Una red criminal con tentáculos en varios departamentos de Colombia —y conexiones en el exterior— fue desarticulada en las últimas horas por las autoridades. La estructura, especializada en el tráfico transnacional de cocaína, producía pasta base en laboratorios clandestinos de Nariño y la transportaba en vehículos de carga pesada modificados con caletas ocultas, una de sus principales marcas delictivas.
Desde esa región del suroccidente del país articulaban toda la cadena: producción, camuflaje y envío de cargamentos hacia Centro y Norteamérica.
El grupo tenía contacto directo con propietarios de laboratorios clandestinos en zonas rurales de Nariño, donde obtenían la materia prima. Después, cargaban la droga en carrotanques que atravesaban varias regiones hasta llegar al corregimiento de Doradal, en Antioquia. Allí, los cargamentos eran sometidos a procesos químicos para aumentar su pureza antes de continuar su ruta hacia la costa atlántica, desde donde se coordinaban envíos internacionales.
El trabajo logístico era meticuloso. Según las autoridades, la organización delinquía principalmente en los departamentos de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Antioquia, pero su alcance era nacional y tenía mexos con contactos fuera del país. Las rutas estaban diseñadas para evadir controles en carretera y dificultar la detección de las caletas ocultas.
El golpe a esta estructura se dio en medio de una operación de la Policía Nacional en coordinación con la Fiscalía General de la Nación y el apoyo de la Oficina Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos, desde Miami. Como resultado de esa ofensiva se desarrollaron ocho diligencias de registro y allanamiento en cuatro municipios: Puerto Boyacá, Envigado, Palmira y Florencia. En los procedimientos fueron capturados siete personas señaladas de integrar la red.
Los capturados fueron identificados como Edilson Palacio Orjuela, Duban Ceballos Henao, Orlay Sánchez Rojas, Daniel Valencia Echeverry, Hicswober Polanía Sánchez, Robinson Galvis Gómez y José Ortiz Eberrei. Todos fueron presentados ante un juez de control de garantías, que dio legalidad a los procedimientos.
La Fiscalía les imputó los delitos de concierto para delinquir y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes. La decisión judicial fue dictar medida de aseguramiento privativa de libertad en un centro carcelario.
En los allanamientos también se incautaron diez teléfonos celulares, un computador portátil y una tableta electrónica. Esos elementos serán sometidos a análisis forense con el fin de establecer detalles sobre la red de contactos, las rutas, posibles socios internacionales y la estructura financiera que sostenía las operaciones del grupo.
Las autoridades explicaron que la organización no solo producía droga, sino que controlaba cada etapa de la cadena: desde la compra de insumos hasta la logística de transporte. Las caletas ocultas en los carrotanques según las autoridades, estaban diseñadas para evadir controles de seguridad y evitar la detección de los cargamentos en los retenes policiales.