PSICOLOGÍA

¡Se me olvida todo!

Con los años la gente pierde la capacidad de recordar nombres y palabras, pero eso no es necesariamente síntoma de alzhéimer. Un psicólogo inglés revela en su libro las claves para superar estas omisiones.

2 de junio de 2018

¿Cómo es posible que me haya olvidado de su nombre si lo conozco desde hace años?, se preguntan asombrados muchos a partir de los 50 años cuando se encuentran con un conocido y les falla la memoria al saludarlo. Esta situación es más común de lo que parece. “Todos tenemos problemas de la memoria y es común que olvidemos un nombre o dónde están las llaves”, dice el geriatra Carlos Cano. Y no todos esos olvidos significan enfermedad. La gente empieza a tener problemas de retentiva porque al envejecer el cerebro disminuye la memoria reciente o episódica, aquella que maneja el qué, cómo, cuándo y dónde. Además, la recordación depende de la atención y del estado de ánimo y en un momento de ansiedad o de tristeza es posible que el cerebro tome más tiempo en recuperar la información almacenada.

La buena noticia es que hay muchos ejercicios para recordar la información requerida a diario y para evitar el deterioro de la memoria. En su nuevo libro How to Remember Everything, Richard Wiseman, uno de los expertos más innovadores de la psicología experimental, revela trucos para recordarlo todo, desde nombres hasta la ortografía de una palabra. De todos los olvidos, dice, los más comunes son los nombres, las cifras y las contraseñas. Y para todos tiene soluciones. Buena parte de estas consisten en construir acrósticos, una composición en la que las letras iniciales de cada oración forman una palabra al leerse verticalmente; o acrónimos, siglas formadas con dos palabras.

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“Pero eso es apenas la punta del iceberg de la mnemotecnia”, dice el psicólogo. También se pueden usar rimas, como por ejemplo “treinta días tiene noviembre con abril, junio y septiembre, de veintiocho solo hay uno, los demás de treinta y uno”, muy útil para nunca olvidar el número exacto de días en cada mes. “En 1492, Colón navegó el mar en galeón”, y otro tipo de rimas, ayudan a recordar las fechas históricas importantes.

Los acrósticos sirven para crear claves de seguridad. El primer paso es pensar en una frase, canción o poema fácilmente recordable que guarde alguna relación con la cuenta que quiere proteger. Por ejemplo, si quiere recordar la clave para ingresar a su cuenta bancaria puede usar la frase “a dinero en mano el monte se hace llano”, de manera que termine con la clave “ADEMSHLL” que, según Wiseman, es mucho más segura que el nombre del perro o el día del cumpleaños. El acróstico también sirve para recordar. La frase ‘ver para creer’ puede usarse cuando quiera memorizar los colores verde, púrpura y crema.

Para recordar números de teléfono, lo que ya casi nadie hace debido a las funciones de los teléfonos celulares, Wiseman ofrece estrategias eficaces. Pero antes explica que a muchos les resulta difícil memorizar un número grande como 01378106733 porque a la memoria de largo plazo, le cuesta trabajo sacar sentido de esa información. Es posible que los grabe en la memoria de corto plazo pero no en la de largo, donde deberían quedar registrados permanentemente. “La gente cree que la mejor manera de archivar ese dato en el cerebro es repetirlo hasta el cansancio”, dice el autor. Pero eso no solo es un trabajo extenuante, sino ineficaz.

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En estos casos sugiere tener en cuenta que el cerebro tiende a recordar más los objetos y números al principio y al final de una larga lista. A eso se denomina primacía y recencia, y en el caso de la cifra mencionada, el cerebro recordará más el 013 y el 733. Pero si la persona descompone ese número en bloques más grandes 01378 105 733, recordará muchos más. Recomienda entonces descomponer los números telefónicos en grupos de cuatro dígitos, con lo cual será posible recordarlos más fácilmente.

