SEXO SEGURO

La vida sexual femenina no se deteriora con lahisterectomía. Incluso podría mejorar.

24 de enero de 2000

La histerectomía ha sido uno de los procedimientos quirúrgicos al que más le temen las
mujeres. Esta cirugía, que consiste en la remoción del útero y los ovarios y que se diagnostica cuando hay
tumores benignos en esa regióndel cuerpo, causa todo tipo de miedos y ansiedades. No es tanto por la
cirugía en sí sino por las consecuencias posteriores a la intervención. Siempre se ha creído que, como
consecuencia de la amputación de sus órganos reproductivos, las mujeres afectadas empiezan a sentir
cambios hormonales, depresión, incremento del pelo facial y hasta podría causar la llegada temprana de la
menopausia. Además de lo anterior se tiene como hecho que la histerectomía disminuye la libido, la
intensidad de los orgasmos y la lubricación vaginal. Esa creencia se apoyó en viejos estudios científicos. Uno
de ellos, publicado en 1982 demostró que 33 de 46 mujeres con histerectomía habían tenido una pérdida total
o parcial de su deseo sexual. Pero todo indica que esa evidencia está revaluándose. Una investigación de la
Universidad de Maryland, que involucró a 1.300 mujeres, concluyó que la vida sexual mejora después de la
histerectomía. La mayoría de las mujeres que participaron en la investigación así lo afirmaron. Durante el
estudio, que duró dos años, las participantes dijeron que la actividad sexual y el placer habían permanecido
iguales o incrementado después de la cirugía. La proporción de mujeres que experimentaban dolor durante
las relaciones sexuales bajó de manera drástica y el número de aquellas que reportaron deseo sexual con
mayor frecuencia, incrementó significativamente. No obstante hubo un pequeño porcentaje de mujeres que
reportaron dolor y pérdida del deseo después de la cirugía, aunque esas condiciones pueden ser tratadas con
medicamentos.Los investigadores a-firmaron que el aumento en el interés sexual en estas mujeres se
debía en parte a que la histerectomía había aliviado los síntomas producidos por los tumores. "Es posible
que estas mujeres se sientan mejor después de la histerectomía y que la función sexual mejore también en
la medida en que mejora su salud y calidad de vida", concluyeron. El estudio fue hecho por cuatro mujeres
de la facultad de medicina de la Universidad de Maryland, quienes vieron la necesidad de investigar sobre el
tema, pues la información previa sobre las consecuencias de este procedimiento en la vida sexual de las
mujeres era contradictoria.En los años 70 la histerectomía era una cirugía practicada casi que en forma
rutinaria. Se diagnosticaba para mujeres con fibromas en el útero, una especie de tumores benignos que a
veces causan síntomas como sangrado exagerado entre o durante los períodos menstruales, dolores de
estómago y de espalda, dificultad para orinar, abortos o dificultad para quedar embarazada. A pesar de ser
muy popular hace tres décadas el número de histerectomías bajó considerablemente. En 1975, 8,8 mujeres
por cada 1.000 se había sometido a esta cirugía. En 1996 esa cifra bajó a 5,5 mujeres por cada 1.000.
Esta baja se presentó en la medida en que se inició una campaña con médicos y pacientes para restringir
este procedimiento y gracias a que surgieron técnicas alternativas para tratar las condiciones para las cuales
la histerectomía antes era la única solución. Aún así es una cirugía muy común entre las mujeres. Esta
nueva investigación ha sido un paso adelante en el estudio sobre las preocupaciones sexuales de las
mujeres, un tema que no ha tenido mucha atención en el mundo. Pero también será de gran valor para
quienes necesitan la cirugía pero que por temor a sus consecuencias siempre habían desechado la idea
de someterse a ella. De ahora en adelante tendrán como apoyo para tomar la decisión el reporte de este
grupo de mujeres para quienes su vida sexual, después de la cirugía, volvió a ser intensa y placentera. n¿Una
operación innecesaria?La histerectomía consiste en la remoción del útero. Puede ser radical cuando
involucra además la extracción de los ovarios. Según Leonore Howe, 30 por ciento de las histerectomías se
practican como tratamiento a los fibromas, tumores benignos que crecen en esta región del cuerpo. El 20
por ciento se realizan por endometriosis y otro 20 por ciento por desórdenes menstruales. El doctor Stanley
West, jefe del departamento de endocrinología reproductiva en el Hospital Saint Vicent, de Nueva York, tiene
sus propias estadísticas y considera que el 90 por ciento de las histerectomías son innecesarias. Según él,
este tratamiento debería ser reservado solo para casos de cáncer y otras enfermedades que pongan en riesgo
la vida de las personas. Hoy existen tratamientos alternativos a la histerectomía. De todas maneras
es conveniente que las personas obtengan toda la información de su médico sobre este tema antes de tomar
una decisión. Un buen sitio para conocer más acerca del tema es el web site de la Hysterectomy
Educational Resources and Services (HERS) Foundation (www.dca.net_hers). Los resultadosEn el estudio
de Maryland la mayoría de pacientes oscilaba entre los 35 y los 49 años de edad. Dos tercios de la muestra
estaba conformada por mujeres blancas y tres cuartos estaban casadas o vivían con una pareja. Los
investigadores las entrevistaron antes de la cirugía y después de ésta, cada dos meses durante dos años.
Esto fue lo que encontraron:n La relaciones sexuales se incrementaron después de la histerectomía. Después
de la cirugía el promedio de episodios sexuales subió de 2,3 a 3,1 a la semana. El porcentaje de mujeres que
no eran activas sexualmente cayó de un 30 a un 23 por ciento.n El porcentaje de mujeres que experimentó
dolor durante la relación sexual bajó a 15 por ciento dos años después de la cirugía. Antes esa cifra era de 45
por ciento. El porcentaje de quienes experimentaron orgasmos subió de 63 a 72 por ciento. El porcentaje
de a-quellas que no tenían orgasmos cayó de 7,5 a 5 por ciento.n El deseo sexual, al menos una vez al
día, aumentó a 50 por ciento un año después de la operación. Antes esa cifra era de 35 por ciento. Después
cayó a 45 por ciento al final del segundo año de estudio.