Una guerra es lo que ha prometido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra los carteles del narcotráfico que operan en la región y que envían sustancias ilícitas hacia territorio norteamericano. Pero más allá de las evasivas que ha mostrado el Gobierno de Washington a mostrar sus verdaderas intenciones, todo muestra que las operaciones que ha lanzado la Casa Blanca tienen el único fin de sacar a Nicolás Maduro del poder en Venezuela.

Estados Unidos lleva desde agosto desplegando buques, submarinos, drones y hasta un portaaviones en medio de sus operaciones contra los carteles del narcotráfico. Además, desde el cielo han venido atacando a diferentes supuestas embarcaciones ligadas a agrupaciones ilegales, dejando hasta el momento al menos 61 muertos en intervenciones militares que han sido más que polémicas, de las que críticos del presidente Trump aseguran que se tratan de ejecuciones extrajudiciales.

Durante todo el despliegue militar autorizado por el presidente Donald Trump ha emergido la duda de si realmente Washington busca derrocar a Nicolás Maduro del poder en Venezuela, o solo quiere desarticular y atacar a los carteles que Estados Unidos liga al régimen chavista, como el Tren de Aragua o el cartel de los Soles, este último, según las autoridades estadounidenses, estaría liderado por el dictador y su séquito, en el que participan personajes como Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López.

Donald Trump y Nicolás Maduro | Foto: AP/Getty Images

Pero todo ha cambiado en las últimas semanas. Cada informe que se filtra, muestra que Estados Unidos tiene una intención real de que Maduro salga del poder, sea porque él se vaya o porque Washington lo arreste o lo ataque directamente en suelo venezolano.

La prueba reina llegó esta semana, cuando la agencia AP reveló que Estados Unidos había intentado que el piloto personal de Nicolás Maduro lo traicionara y lo entregara a las autoridades estadounidenses. El hombre señalado era el general Bitner Villegas, quien habría sido abordado por oficiales de inteligencia en República Dominicana y se le habría ofrecido una fortuna a cambio de que desviara algún vuelo con el dictador a bordo para entregarlo a las autoridades estadounidenses.

“A cambio de desviar el vuelo del presidente a un lugar donde pudiera ser detenido por las autoridades estadounidenses, el aviador se haría rico y se ganaría la admiración de millones de venezolanos”, reveló la agencia de noticias. Pero tras ires y venires, Villegas se echó para atrás y dejó un mensaje a los agentes norteamericanos: “Los venezolanos estamos hechos de otra cosa. Y lo que menos somos es traidores”, cuenta el informe que muestra que los mismos oficiales de Washington, luego, lo delataron en redes sociales.

Bitner Villegas, piloto de Maduro | Foto: SEMANA

Este fue el primer momento en que se conoció que Estados Unidos estaba realmente buscando sacar a Maduro del poder y formaba parte de su agenda internacional, pero no es la única muestra del alcance de Washington. Por ejemplo, en entrevista con 60 Minutes, el senador Rick Scott dio una advertencia al dictador: “Si yo fuera Maduro, iría a Rusia o a China ahora mismo. ¿Por qué? Sus días estarán contados. Algo va a pasar. Ya sea interno o externo, creo que algo va a pasar”.

También, durante una entrevista con Luis Carlos Vélez en su programa Línea de fuego, el exembajador de Estados Unidos en Venezuela, James Story, aseguró que “Nicolás Maduro tiene los días contados y la acción en su contra podría ser en los próximos 30 días”, manifestó. Y sobre las posibilidades de este ataque, dijo que hay un “80 por ciento (de probabilidad) de que vamos a hacer algo con el objetivo de que Maduro salga del poder. Ese es el objetivo que tenemos”.

Donald Trump siempre ha sido un enemigo del régimen de Nicolás Maduro, pero ahora se decidió a tomar acción contra él. Sobre este cambio, Luis Carlos Vélez también habló con el ex enviado especial en Venezuela Elliott Abrams. “Cuando Trump ganó, hubo personas, sobre todo John Bolton, que presionaron para que se tomaran más medidas… y no podía vendérselo al presidente (…) Este año no parecía que hubiera nada parecido a lo que estamos viendo. ¿Qué cambió? Ese es el misterio”, señaló.

Nicolás Maduro, habla durante una marcha | Foto: AFP or licensors

Otro de los puntos importantes para demostrar la implicación de Washington es que el presidente Trump autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas en territorio venezolano, incluyendo ataques letales contra objetivos ligados al narcotráfico y realizar una serie de operaciones en el Caribe. Según reportó The New York Times, formaría parte de un esfuerzo por derrocar a Nicolás Maduro.

En general, Estados Unidos envía cada semana nuevos mensajes al dictador venezolano y asegura que no tendrá piedad contra él. “Venezuela es base central para el narcotráfico. También para el tráfico de armas y de humanos. Sabemos que el régimen de Maduro es un cartel y son terroristas (…) Venezuela es un centro del terrorismo. Estas organizaciones son ISIS”, dijo Stephen Miller, jefe del Gabinete en la Casa Blanca, que selló su comentario manifestando que “son terroristas y serán asesinados”.

Mientras tanto, en Caracas, el régimen ha respondido con movilizaciones militares y un discurso de resistencia. Nicolás Maduro reunió a su alto mando y anunció la creación de “zonas de defensa integral” frente a lo que calificó como un intento de invasión. Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, aseguró que “cualquier buque o dron estadounidense que viole aguas venezolanas será destruido”. Diosdado Cabello, por su parte, habló de una “segunda independencia” y convocó a las milicias bolivarianas a prepararse para “una guerra de todo el pueblo”.

Donald Trump, un bombardero B-52 y Nicolás Maduro | Foto: Getty Images

Pero, por otro lado, las autoridades estadounidenses aseguran que funcionarios del régimen venezolano plantearon a la Casa Blanca un plan en el que el presidente Nicolás Maduro eventualmente dejaría el cargo para cederlo a su vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien quedaría en el cargo hasta 2031 y solo allí podrían entregar el poder en unas elecciones supuestamente democráticas. Estados Unidos rechazó el plan, ya que reconoce que la dictadura venezolana está usurpando el poder en el vecino país.

Sin embargo, en Washington también crecen las dudas sobre la legalidad de las operaciones. Varios senadores demócratas advirtieron que el presidente Trump podría estar excediendo sus facultades bajo la Ley de Poderes de Guerra, al ordenar acciones sin autorización del Congreso. Incluso figuras republicanas moderadas, como Rand Paul, pidieron explicaciones al Pentágono sobre los objetivos reales de la campaña.

Por ahora, Estados Unidos mantiene actualmente un amplio despliegue militar en el Caribe cercano a Venezuela, con al menos ocho buques de guerra, además de un submarino de ataque. El Pentágono confirmó también la llegada del portaaviones USS Gerald R. Ford, que opera junto a aeronaves F-35 y sistemas de inteligencia para vigilancia regional, además de decenas de drones que podrían actuar en cuanto Donald Trump dé la orden.

Todo apunta a que el conflicto con Venezuela se ha convertido en algo más que una cruzada antidroga. En la práctica, Washington ha puesto en marcha una estrategia de cerco que busca aislar al régimen, debilitar a sus aliados militares y preparar las condiciones para su caída. La Casa Blanca lo niega, pero cada mensaje, cada movimiento y cada filtración refuerzan la sensación de que la guerra declarada contra los carteles tiene un blanco político definido: el dictador Nicolás Maduro.