El potente terremoto de magnitud 8,8 que sacudió el pasado lunes la península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, no solo generó alertas por su fuerza y las olas de tsunami que alcanzaron zonas del Pacífico, sino que puso en el foco un punto neurálgico de la estrategia militar rusa; las bases navales en la bahía de Avacha, donde se aloja parte del poder nuclear submarino del Kremlin.

Aunque no se han reportado víctimas mortales ni daños mayores, la cercanía del epicentro, siendo a unos 100 kilómetros, con instalaciones como Rybachiy, sede principal de la Flota del Pacífico rusa, ha generado incertidumbre sobre la posible afectación a una de las infraestructuras militares más sensibles del país.

Esta base alberga submarinos nucleares estratégicos de la clase Borei y Borei-A, diseñados para transportar misiles balísticos intercontinentales con cabezas nucleares, componentes clave de la de disuasión del ejército de Vladimir Putin.

En la zona también operan submarinos de ataque como los Yasen-M, considerados por Estados Unidos como una de las mayores amenazas submarinas actuales, además de unidades más antiguas como los Oscar-II y sumergibles de propulsión convencional.

Submarino de misiles balísticos nucleares Dmitriy Donskoy (TK-208). | Foto: 2017 Anadolu Agency

Hasta el momento, no se han difundido reportes técnicos que confirmen daños a estas unidades, pero analistas advierten que incluso alteraciones menores del nivel del mar podrían comprometer la seguridad operativa, desde colisiones accidentales en muelles hasta filtraciones durante trabajos de mantenimiento.

Uno de los elementos que más ha captado la atención internacional es la posible presencia en la bahía del K-329 Belgorod, el submarino más largo del mundo, modificado para portar el arma estratégica Poseidón, un torpedo nuclear diseñado para generar tsunamis radiactivos capaces de burlar sistemas de defensa.

Además de su capacidad destructiva, el Belgorod cumple funciones de inteligencia submarina y misiones encubiertas, lo que incrementa su valor estratégico. Aunque su ubicación exacta no ha sido confirmada, su despliegue en Avacha ha sido contemplado por el Ministerio de Defensa ruso, lo que añade relevancia al sismo.

El sismo ocurrió cerca de las instalaciones de los submarinos rusos. | Foto: Libre de derechos

A la preocupación se suma el volcán Klyuchevskaya Sopka, que entró en erupción casi al mismo tiempo que el terremoto. Esta coincidencia refuerza la percepción de vulnerabilidad de una región considerada clave para el equilibrio de poder nuclear global.

La geografía de la bahía de Avacha podría haber amortiguado parcialmente el impacto del tsunami, y las instalaciones fueron diseñadas con la amenaza de guerra nuclear en mente, lo que sugiere cierto grado de resiliencia ante catástrofes naturales. Sin embargo, como señalan analistas de medios especializados, la naturaleza no siempre respeta previsiones militares.

Por lo que señalan que concentrar una parte tan significativa del poder armamentístico ruso en una sola ubicación representa un riesgo estructural, tanto desde el punto de vista estratégico como geológico.