VIDA MODERNA
Nueve rasgos comunes de los papás de niños exitosos
Estas son algunas de las cosas que hacen las familias con hijos a los que les va bien no solo en el colegio, sino en la cotidianidad de la vida.
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Todos los padres de familia esperan que sus hijos logren, sin mayores traumatismos, las metas de su edad. No solamente son las buenas notas en el colegio, sino también las habilidades para vivir felices en la vida: amigos, juegos, salud, entre muchas otras cosas. Sin embargo, cada vez es más común que los más pequeños sufran de angustias que antes eran más propias de los adultos.
La verdad es que todos los niños son distintos y tienen formas propias de adaptarse a lo que sucede en la vida. Pero también es cierto que mucho depende del ejemplo que les dan sus padres y de la forma cómo ellos les exigen que cumplan sus deberes
El diario Business Insider recopiló, con un nutrido grupo de expertos, los rasgos que tienen las familias que logran que sus hijos sean más exitosos. Estos son algunos de estos.
1. No les evitan las tareas del hogar:
Muchos padres consideran que para que los niños puedan gozar más, es necesario que otras personas les solucionen esas pequeñas tareas de la vida diaria: les tiendan la cama, les arreglen el uniforme del colegio, les organicen los juguetes. Según el portal, esto es un grave error. “Si los niños no lavan los platos, significa que alguien los está lavando por ellos.. y así ellos lo que están aprendiendo es que otros siempre trabajaran por ellos”, señala a ese medio Julie Lythcott-Haims, antigua decana de Stanford University y autora del libro "Cómo criar a un adulto”. Según los expertos esto se traducirán luego en habilidades muy apreciadas en el mercado laboral, pues las tareas del hogar no solo enseñan el concepto de equidad, sino el hecho de ser parte de un equipo.
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2. Les enseñan la importancia de ser buenos con otros
Los padres de personas exitosas les exigieron a sus hijos no solamente rendir en el ámbito académico, sino también a respetar y llevárselas bien con los demás. Un estudio de la Universidad de Duke que siguió a 700 niños desde preescolar hasta los 25 años, demostró que el éxito académico y laboral no necesariamente estuvo en quienes de pequeños tenían mejores notas, sino en quienes construyeron mejores relaciones con sus pares. De adultos lograron conseguir y conservar un trabajo más rápidamente. El estudio también concluyó que aquellos que tenían comportamientos más egoístas tenían más posibilidades de meterse en líos en el futuro.
3. Esperan mucho de ellos
Parte del éxito de la vida adulta también tiene relación con la fe que los padres les expresan a sus hijos. "Lo que una persona espera de otra se convierte en una profecía cumplida”, asegura el Business Insider. El hecho de que los padres confíen en que sus hijos pueden llegar a ser exitosos es clave para que efectivamente lo hagan. La psicóloga infantil Gloria Isaza agrega que “cualquiera que sea la ruta que los niños escojan, lo importante es que ellos sean quienes determinen cuáles son sus metas. Hay que enseñarles que esos caminos tienen unas reglas y que a veces lo importante no es llegar primero sino llegar mejor”.
4. Los papás también fueron buenos estudiantes
Según Business Insider, los estudios han demostrado que los hijos de padres que lograron altos niveles educativos suelen tener mayor éxito académico. Un estudio de la universidad de Michigan demostró que los hijos de quienes terminaron el bachillerato tenían más posibilidades de terminarlo también. Se sabe que este es uno de los problemas del embarazo adolescente, que ha sido catalogado por instituciones como el Banco Mundial como una de las principales trampas de la pobreza.
5. Les exigen aprender matemáticas
Diferentes estudios han demostrado que aprender matemáticas es importante para lograr algunas habilidades necesarias para la vida. Por eso, esta materia es central en la mayoría de programas escolares alrededor del mundo. Este aprendizaje no está solamente centrado en lo que se aprende en el colegio sino que tiene que ver con la forma en que se maneja la cotidianidad. “Los otros profesores, los padres, los hermanos y hermanas mayores, todos tienen un papel que desempeñar. En este sentido, cada profesor deberá ser un profesor de matemáticas. En lo esencial, las matemáticas de la vida corriente, lo mismo que la mayor parte de los demás conocimientos necesarios para subsistir, tales como atravesar la calle, leer un mapa o ver la hora, se adquieren con la práctica”, señala en un libro el experto Douglas A. Qualding. Aprender conceptos básicos en los primeros años de vida resulta determinante en la adolescencia y la adultez para casi todas las áreas del conocimiento.
