Cárceles transformadas en oficinas del crimen, calles sometidas al terror de fusiles y granadas y gobiernos acorralados por el poder del narco: Ecuador vuelve a asomarse al abismo y se declara en “conflicto armado interno”.

Estas son las claves de la violencia en el país, que pasó de ser un paraíso de paz en Sudamérica a convertirse en una nación sumida en la guerra por el botín de la droga, con una tasa de 46 asesinatos por cada 100.000 habitantes en 2023, la más alta de su historia.

Se viven momentos de tensión en Ecuador. | Foto: AFP or licensors

Amotinamientos

Tras asumir el poder en noviembre, el presidente Daniel Noboa fijó la mira en 22 estructuras vinculadas con el tráfico de drogas. Las tres principales se hacen llamar Los Choneros, Lobos y Tiguerones. Tienen alianzas con organizaciones extranjeras como el mexicano Cartel de Sinaloa y coordinan su operación desde la cárcel ante la mirada cómplice de guardias penitenciarios, especialmente en Guayaquil (suroeste), según denuncias de organizaciones civiles.

En ese puerto reinó por doce años desde su celda Adolfo Macías o “Fito”, líder de Los Choneros, hasta que se escapó sin un solo disparo, según estableció el domingo un operativo militar de control. El joven presidente de 36 años enfrenta a los ejércitos del narcotráfico con promesa de mano dura.

Dentro de las penitenciarías, los presos están hacinados. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reportó en 2022 que la población carcelaria era 36.599 personas, cuando la capacidad es de 30.169 (21,3% de superpoblación).

Amos y señores de las cárceles, donde cuidan como tesoros sus arsenales, los reos suelen amotinarse. Los choques entre bandas terminan en masacres que han dejado más de 460 presos muertos desde 2021. Esta semana retuvieron a 125 guardias penitenciarios y 14 funcionarios administrativos después de la fuga de “Fito”, en hechos que aún no han sido relacionados entre sí por las autoridades. Uno de cada tres presos tiene nexos con el tráfico de drogas, de acuerdo con estudios independientes.

Ecuador atraviesa una difícil situación de inseguridad. | Foto: AFP or licensors

Bandas sin control

Analistas estiman que la violencia “extrema” en Ecuador se intensificó durante el gobierno de Guillermo Lasso (2021-2023). La administración del conservador resultó un tironeo permanente entre el poder de la fuerza pública y las bandas criminales, donde los ataques con coches bomba, las balaceras y los secuestros dejaron de ser novedad en las principales ciudades.

Noboa sigue la línea de Lasso pero fue más allá y anunció la construcción de cárceles de máxima seguridad en buques y selvas aisladas, el fortalecimiento de la inteligencia y el control de fronteras con drones y radares.

El gobernante más joven en la historia del país proclamó el fin de los tiempos en los que los criminales “le dictaban al gobierno de turno qué hacer” y emprendió acciones para “recuperar el control” de las cárceles. El anuncio del llamado “Plan Fénix” le cayó como un baldazo de agua al narco, que respondió con la fuga de “Fito” y un inicio caótico del 2024.

Militares patrullan el perímetro de la prisión de El Inca durante el estado de excepción en Quito, Ecuador, el martes 9 de enero de 2024. El país ha registrado una secuencia de ataque después de que el gobierno decretara estado de excepción, tras la presunta fuga de la cárcel de un peligroso líder de un grupo crimina. | Foto: Copyright 2024 The Associated Press. All rights reserved

Conflicto armado

Noboa salió vencedor de una carrera por la presidencia en la que fue asesinado el aspirante Fernando Villavicencio, síntoma de que Ecuador tocaba fondo como lo hizo su vecino Colombia en el siglo pasado.

“Ahora se va a enfocar en enfrentarlas dentro de una óptica que él mismo (Noboa) ha definido como parte del conflicto interno militar (...) La mano dura se establece ahora de manera explícita y con una gran legitimidad de la población, porque ya está agotada, está harta de esto”, analiza Carrión. Para ello cuenta con una fuerza de unos 60.000 soldados, casi el número de agentes de policía.

Con información de AFP.