Numerosas víctimas del delincuente sexual Jeffrey Epstein han dado testimonio de las infames fiestas del magnate. Él y Ghislaine Maxwell, su cómplice, reclutaron mujeres menores de edad para ser víctimas de violencia sexual por parte de sus diferentes “clientes” en su mansión en Florida, su casa en Nueva York y en su complejo de Little St. James en las Islas Vírgenes de Estados Unidos.
La relación de Epstein con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido uno de los temas más controvertidos desde su primer mandato, pero ha tenido una presión mediática exponencial que ha definido su segunda estancia en la Casa Blanca, pues la petición de la publicación de los reconocidos archivos Epstein toma fuerza.
Un nuevo capítulo llegó esta semana con los correos electrónicos publicados el miércoles por el Partido Demócrata que podrían demostrar que Trump sabe más acerca de las andanzas ilegales del fallecido delincuente sexual de lo que ha admitido hasta ahora públicamente. Como respuesta, los republicanos de la Cámara de Representantes publicaron 20.000 páginas de documentos relacionados con el caso Epstein, en los que destacan correos electrónicos y mensajes inéditos del caso.
Sin embargo, Trump mantiene su postura. Por medio de una publicación en su red social, Truth Social, alegó que todo se trata de una farsa orquestada por los demócratas, que en ese momento no habían llegado a un acuerdo para superar el cierre del Gobierno. “No debe haber desvíos de la atención hacia Epstein ni hacia nada más, y cualquier republicano involucrado debe centrarse únicamente en abrir nuestro país y reparar el daño masivo causado por los demócratas”, dijo el mandatario.
Los correos inéditos
En 2011, mientras Trump hablaba de su postulación a la presidencia, Epstein ya se enfrentaba a los primeros pleitos legales. El primer correo revelado esta semana se remonta al 2 de abril de ese mismo año, en el que Epstein menciona que Trump pasó horas en su casa con una víctima, que, más adelante, los republicanos del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes identificarían como Virginia Roberts Giuffre.
“Quiero que te des cuenta de que ese perro que no ha ladrado es Trump”, dice el correo de Epstein. Asegura que Giuffre “pasó horas en mi casa con él, y nunca ha sido mencionado”, en referencia al presidente.
Virginia tenía 16 años cuando cayó en las manipulaciones de Maxwell, que la reclutó de adolescente cuando trabajaba en Mar-a-Lago. Roberts acusó a Epstein, Maxwell y Andrés Mountbatten-Windsor, anteriormente conocido como el príncipe Andrés, entre sus abusadores. Virginia, una de las tantas víctimas de los delitos de Epstein, se suicidó a los 41 años.
“La señora Giuffre, que en paz descanse, sostuvo que nunca presenció nada inapropiado, que el presidente Trump siempre fue extremadamente profesional y amable con ella”, afirmó Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en defensa del presidente.
En otro correo, se mostró que, en 2015, el periodista Michael Wolff, quien escribió la biografía del presidente Trump en su primer gobierno, y Jeffrey Epstein mantenían un intercambio de mensajes con el propósito de comentar cómo respondería Trump a los medios si le preguntaban por su relación con él en el debate presidencial de ese año. “Creo que deberías dejar que se ahorque solo. Si dice que no ha estado en el avión ni en la casa, eso te da una valiosa moneda política y de relaciones públicas. Puedes hacerlo quedar mal de una forma que potencialmente te beneficie, o, si realmente parece que podría ganar, podrías salvarlo, generando así una deuda”, le aseguró Wolff vía email a Epstein.
Sin embargo, no hay constancia de que Trump haya respondido ninguna pregunta relacionada con Epstein en ese entonces, y no es claro que lo haya hecho después, a pesar de las afirmaciones de Wolff.
En 2016 mantuvo conversaciones con Wolff. En otro correo, el periodista trató de persuadir a Epstein para atentar contra la reputación de Trump después de ganar las primeras elecciones de 2016. El asunto del mensaje decía: “Ahora podría ser el momento”.