De todos los olvidos, el del nombre de una persona genera más frustración porque no solo es grosero omitir el de alguien ya conocido, sino muy incómodo no retenerlo al acabar de conocerlo. Para solucionar este problema, Wiseman acude a un truco que salvó a Franklin Roosevelt en más de una oportunidad. “Cuando le presentaban a alguien, el presidente imaginaba su nombre escrito en la frente”, dice. La técnica funcionaba mucho mejor si visualizaba la tinta en un color brillante y además si pretendía escribirlo con su dedo índice.

Wiseman explica que la gente olvida el nombre de la persona que le presentan por la sencilla razón de que no escucha. “En ese momento tenemos la atención enfocada en lo que vamos a decir”. Para sobrepasar este obstáculo primero hay que escuchar el nombre de la otra persona e inmediatamente repetirlo en voz alta en medio de una frase: “Un placer conocerte, Ricardo”. Si por algún motivo no oyó el nombre, no hay que sentirse mal por preguntar de nuevo ¿cómo me dijiste que te llamabas?

Durante la conversación es conveniente mencionar el nombre de la persona. Los expertos en neurología saben que los recuerdos almacenados pero no usados se pierden. Wiseman recomienda por lo tanto mencionar el nombre del interlocutor a medida que la charla progresa e incluso volver el tema del nombre un punto de conversación. “Quizás comparta el nombre con alguien que conoce”. Otra opción es sencilla: recordar el nombre mentalmente.

De igual forma, funciona representar el nombre de la persona con una imagen. Esto es efectivo porque el cerebro está diseñado para recordar ilustraciones y dibujos que palabras. “No le dé miedo de hacer esta asociación tan rara como pueda”.

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También es útil escribir en un papel en lugar de digitar en el computador. Así lo confirmó un reciente estudio de la Universidad de Stavanger, Noruega, en el que los científicos les pidieron a los participantes leer un listado de palabras y anotarlas a medida que las escuchaban. Un grupo las escribió de su puño y letra, mientras otros lo hicieron en el computador o en una tableta. Cuando les pidieron recordar las palabras, lo hicieron mejor aquellos que habían escrito la lista a mano.

Por último, cuando una persona no logra recordar una palabra, Wiseman señala que lo mejor es cerrar los ojos. Un estudio publicado en la revista Legal and Criminological Psychology, que analizó el nivel de recordación de los testigos judiciales, encontró que cuando se les pide recordar la escena de un crimen, tienen más nivel de detalle quienes cierran los ojos al hacerlo. En caso de que no tenga éxito con nada de lo anterior, dice el autor, hay que echar mano de un truco casero de toda la vida: atarse un hilo en un dedo. “No hay evidencia clínica de que funcione, pero yo lo uso todo el tiempo y nunca me falla”.

No olvide…

Estos trucos permiten recordar todo, siempre.

Dormir

Las investigaciones señalan que durante el sueño el cerebro desecha información que no necesita y almacena la más importante. Por eso, si tiene un examen o una entrevista, duerma a pesar de la tentación de estudiar toda la noche.

Hacer ejercicio

Un estudio mostró que cuando las personas caminan por una hora dos veces a la semana, tienden a recordar mejor debido a que el cerebro recibe más oxígeno con el ejercicio.

Leer

Un estudio de la Universidad de Stavanger, en Noruega, consistió en pedirle a un grupo de voluntarios leer un mismo texto en papel o en computador. Quienes leyeron el texto en libros tradicionales recordaron más datos que en pantalla. Según los expertos, el contacto de los dedos con el papel y el movimiento para pasar la página estimulan el cerebro para crear un mapa mental de la lectura.

Comer

Ciertos alimentos estimulan la memoria mientras que otros la atrofian. Las grasas saturadas hacen parte de estos últimos. Para incrementar su capacidad, los expertos de la Universidad de Pittsburgh encontraron que la dieta mediterránea, rica en pescados (con alto contenido de omega 3), así como frutas, verduras y nueces es la mejor para el cerebro. Otro estudio hecho por científicos de la Universidad de Exeter sugiere añadir arándanos a ese régimen.

Dibujar

Según un estudio hecho por psicólogos de la Universidad de Waterloo, en Canadá, la gente recuerda los objetos de una lista cuando los dibuja. La calidad de la representación no es importante: no dude en hacerlo con el mercado.