CON EL DOLOR A CUESTAS

La escoliosis, una enfermedad común que no tiene cura, pero que puede evitarse con un diagnóstico precoz en la infancia.

7 de enero de 1985

"Ahora a los niños hay que terminarlos a mano", dice una mamá en el consultorio de un ortopedista, mientras espera que a su hija de 15 años, a quien se le ha diagnosticado un problema de escoliosis, le toque el turno con el médico. La escoliosis es un desorden muy común que, por lo general, se presenta entre los 10 y los 13 años de edad, cuando la estructura del esqueleto se está desarrollando más rápido. Tres de cada 200 víctimas poseen columnas cuya curvatura es inferior a los 20 grados. En la mayoría de estos casos, la deformidad no empeorará, pero uno de cada 200 pacientes verá agravado su estado a causa de que su columna tomará una forma de C o S, caso en el cual requerirá un cuidadoso tratamiento.
A pesar de que la distrofia muscular, el polio, la parálisis cerebral y otros desórdenes neuromusculares pueden causar la escoliosis, en el 80% de los casos ocurre sin ninguna causa aparente. De ahí que se hable de una dolencia ideopática, recurriendo al término que los griegos utilizaban para calificar los desórdenes que no tienen causa conocida.
Si no se trata adecuadamente, la escoliosis puede producir efectos devastadores. A medida que se agudiza la deformación de la columna, las vértebras rotan hacia el interior de la curvatura ocasionando que la columna se tuerza y haciendo que las costillas ligadas a las vértebras, se desplacen. Las costillas en el interior de la curvatura tienden a juntarse unas con otras, mientras aquellas colocadas en el exterior tienden a separarse. Eventualmente, la caja torácica se estrecha presionando el corazón y los pulmones, y obstaculizando su normal funcionamiento. A pesar de que es dolorosa y algunas veces incapacita a quien la sufre, la escoliosis ideopática raras veces es fatal. En casos muy avanzados la cirugía se hace necesaria, pero en la actualidad se están perfeccionando técnicas que no sólo mejoran las condiciones de la columna del paciente, sino que le otorgan mayor libertad de movimiento, mientras la columna está sanando. A pesar de que la condición nunca puede ser eliminada enteramente, en los casos menos serios los ejercicios electrónicos, producen muy buenos resultados.
Detectar a tiempo el problema es la clave. La mayoría de los niños con curvaturas hasta de 40 grados, pueden ser tratados sin cirugía si la escoliosis es diagnosticada a tiempo, e incluso ha llegado a afirmarse que si los niños en edad escolar fueran sometidos a un tratamiento apropiado para esta dolencia, el número de adultos que sufre de deformidades por la escoliosis podria reducirse tanto como en el 90% en la próxima generación. El problema es tan común que en países como los Estados Unidos, en 19 estados, ya existen leyes que exigen que a los niños de colegio se les realicen exámenes, con el fin de descubrir si se presenta esta dolencia. El examen es muy sencillo y una enfermera puede hacerlo en 30 segundos. Consiste en hacer que el niño se incline hacia adelante con los brazos colgando libremente, para observar cualquier signo de desigualdad en los hombros, las caderas o alguno de los costados de la espalda. Lo ideal es que los niños sean chequeados entre los 10 y los 16 años, que es el momento en el que sus cuerpos dejan de crecer. Aunque los Rayos X siguen siendo la técnica por excelencia para determinar el grado de la curvatura de la columna, algunos ortopedistas están intentando disminuir la exposición de sus pacientes a la radiación, utilizando una técnica llamada "topografía Moiré", que consiste en la proyección de una luz especial sobre la espalda del paciente y que permite, sobre la base del patrón de luces y sombras que genera, saber si existe o no una atrofia de la columna. Si el paciente tiene escoliosis, el patrón será asimétrico.