“Hay una oportunidad esta semana de que des un paso al frente y hables de Trump de tal forma que te granjees una gran simpatía y ayudes a acabar con él. ¿Te interesa?”. No se ha esclarecido si Epstein respondió el mensaje.
Un año después, Trump eligió a Rene Alexander Acosta como su secretario de Trabajo. Acosta fue fiscal de Florida en 2008, cuando aceptó un acuerdo que dejó a Epstein libre de cargos federales por tráfico sexual ese año. Sin embargo, en el juicio a Epstein, Acosta negó la defensa que había hecho del delincuente sexual.
Epstein escribió un mensaje a Roy Black, su abogado defensor, preguntando quién representaría a Acosta en las audiencias. No se conoce respuesta a este correo. Pero quizá la prueba más grande con respecto a las implicaciones de Trump en los asuntos ilegales de Epstein son los emails que datan de 2019, cuando acusaron formalmente a Epstein por delitos sexuales. Luego, aparentemente, se suicidó en prisión.
El 31 de enero de 2019, Epstein le envió otro correo a Wolff en el que afirmaba que Trump “sabía de las chicas” e incluso le había pedido a Maxwell que parara lo que estaba haciendo. “Trump me pidió que renunciara, nunca fui miembro”, aseguró Epstein. “Por supuesto que sabía sobre las chicas, ya que le pidió a Ghislaine que parara”, agregó. El último de los correos data del 13 de junio de 2019. Poco antes de ser detenido ese mismo año, Epstein recibió un correo de Richard Kahn, uno de sus asesores, con específicos datos bancarios del presidente Trump, incluidos préstamos, ingresos y ganancias de la fundación de Trump. Richard Kahn calificó el informe de Trump como “100 páginas de disparates”.
Sin embargo, no es clara la finalidad de la investigación de los activos de Trump por parte de los asesores de Epstein, al igual que tampoco se sabe si hubo respuesta de este.
¿Habrá consecuencias?
El panorama político en Estados Unidos es incierto. A pesar de haber finalizado el cierre del Gobierno, el más largo en la historia de Estados Unidos, el tema de los archivos del caso Epstein incómoda increíblemente al Gobierno Trump. Es una verdad innegable que el actual presidente y el fallecido criminal sexual tuvieron una estrecha relación, en la que Trump estuvo presente en su boda, fue frecuentemente mencionado en cantidades de comunicaciones tanto de él como de Maxwell, con cartas y ahora correos que dejan en una posición difícil al mandatario estadounidense.
“No hay nada todavía que lo involucre en algún hecho doloso, punible o criminal, pero sí es cierto, y ya está confirmado desde hace mucho tiempo: Trump formaba parte del círculo social de Epstein”, sentencia Javier Maza, analista político. “Así que ¿Cuál es el misterio? ¿Por qué Trump y su administración han negado la existencia de los archivos Epstein? Esto es una contradicción histórica”, afirma. Agrega que “Trump tiene muchísimas cosas para preocuparse. No hay ni una sola encuesta de aprobación ciudadana a su favor”. Y puntualiza: “Todas las mediciones lo desaprueban, hasta en el manejo de la economía, que siempre fue el fuerte de Trump”.
Igualmente, Manuel Camilo González, profesor de la Universidad Javeriana, asegura que, si la figura de Trump de alguna forma termina siendo enlodada, “esto repercutirá en la suerte que pueda tener el Partido Republicano en las elecciones de midterm de 2026”.
De acuerdo con González, de comprobarse los señalamientos, se podría generar una “ola demócrata” en el panorama electoral de Estados Unidos. La impopularidad de Trump durante su presidencia se sumaría a escándalos de su vida personal, lo que provocaría un fuerte desgaste no solo para el expresidente, sino también para el Partido Republicano. Los demócratas, en este escenario, lograrían capitalizar y aprovechar electoralmente estas situaciones a su favor.