5. Saben siempre donde están sus hijos
Hace algunos años en Colombia se hizo famosa una propaganda que siempre hacia esta pregunta. Aunque últimamente se ha hecho evidente los problemas de sobreproteger a los niños, lo cierto es que vigilarlos y estar pendiente de que no se metan en problemas sigue siendo una de las claves de la crianza. Como dice el columnista de Semana.com y Phd en sicología, Efrén Martínez, “los niños, niñas y adolescentes que cuentan con la presencia y el seguimiento de sus padres son menos victimas de Bullying, sufren de menos depresión e ideación suicida, desarrollan menos trastornos alimenticios, tienen menos conductas antisociales y se enredan menos con el manejo del juego y el internet”.
6. Son muy cercanos a sus hijos cuando están pequeños
La relación de confianza entre los niños y sus papás también es determinante para que les vaya bien en la vida. Estos lazos se construyen en especial en la primera infancia. Como señala un informe de Unicef “los efectos de lo que ocurre durante el período prenatal y durante los primeros meses y años pueden durar toda la vida. Todos los componentes fundamentales de la inteligencia emocional –confianza, curiosidad, intencionalidad, autocontrol y capacidad para relacionarse, comunicarse y cooperar con los demás– que determinan de qué manera el niño aprende y establece relaciones en la escuela y en la vida en general, dependen del tipo de atención inicial que reciben de padres, madres”. La atención y la buena nutrición que se les brinda en esos momentos permiten que el cerebro se fortalezca para enfrentar luego mejor la adultez.
7. No se estresan tanto
El amor de los padres por sus hijos a veces se traduce también en grandes preocupaciones. Pero diferentes estudios han demostrado que angustiarse en la crianza no se traduce en cosas positivas para los niños. Un artículo del Washington Post recogió un estudio en el que se asegura que las mamás que pasan todo el tiempo con los hijos no necesariamente tienen con ellos los mejores momentos, por cuenta del estrés y las preocupaciones del hogar. Sin embargo, que quienes pasan menos horas pero con actividades de más calidad logran que los niños tengan actitudes más positivas. En el libro “Atención: Niños estresados!” el pedagogo Germain Duclos asegura que el desencadenante principal de este mal en los niños es el propio estrés de los padres.
8. Les preocupa la buena alimentación
Comer bien siempre es importante, pero en los primeros años de vida es definitivo. Estar bien nutrido es esencial para que los niños tengan buen rendimiento escolar y puedan responder a las actividades diarias sin cansarse en exceso. Según la FAO, los niños que no están bien alimentados crecen más lentamente o menos de lo debido, tienen poca energía para jugar, estudiar o hacer cualquier tipo de actividad física y fácilmente pueden tener enfermedades como anemia o deficiencia de vitaminas. En la adolescencia es necesario que coman más pues es un momento de la vida en el que el cuerpo gasta más energías. En el caso de las mujeres, las necesidades de hierro aumentan una vez se desarrollan. Los padres que tienen claro que la alimentación es fundamental les hacen un gran aporte a sus hijos.
9. Los animan a tener otras actividades
Las actividades extracurriculares a veces suelen verse como sobreprotección. Sin embargo, uno de los mejores regalos que pueden darle los padres a sus hijos es una actividad que les guste hacer en la vida. Diferentes estudios han demostrado los beneficios de aprender a tocar un instrumento: mejora la memoria, la agilidad mental y la concentración. Los deportes, por otro lado, enseñan disciplina y a trabajar en equipo, como casi ninguna otra actividad. Bailar ejercita la coordinación, ayuda a evitar las malas posturas y permite lograr equilibrio.