El presidente Donald Trump aseguró el miércoles que está “investigando muy de cerca” a las personas y organizaciones que, según él, financian al movimiento Antifa en Estados Unidos.
La declaración, difundida a través de su red social Truth Social, reaviva el debate sobre la naturaleza del movimiento y su presunto papel en episodios de protesta y violencia durante los últimos años.
Trump, quien ha calificado a Antifa como una “amenaza para la seguridad nacional”, afirmó que su equipo “ya tiene información muy sólida sobre quiénes están detrás” del financiamiento, sin ofrecer pruebas ni mencionar nombres.
“No permitiremos que grupos radicales destruyan nuestras ciudades ni manipulen a nuestros jóvenes. Vamos a llegar al fondo de esto”, escribió el mandatario.
¿Qué es Antifa?
Antifa, no es una organización formal con estructura jerárquica, sino una red descentralizada de activistas que se oponen al fascismo y la extrema derecha.
Expertos en seguridad y movimientos sociales han señalado en repetidas ocasiones que no existe evidencia de un financiamiento centralizado ni de un liderazgo definido.
“Trump usa a Antifa como un enemigo político para movilizar a su base”, explicó Mark Bray, historiador de la Universidad de Rutgers y autor del libro Antifa: The Anti-Fascist Handbook.
“No hay pruebas de una conspiración organizada con fondos externos; es un movimiento espontáneo y fragmentado”, añadió.
Las declaraciones del presidente Trump surgen en medio de una nueva ola de protestas en varios estados, donde manifestantes progresistas han salido a las calles para denunciar el aumento de los crímenes de odio y las políticas migratorias restrictivas.
¿Es Antifa una organización terrorista?
En respuesta, Trump ha prometido “restaurar el orden” y endurecer las penas para quienes participen en actos de vandalismo o agresión contra las fuerzas del orden.
El FBI, por su parte, ha reiterado que Antifa no está clasificada como amenaza terrorista ni existe una investigación formal sobre su financiamiento.
Sin embargo, durante su mandato, Trump presionó a las agencias federales para que abrieran pesquisas en esa dirección.
“Cada vez que Trump enfrenta presiones legales o electorales, recurre a este tipo de mensajes para desviar la atención y reforzar su narrativa de ‘ley y orden’”, advirtió la politóloga Jennifer Mercieca, de Texas A&M University.
Pese a las reiteradas afirmaciones del presidente, hasta el momento no existen pruebas públicas que respalden la existencia de una red organizada de financiamiento a Antifa.
Para los expertos, el discurso de Trump busca reforzar su imagen de líder fuerte frente al desorden social, un mensaje que históricamente ha resonado entre sus seguidores.
Mientras tanto, las agencias federales mantienen su postura: Antifa no es considerada una organización formal ni una amenaza terrorista.
En un clima político cada vez más polarizado, las palabras de Trump parecen apuntar menos a una investigación judicial y más a una estrategia electoral anticipada.