No se ha acabado la pandemia y ya volvieron los ‘trancones’ al aeropuerto El Dorado. Las aerolíneas del país, a través de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), expresaron su preocupación al director saliente de la Aerocivil, Juan Carlos Salazar, frente a las demoras que se presentan en la terminal aérea de Bogotá, principal centro de operaciones aéreas del país.
El principal problema que exponen las aerolíneas afiliadas a la IATA es la implementación del Ground Delay Program (GDP), mecanismo que aplica la Aerocivil cuando se presentan muchos vuelos de entidades del Estado o fuerzas militares y de seguridad.
La Aerocivil, para dale vía libre a estos vuelos, lo que hace es incluir este tipo de servicios en las horas pico o de mayor tráfico. Eso deriva en retrasos en algunos vuelos de las aerolíneas comerciales. En términos muy coloquiales, en la fila habitual de aviones se ‘cuelan’ estos vuelos no comerciales.
Por eso lo que pide la IATA es que se prioricen los vuelos comerciales, frente a los vuelos del Estado que incluyen los que realizan Policía, Fuerza Aérea y Ejército.
El tema es muy complejo debido a que muchos de los vuelos de entidades del Estado están relacionados directamente con el proceso de vacunación, movilización de personal del Esmad para atender el paro u operativos del Ejército y Policía que, por obvias razones, no se pueden aplazar.
Sin embargo, también está el avión presidencial, los jet privados de empresas y millonarios y hasta pequeñas avionetas. El Dorado recibe de todo y a toda hora.
En la actualidad, el aeropuerto de Bogotá tiene una restricción de 47 vuelos por hora cuando lo habitual son cerca de 74 vuelos por hora. Esta menor capacidad obedece a que no hay suficiente personal vacunado de bomberos y controladores aéreos. Se busca favorecer, con esta medida, el distanciamiento y una operación más segura para evitar contagios por la covid- 19.
Por eso durante muchas horas del día el aeropuerto se parece a la versión prepandémica: es decir una terminal llena de gente, con largas filas y demoras para el despegue de vuelos.
“De la manera más respetuosa queremos poner en conocimiento el impacto negativo causado al sector por la constante aplicación de GDP (Ground Delay Program) lo cual es aún más gravoso en la fase de recuperación de la operación aérea en Bogotá por las constantes manifestaciones sociales y la crisis del COVID-19″, indica la carta que envió este 21 de junio el country manager de l IATA en Colombia, Andrés Uribe, al director de la Aerocivil.
Según la IATA, desde el 29 de mayo pasado las dependencias de tránsito de la autoridad Aeronáutica han aplicado el GDP para el aeropuerto Eldorado en las franjas horarias principalmente de la tarde.
Esto ha generado un impacto negativo en el cumplimiento de los itinerarios de las aerolíneas y la consecuente afectación a los usuarios del transporte aéreo por las demoras y retrasos significativos.
“Así mismo, vemos con gran preocupación que esta medida, adoptada de manera general a todos los operadores del aeropuerto Eldorado sin ningún tipo de distinción y en donde en ocasiones se ha dado prioridad a la aviación del Estado y no regular, no permite el cumplimiento de lo aprobado por la misma entidad en la planeación estratégica para las aerolíneas a través de la plataforma SCORE”, indica la IATA.
Para el gremio aeronáutico, esta decisión afecta negativamente el cumplimiento de itinerarios, la imagen de las aerolíneas ante los pasajeros, incrementa los costos operacionales y administrativos y demora la reactivación del sector frente a la temporada alta de vacaciones de mitad de año.
Las aerolíneas indicaron que han adoptado medidas operacionales para cumplir con la hora real de despegue y así no afectar a los usuarios.
“Sin embargo, estas medidas son de difícil cumplimiento en el momento en que son implementados varios GDP para un mismo día”, dijo la IATA.
El gremio le pidió al director de la Aerocivil que se analice por parte de la Dirección de Servicios a la Navegación Aérea (DSNA) la posibilidad de reactivar el “Command Center” donde se puedan adoptar medidas tácticas operacionales de manera eficiente y ágil entre las áreas operacionales de las aerolíneas y las dependencias de afluencia de tránsito (ATFM).