La idea de que hay muchos universos es considerada una revolución científica igual o aún mayor a las llevadas a cabo por Isaac Newton o Albert Einstein. | Foto: Semana.com

ASTRONOMÍA

¿Vivimos en un multiverso?

La idea de la existencia de un multiverso, antes considerada irracional, toma aún más fuerza con los últimos descubrimientos astronómicos.

Jorge Alberto Cote Rodríguez (*)
27 de octubre de 2016

Por increíble que parezca, cada vez hay más certeza de que nuestro universo no es el único que existe sino que estamos rodeados de muchos otros más. Según los descubrimientos científicos de los últimos años en el campo de la astrofísica, la existencia de un multiverso cobra aún más fuerza.

Todavía no se sabe cuántos universos hay, si su número es finito o infinito; ni tampoco se conoce cómo son. Podrían ser réplicas iguales que se rigen por las mismas leyes de la física y en los que podrían vivir dobles exactos de nosotros. O podrían ser distintos, gobernados por otras leyes físicas en las que una especie de vida inteligente podría respirar metano en vez de oxígeno.

La idea de que hay muchos universos es considerada una revolución científica igual o aún mayor a las llevadas a cabo por Isaac Newton o Albert Einstein. Desde el surgimiento de la ciencia y la filosofía occidental en Grecia en el siglo VI a. C., siempre se tomó como punto de partida que solo existe un universo.

Tuvieron que pasar más de 2.600 años para que la comunidad científica comenzara a cuestionar esa verdad. Las sospechas de un multiverso comenzaron a surgir con la física cuántica en 1935 cuando el físico austriaco Erwin Schrödingerel propuso su famoso experimento del gato para explicar una de las características de la física cuántica. El procedimiento imaginario consistía en meter un gato en una caja oscura y sellada con una botella de gas venenoso y un dispositivo radiactivo que al activarse rompería la botella y liberaría el gas.

Un observador ubicado fuera de la caja no puede saber si el dispositivo se activó o no, ni tener certeza de si el gato está muerto o sigue vivo, lo cual significa que en ese momento de la observación hay dos realidades superpuestas que existen al mismo tiempo. Pero si el observador abre la caja sabe si el gato murió o sigue vivo. Es decir, esa realidad superpuesta se convierte en una sola. Este experimento es la forma más sencilla para explicar uno de los principios de la física cuántica que dice: “Todo en el universo es en realidad un conjunto de probabilidades, las cuales ‘colapsan’ a un valor específico cuando el universo es observado”.

En 1957, Hugh Everett III concluyó, al estudiar este principio de la física cuántica, que al haber miles de realidades superpuestas y miles de posibles observaciones era bastante probable que existieran también miles de universos. Esto quiere decir que, por ejemplo, en el caso del gato de Schrödinger habría dos mundos paralelos: uno en donde el gato está vivo y otro en donde está muerto. Según este razonamiento, si se tira un dado no existe una posibilidad entre seis de que caiga en un número, sino que en el mismo momento de lanzarlo se desprenden 6 realidades paralelas, de tal manera que aunque en nuestro universo el dado haya caído en el número 1, en otros cayó en el 2, 3, 4, 5 y 6.

Aunque hoy en día científicos de talla mundial como Stephen Hawking, y Murray Gell-Mann aceptan la teoría de los universos múltiples, sus antecesores la consideraban un cuento más cercano a la ciencia ficción. Sin embargo, en los últimos 30 años, a medida que se ha logrado comprender los sucesos ocurridos en los microsegundos después del Big Bang, han empezado a surgir nuevas teorías que avalan la existencia del multiverso. La más interesante de ellas es la de la inflación cósmica propuesta en 1981 por el físico y cosmólogo Alan Guth para solucionar varios problemas de la teoría del nacimiento del universo.

Esta tesis parte de la idea de que microsegundos después de ocurrido el Big Bang, el universo se expandió a una velocidad mucho más grande que la velocidad de la luz. Según Guth, una cienmillonésima de billonésima de billonésima de segundo después de nacer el cosmos creció 100 billones de billones de veces y formó sus características actuales. Sin embargo, la teoría explica que en este crecimiento exponencial hubo partes del espacio-tiempo que se expandieron más rápidamente que otras, creando burbujas que se rigen por sus propias leyes físicas. Para Guth, el multiverso podría parecerse a una olla de agua hirviendo en la que constantemente se crean burbujas grandes y pequeñas que chocan unas entre sí o que simplemente desaparecen.

Cuando Guth propuso su teoría hace 30 años, la comunidad científica la recibió con escepticismo, pues era imposible de probar. Pero los descubrimientos de los últimos años comienzan a darle la razón a Guth y a sus colegas científicos como Andrei Linde. Entre 2010 y 2013, el telescopio Planck elaboró el mapa de la radiación cósmica producida por el Big Bang que confirmó el modelo cosmológico estándar creado en los últimos 100 años. Luego de varias revisiones y ajustes los científicos encontraron en el mapa una fuerte concentración de radiación y un ‘punto frío’ en el hemisferio sur que no puede ser explicado con las leyes actuales de la física. Para algunos de los defensores de la teoría de los multiversos la existencia de esas anomalías solo pueden ser explicadas por la interacción o ‘tirón’ gravitatorio de otros universos.

Las certezas de la existencia de un multiverso aumentaron desde hace dos años cuando científicos han encontrado la prueba de la existencia de las ondas gravitacionales. Linde, compañero de Guth, ha dicho que este descubrimiento además de probar la teoría de la inflación cósmica también podría demostrar la existencia de los multiversos. Según él “es posible inventar modelos de inflación cósmica que no permitan un multiverso, pero es difícil. Todos los experimentos que aportan credibilidad a la teoría inflacionaria nos dan indicios que señalan que el multiverso es real”.

* Periodista de Especiales SEMANA.