INTELIGENCIA EMOCIONAL
Seis rasgos que evidencian la falta de inteligencia emocional
Cuando se busca la clave del éxito, a veces la respuesta no está en mejores calificaciones o más rendimiento laboral, sino simplemente en poder controlar la difícil cotidianidad de la vida. Señales de qué algo anda mal.
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La inteligencia emocional ha comenzado a ser uno de los rasgos más valorados en un ser humano. La razón tiene que ver con que muchas veces el éxito profesional o familiar tiene más que ver con la forma cómo las personas se enfrentan a la vida que con el IQ o las calificaciones académicas.
Se trata de un campo que ha sido estudiado desde 1983 gracias la introducción que se hizo del tema desde las inteligencias múltiples, investigadas por Howard Gardner, sicólogo y profesor de la Universidad de Harvard.
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El concepto de inteligencia emocional fue acuñado por primera vez en 1993 por los sicólogos John D. Mayer y Peter Salovey. Hay personas a quienes se les dificulta aplicar en el día a día este tipo de inteligencia, son incapaces de notar estas falencias en sí mismos o de entender las reacciones de quienes los rodean. Semana.com habló con tres sicólogos y estableció seis señales que pueden evidenciar su ausencia.
- Mostrar estrés cuando los otros no entienden algo que usted explica
Es común ver personas que se molestan con facilidad cuando los otros no logran comprender lo que están tratando de explicar. Frases como “¿Es tan complicado de entender?” o “cualquiera puede entenderlo” demuestran pocas habilidades sociales. Agustina Varela sicóloga de la Universidad del Salvador en Argentina afirma que esta es una falla en la capacidad de empatía “Estas personas les cuesta entender que hay muchas formas de hacer y de interpretar las cosas, las personas tenemos nuestra forma de procesar la información”, afirma. Según la sicóloga estas personas son muy estructuradas y pueden llegar a presentar algún rasgo esquizoide pero sin llegar a la gravedad de presentar esquizofrenia.
- Hacer bromas o burlas creyendo que nadie se va a disgustar
Puede ocurrir que el sentido del humor sea diferente en cada persona dependiendo de la situación, cuando no se tiene en cuenta esto es posible que ante una broma o un chiste que se piensa primero como inofensivo o inocente termine sorprendiendo a los demás. “Esto sucede porque las personas no entienden que los otros actúan de manera diferente y tienen una sensibilidad distinta”, afirma Varela. La sicóloga aconseja primero conocer bien a las personas que lo rodean y entrar en confianza para saber qué comentarios son más adecuados.
- Pensar que el gusto por el trabajo está sobrevalorado
No disfrutar del trabajo es una señal que evidencia la falta de inteligencia emocional. Además, porque cuando el trabajo se disfruta se obtienen mejores resultados. Para Daniel Gallardo, sicólogo de la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina, es un error trabajar en algo que a uno no le gusta, aunque es entendible que muchas personas opten por tener un mal trabajo por el dinero. “Recibir dinero por algo que no nos gusta hacer genera un displacer”, dice Gallardo.
- Culpar a los demás por el trabajo en equipo mal hecho
El trabajo en grupo implica que el desempeño individual puede fallar y es responsabilidad de todos ayudar al miembro que cojea. Por lo general esto se presenta en individuos que consideran que solos pueden hacer mejor el trabajo. También está relacionado con trabajar en algo en lo que no se está a gusto. Gallardo dice que es importante reconocer las aptitudes en las que se es mejor para que haya buen flujo de trabajo.
- Sentirse molesto cuando le preguntan por su estado de ánimo
Para Adriana Oñate, sicóloga de la Universidad de San francisco de Quito y máster de la Universidad de Belgrano en Argentina “al hacer esta pregunta mucha gente se sorprende de lo poco que se conocen a sí mismos”, dice Oñate, quien aconseja reconocer la manera en cómo el estado anímico puede afectar el comportamiento. Ser cerrado para contar sus problemas o las situaciones de estrés que enfrenta en la vida puede afectar la forma como se relaciona con los demás.
- Negarse a cambiar de opinión
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Para Oñate esta dificultad para aceptar que las cosas no siempre tienen que permanecer iguales proviene de algo que desde el cognitivismo los sicólogos llaman ‘sistema de creencias. “Una vez que se forma en el ser humano una idea en su mente, respecto a su propio éxito o fracaso, persisten en esa creencia aunque las evidencias demuestren lo contrario”. La sicóloga explica que las personas creen en lo que les genera gratificación emocional y alimenta su narcisismo. Aferrarse a una evidencia inicial crea un “guión mental” que después es difícil de modificar