojó y suicidó Stephen Paddock, autor de una de las masacres más grandes de Estados Unidos. Esta es la suerte que han corrido otras alcobas.

21 de octubre de 2017

Un dilema inusitado de la masacre de Las Vegas, ocurrida el 1 de octubre, es qué hacer con la habitación donde se alojó Stephen Paddock, desde donde disparó ráfagas a una multitud que asistía a un concierto, con un saldo de 58 muertos y 500 heridos. Se sabe que estos sitios se convierten en lugares de peregrinaje de curiosos y fanáticos, pero también de personas que quieren homenajear a las víctimas. Así ha pasado con el puente del Alma en París, en el que murió la princesa Diana, o con la habitación 16 de L’Hotel de París, en el cual falleció el escritor Oscar Wilde en 1900, hoy sitios obligados de turismo.

El tema no es fácil de manejar para los hoteles si se tiene en cuenta que las muertes de huéspedes en sus habitaciones son más comunes de lo que parece. Algunos fallecen por causas naturales, pero otros escogen estos lugares para suicidarse y evitar un dolor extra a sus familiares. El médico Paul Zarkowski, en un estudio publicado en 2006 en la revista Suicide and Life-Threatening Behavior, encontró que los residentes de Seattle que se registraban en hoteles de esa ciudad tenían 20 por ciento más probabilidades de suicidarse que quienes se quedaban en sus casas.

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Los hoteles no pueden usar esas habitaciones hasta que la Policía no termine de investigar. Luego deben proceder a desinfectarla. Algunas requieren una redecoración total. Todo es más sencillo cuando el muerto es una persona común. Pero si es algún famoso, fallecido además en circunstancias trágicas, la situación es más difícil. Esto ha sucedido, entre otros hoteles, con el Chateau Marmot en Los Ángeles, donde apareció muerto el comediante John Belushi en 1982; el Swissotel de Bangkok, donde falleció el actor David Carradine en 2009; y el Ritz Carlton de Sídney, donde el cantante Michael Hutchence aparentemente se suicidó en 1997.

Tal vez el caso más emblemático es el de Whitney Houston encontrada en la bañera de su habitación en el Beverly Hilton de Los Ángeles, en la víspera de los Premios Grammy 2012. Los forenses dictaminaron que había muerto ahogada. Pese a que los directivos del hotel intentaron ocultar el número de la habitación, se supo por las grabaciones del número de emergencia 911. Gracias a ello, en los meses siguientes la gerencia del hotel recibió múltiples peticiones de seguidores, médiums, brujos y curiosos que querían pasar la noche en el cuarto 434, a 500 dólares la noche. Ante ese pedido inusitado, el hotel optó por dejarla fuera de circulación por un tiempo. Incluso, si cualquiera recorriera el piso cuatro del lugar, no encontraría la habitación porque retiraron por mucho tiempo la placa con el número que la identificaba.

Algo similar sucedió con el cuarto en el que murió Anna Nicole Smith. En 2007 hallaron si vida a la exconejita de Playboy en el hotel Hard Rock en Florida, según la autopsia por una sobredosis con fármacos recetados por su psiquiatra debido a sus crisis depresivas. Su habitación tenía el numero 607, pero luego de remodelada cambió a 609 para evitar curiosos. Pasaron cinco años para que volviera a estar disponible.

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Si bien estos dormitorios fascinan a algunos, a otros los espantan. En todo caso, en internet pululan los blogs para saber si en un cuarto ocurrió algo así. Pero lo más probable es que nadie se dé cuenta, porque el hotel no lo revela y porque la mayoría elimina cualquier rastro.

En el caso de Las Vegas, MGM Resorts International, propietario del Mandalay Bay, no ha decidido qué hacer con la habitación 135 del piso 32 por la que Paddock pagó 500 dólares por noche. Solo ha reparado sus ventanas doradas, destrozadas por el asesino para cometer la masacre. Según la agencia Reuters, expertos de la industria sin chimeneas opinan que en ese caso sería conveniente sacarla de la oferta, al menos por un tiempo. Pero otros piensan que la deberían eliminar por completo, hasta el punto de no dejar vestigio de que alguna vez existió.