Como los niños pequeños que esperan con ansias cumplir años y llegar a la mayoría de edad, los colombianos soñaban con alcanzar una población de 50 millones de habitantes, un hito que se tenía proyectado para 2018, pero que finalmente se alcanzó en 2020.
Cincuenta millones posicionaron a Colombia entre los 30 países más poblados del mundo y le dieron un gran atractivo a ojos de los inversionistas por su cantidad de habitantes, a lo que se suma que este es un país de ingresos medios y no pobre, como erróneamente se suele creer.
Posicionar cualquier producto en un mercado de semejante tamaño es atractivo para muchas industrias. Incluso fue una de las razones que dieron los nuevos dueños de Wom para comprar una empresa que literalmente estaba pasando agua.
Si bien el crecimiento poblacional se ha desacelerado, el número de colombianos continúa aumentando. Según la más reciente actualización hecha por el Dane, con base en el censo de 2018 y teniendo en cuenta fenómenos como la caída en la tasa de natalidad y la migración, actualmente en el país hay 52,6 millones de personas, de las cuales 40,2 millones viven en zonas urbanas y el resto en el campo.
Del total actual, 25,7 millones son hombres y las demás, mujeres. Entre los varones, el grupo más alto es el de los 29 años, que suman 345.529, y hay 2,5 millones de más de 60 años. Entre las colombianas, la edad con más personas son los 26 años, con 357.091 mujeres, mientras que las mayores de 60 años son 3,53 millones.
Si bien el Dane ya había proyectado una desaceleración en el crecimiento poblacional, la actualización más reciente revela que esta será aún más pronunciada de lo esperado. El pico se alcanzaría en 2043, dentro de 18 años, con 56.048.194 habitantes. Esto representa un incremento de casi 3 millones frente a la población actual, lo que equivale a un crecimiento anual promedio de apenas 166.000 personas.
Sin embargo, la población colombiana se empezaría a achicar después de 2043, para volver de nuevo a los 50 millones en 2070.
Piedad Urdinola, directora del Dane, explica que las actualizaciones dependen de la disponibilidad de nueva información y se hacen cada dos años, siguiendo los estándares de Naciones Unidas. En la realizada esta semana, el principal cambio estuvo en la reducción de la población por efectos de la menor natalidad, “lo cual alarga el bono demográfico por la menor presencia de población en edades dependientes infantiles, siendo un logro social por efectos de la mayor esperanza de vida asociada con la mejora de la calidad de vida y con el acceso a los derechos reproductivos”.
Camilo Herrera, fundador de la firma Raddar y experto en temas de consumo, señala que el cambio en la población colombiana, con menos bebés y más adultos mayores, afectará muchos sectores de la producción en el mediano plazo, como es el caso de la fabricación y venta de pañales. De hecho, eso ya se ve en decisiones empresariales como la que tomó Essity, antes Grupo Familia, de no producir más sus pañales marca Pequeñín y quedarse solo con pañales para adultos.
Herrera agrega que los principales impactos se sentirán en el largo plazo, cuando habrá menos hijos para mantener a los padres no solo por temas económicos, sino también de cuidado.
En 2043, cuando se llegue al pico de población, habrá 4 millones de hombres mayores de 60 años y 5,4 millones de mujeres, mientras que los menores de 20 años, de ambos sexos, serán 9,2 millones.
La reducción poblacional podría llevar a que el PIB por persona crezca más fácilmente en el futuro, y ese es un indicador clave de desarrollo económico: actualmente, Colombia tiene un PIB per cápita de 7.900 dólares (33 millones de pesos), que lo ubica en el séptimo puesto en América Latina. México y Brasil, con muchos más habitantes, tienen PIB per cápita mayores (12.800 y 9.900 dólares, respectivamente).
Andrés García-Suaza, decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, señala que, aun cuando los cambios demográficos suelen tomar décadas, en Colombia están ocurriendo a un ritmo mucho más acelerado que en Europa. En ese continente, el envejecimiento poblacional se volvió un problema prevalente hace unos 20 años, y una de las respuestas para enfrentarlo fue fomentar la migración.
Aunque se estima que cerca de 2 millones de venezolanos han llegado a Colombia –en su mayoría más jóvenes que la población nacional–, su presencia no ha logrado frenar la caída en el número de nacimientos. Según García-Suaza, sin esa migración, el descenso habría sido aún más pronunciado.
Agrega que la capacidad productiva de un país se ve afectada por la composición de su población, y, si en el mediano plazo Colombia va a perder habitantes, eso impajaritablemente tendrá un impacto sobre el consumo, en temas relacionados con el cuidado de los adultos mayores y con la educación, donde ya se ve el cierre de colegios y jardines infantiles. Es factible que ese fenómeno también llegue a las universidades, lo que a futuro irá cambiando el peso de este tipo de instituciones dentro de la economía.
García-Suaza indica que las proyecciones de población han cambiado bastante frente a lo que se esperaba hace cinco años y se ve en sectores como el cafetero, donde estiman que entre 2040 y 2050 su población va a comenzar a caer. Esto, probablemente, llevará a una contracción del sector, lo que es clave para el agro y para la economía en general.
A eso se suman matices demográficos regionales, pues, si bien la población se reduce en todo el país, hay zonas en donde la tasa de envejecimiento puede duplicar el promedio nacional. Así, en el Eje Cafetero el proceso va más acelerado que en zonas como la costa atlántica.
Actualmente, en el Eje Cafetero viven 2,8 millones de personas; en diez años será una cifra similar y, en 20 años, 2,7 millones. Por su parte, en Barranquilla y su zona metropolitana se pasará de 2,28 millones en 2025 a 2,35 millones en 2035 y a 2,37 millones en 2045.
Tal desafío demográfico exigirá a los más de 50 millones de colombianos acostumbrarse a oír menos primeros llantos y ver más pasos lentos.