LOS TRABAJOS "PERRATA"

Destacados personajes colombianos le contaron a SEMANA cuál es el trabajo más insignificante de sus hojas de vida.

11 de marzo de 1985

Presidentes que embolaron zapatos, Ministros que vendieron almojábanas, perdiodistas que "prestaron" servicio doméstico en ciudades europeas o empacaron regalos de Navidad en grandes almacenes de departamentos, grandes hombres de negocios que alguna vez en su adolescencia vendieron limonada en los garajes de sus casas. Todo el mundo tiene en su hoja de vida una anécdota que ilustra su "trabajo vergonzante", su oficio "perrata" o su punto de partida para el éxito o la celebridad de que hoy disfrutan. Hay quienes lo recuerdan con cariño e inclusive con orgullo. Otros llegan a sonrojarse solo de recordarlo, y hay algunos que ni siquiera quieren mencionarlo, porque consideran que constituye un lunar en sus vidas. SEMANA realizó una encuesta entre personas que se destacan en diferentes campos, y a pesar de que algunos tomaron como un irrespeto la pregunta y se negaron a responderla, la mayoría contestó con buen humor. Estas son algunas de las "perlas" que se recogieron.

JAIME CASTRO: El ministro de Gobierno recuerda que cuando estudiaba bachillerato en el colegio San Bartolomé de Bogotá, el equipo de fútbol Santa Fe lo contrataba a él y a un grupo de amigos para que recogieran las boletas de los espectadores a la entrada del Campín. "Yo era siempre el último en llegar y por eso me asignaban las tribunas más difíciles de manejar: bajas, sur y norte. Nos pagaban entre tres y cinco pesos por cada tarde. Era el año de 1955 y en esa época eso era una buena paga". Siendo aún más joven, cuando hacía la primaria en Moniquirá, el hoy ministro de Gobierno se ganaba unos centavos clavando las cajas que servían de empaque para los bocadillos.
VIRGINIA VALLEJO: La conocida animadora de televisión recuerda que hace cerca de 13 años fue jefe de relaciones públicas de una empresa que vendía anchetas navideñas. "Me tocaba viajar por todo el país, pero como a los 15 días ya estaba aburrida porque el salario era insultante, y además sentía que la labor que desempeñaba estaba por debajo de mis capacidades. Renuncié al poco tiempo".
OTTO MORALES: "Yo nunca he tenido un trabajo que no sea importante", afirma el político caldense. "Porque yo les pongo a todos mucho entusiasmo y me agradan. De esta forma, lo que ha comenzado como un trabajo "perrata" lo convierto en algo interesante".
IVONNE NICHOLS: Esta relacionista pública cuenta que hace cerca de 25 años tuvo un trabajo que califica de antipático: "Era impulsodora de cosméticos de Helena Rubistein. Solo duré ocho días en el trabajo".
GERARDO MOLINA: Cuando el senador socialista estudiaba sus primeros años de Derecho en Medellín, tuvo un empleo público: "Fui inspector de tráfico y me tocaba examinar a todos aquellos que querían sacar pase para manejar".
MARGARITA VIDAL: Para esta periodista su trabajo menos importante en cuanto a categoría lo desempeñó cuando salió de la universidad y la contrataron en El Espectador. "Pero para mí ha sido el más importante, pues aprendí mucho. Luego todos mis trabajos han sido como una escalera, siempre he ido escalando peldaños".
MARGOTH RICCI: "El trabajo más vergonzante de mi vida, afirma Margoth, es haber dirigido la revista "Antena" en sus dos épocas".
GENERAL (r) JOSE JOAQUIN MATALLANA: El General Matallana estuvo durante 33 años en las Fuerzas Militares, y ahora es ganadero independiente. "En todo este tiempo sólo hay una cosa que me ha tocado hacer aunque va en contra de mis principios: dar recomendaciones o hacer llamadas telefónicas para ayudarle a alguien a conseguir un trabajo o un salvoconducto para un arma. Esto es lo que me parece menos grato, pues aunque soluciona un problema, uno queda con la impresión de que está estimulando esa costumbre tan mala en el país que es la de las recomendaciones".
MARIA EMMA MEJIA: La actual directora de Focine confiesa que alguna vez, estando en Londres, leyó un aviso en el periódico que decía que una familia colombiana necesitaba un chofer. "Y yo necesitaba dinero, luego me presenté. La familia estaba compuesta por cinco mujeres, y el trabajo consistía en llevarlas hasta París. Europa estaba en pleno invierno y el viaje fue terrible. Se me atascó el carro en la nieve, pero finalmente llegamos a París".
LUIS VIDALES: El poeta Vidales resuerda que trabajó como oficial 8° de estadística en la Contraloría General de la República. "Me pagaban $ 80 mensuales. Pero fue un trabajo al que yo le tuve mucho cariño".
PILAR TAFUR: Como muchas otras de su generación, Pilar Tafur se sostuvo en Europa trabajando como aupair. "En Londres servía en la casa de una señora muy rica", cuenta. "Por la mañana hacía trabajos domésticos y por la tarde sacaba a pasear al perro". Pero además, en Suiza: fue mesera de un bar militar, cerca del cantón de Lausana. "En ese trabajo estaba muy bien remunerada, porque las propinas eran buenísimas. Pienso que con mi cara de hija de cacique chibcha los europeos se compadecían y me daban excelentes propinas. Y me atrevería a asegurar que gané más dinero de lo que hoy gano como periodista aquí en Colombia".
KEPA AMUCHASTEGUI: Este conocido actor de teatro y de televisión recuerda que en cierta oportunidad, para poder comer, trabajó durante tres meses lavando platos en el restaurante "Lafayette" de París. "Ganaba muy mal. Sólo me alcanzaba para comerme un sandwich y tomarme una cerveza".
CONSUELO MENDOZA: La actual directora de la revista Diners dice que ella fue la inventora del concurso "Marcas y Lemas", por allá en el año 66. "Al comienzo me tocó a mí vender la publicidad y como los periodistas somos tan malos para eso, y yo en especial tan torpe como Woody Allen, llegaba a donde los gerentes a explicarles el sistema y las hojas se me caían, regaba el tinto... Bueno, el desastre. Sin embargo vendí y logré hacerlo durante 7 años".
JIMMY SALZEDO: Con muy buen humor este músico costeño cuenta que fue pianista en el bar "Miramar", que cuedaba en la calle 24. "Allí iba toda la gente importante de Bogotá. Lo simpático es que la gente iba borracha o se emborrachaba allí, así que yo también me emborrachaba con ellos y éramos todos iguales. Pero al otro día en mi guayaboyo seguía siendo el pianista del bar "Miramar" y la gente importante seguía siendo la gente importante".
JUAN GOSSAIN: El director de RCN relata que "cuando me botaron en 1971 de El Espectador por comunista, (yo había firmado con otros amigos una declaración de respaldo a Fidel), quedé marcado en todos los medios con este estigma, que en esa época era terrible. Entonces me tocó pararme durante muchos días en la calle 19 con carrera 7a para decirle a la gente que pasaba que si quería comprar electrodomésticos y muebles. Por mi cara muchos pensaban que era un "apartamentero", pero otros aceptaban ir hasta mi apartamento que quedaba en la calle 16 a mirar mis muebles. Por este sistema pude subsistir un tiempo".