Una oración basta para sanar, en especial cuando se hace con fe, de ahí que muchos acudan a Dios cuando se sienten heridos y no hay nada que los consuele. Es tanto el poder del Señor que tiene la capacidad de escudriñar lo más profundo de los corazones y brindar el alivio deseado, incluso en las rupturas amorosas.

Quien esté mal por cuenta del final de un matrimonio, por ejemplo, puede pedir a Dios la ayuda para tener calma, para reencontrarse, para continuar su camino solo. Incluso puede prender una vela, como ofrenda al Señor ante una petición y muestra de su devoción.

La oración además es una manera de mostrarle fidelidad a Dios. | Foto: Getty Images

Ahora, si la tristeza es tanta que no sabe cómo empezar la oración y la manera en que debe expresarse en su comunicación con Dios, lo mejor es comenzar con un Padre Nuestro y seguir con la siguiente plegaria, sugerida por el portal Soy Segundo.

Oración para pedirle a Dios aliviar un corazón roto

“Mi amado Señor, vengo delante de tu presencia con el corazón destrozado. Mi vida está hecha pedazos, no sé cómo llegué a esta desesperación y dolor.

Dios es el camino cuando la vida se torna nublada, en especial durante una separación. | Foto: Brand New Images

Quise ser fuerte, quise creer que todo estaba bien, quise pensar que iba a alcanzar la paz, pero no he podido. Me siento hundido en un vacío llamado depresión; la angustia y la amargura se han apoderado de mi vida.

Me ha causado mucho dolor esta separación, he creído que no puedo levantarme. Por eso, corro a ti, porque tú eres un Dios sanador, tú eres quien puedes aliviar las aflicciones de mi corazón.

La Biblia puede ser una buena consejera para quienes están buscando una guía. | Foto: Getty Images

Vengo a ti como un Dios sanador, un Dios que me sostiene, me restaura, me vivifica y me muestra el camino que debo seguir.

Tengo la plena seguridad y fe que me levantarás, me harás caminar nuevamente por tu presencia y me permitirás ver tu propósito en mí. El dolor, la angustia y la desesperación sale de mi corazón.

Así lo declaro, ¡Amén!”.