LOS TRATAMIENTOS
Aun cuando la escoliosis, como se afirmó anteriormente, no puede curarse del todo, en la actualidad se viene utilizando con mucho éxito un tratamiento eléctrico que puede contrarrestar su progreso. La gran ventaja de esta terapia es que puede hacerse durante la noche, mientras el paciente duerme. Se utilizan dos electrodos que se colocan en la espalda, cerca a los músculos externos de la curvatura. Un pequeño generador envía impulsos eléctricos a los músculos varias veces durante un minuto, estimulando contracciones que mantienen la curvatura en o cerca de su posición original. En algunos casos, las contracciones pueden incluso reducir la curvatura.
En los casos extremos, los pacientes sólo tienen un recurso: la cirugía. Aunque usualmente sólo se hace necesaria una operación, en casos extremos puede requerirse más de una, y el cirujano puede verse incluso en la necesidad de operar la columna desde el frente y no por la espalda.
Desde 1960 se ha venido utilizando una técnica conocida como "el implante Harrington". Consiste en enganchar una varilla metálica que posee un mecanismo de trinquetes, semejante al de los gatos de los carros, a las vértebras que se encuentran por encima y por debajo de la curvatura. Luego se endereza esta curvatura alargando la varilla con ayuda de los trinquetes (ver gráfico). La técnica Harrington ha resultado exitosa en el 98% de los casos y puede reducir la deformación de la columna en una proporción del 60%, que es la máxima corrección que se puede lograr con cualquier técnica de implante. Sin embargo, en algunos casos, el movimiento natural del paciente se ve afectado. Para evitar ésto, los cirujanos han adoptado otro sistema de implante, la técniea Galveston, que no sólo logra la máxima corrección de la columna, sino que además, garantiza el movimiento natural de la misma. En este procedimiento se atraviesan cables por el canal neural y alrededor de los lados de cada vértebra de la curvatura se coloca una varilla que ha sido doblada siguiendo los contornos de la columna (ver recuadro). Debido a que cada vértebra se ata individualmente a la varilla, la forma natural de la espalda se mantiene.
Sin embargo, el daño de la columna es un riesgo en cualquier operación de escoliosis. Si los cables se tensionan demasiado, la circulación sanguínea puede ser reducida y puede llegar a producirse parálisis. Por éso, los cirujanos nunca enderezan totalmente la columna. El método Galveston presenta un peligro especial, debido a que los cables pasan a través del canal neural que contiene la médula espinal. Esta corre el peligro de ser lesionada durante la cirugía, lo que puede producir la parálisis de la parte inferior del cuerpo del paciente.
Una nueva técnica que combina elementos de las dos anteriores eliminan la necesidad de acordonar el canal neural. Esta variante implica la utilización de dos varillas, pero en lugar de ser atadas a cada vértebra, lo son a través de varios ganchos similares a los utilizados en la técnica Harrington. Las dos varillas se mantienen unidas a través de un sistema de varillas más pequeñas (ver gráfico).
Aún cuando es seguro que otros procedimientos quirúrgicos contra la escoliosis irán apareciendo con el tiempo, a largo plazo sólo puede dependerse del diagnóstico precoz, del cuidadoso seguimiento del progreso de la curvatura de la columna y de la terapia preventiva, para evitar la cirugía. El tratamiento de un niño a una temprana edad es sencillo y poco costoso y, además retribuye en forma generosa: no sólo impide que cuando se convierta en adulto tenga que someterse a la tortura de una operación, sino que evita que tenga que pasar el resto de su vida sometido a un permanente y paralizante dolor.

TECNICAS PARA CASOS DE CIRUGIA

PREPARACION PARA CIRUGIA
Los ortopedistas comienzan el procedimiento mediante la remoción de las protuberancias óseas a lo largo de la parte central de la columna. Dependiendo de la técnica que vaya a emplearse, se descubre el canal neural o se busca sitio para los implantes. También se raspa la capa gruesa del hueso que cubre la vértebra y se utilizan pedazos de ella para los implantes.

METODO HARRINGTON
Después de que el hueso exterior de la vértebra es removido, el ortopedista engancha una varilla de metal a la vértebra por encima y por debajo de la curvatura. Luego, utilizando un trinquete se tensiona lentamente la varilla para enderezar la curva. Algunos cirujanos dividen las protuberancias óseas en los dos lapos de la columna, para obtener unas especies de aletas de hueso. Estas posteriormente son dobladas para mantener seguro el implante del hueso.

TECNICA GALVESTON
Después de hacer pasar los cables a través del canal neural y alrededor del anillo óseo de cada vértebra de la curvatura que se va a corregir, los cirujanos colocan una varilla curva, que actúa como palanca, entre los cables. A medida que la varilla se empuja hacia el centro de la columna, el cirujano tuerce cada cable para mantener la varilla en su sitio. Una segunda varilla se coloca a lo largo del otro lado de la columna y se asegura también con cables. Finalmente, los cirujanos doblan hacia abajo los terminales de los cables retorcidos, para evitar que sobresalgan. Los implantes de los huesos, colocados longitudinalmente a lo largo de los bordes externos de las varillas, eventualmente se unirán a las vértebras y las fortalecerán.