El Pacto Histórico, coalición que llevó a Gustavo Petro a la Presidencia, se juega el próximo 26 de octubre su futuro político en el Congreso de la República. En una consulta interpartidista que incluirá al Polo Democrático, el Partido Comunista y la Unión Patriótica, el movimiento definirá su lista cerrada de aspirantes al Senado y la Cámara para el periodo legislativo 2026-2030.
Según la Registraduría Nacional, participarán 520 precandidatos: 373 a la Cámara y 144 al Senado. Actualmente, el Pacto cuenta con 47 congresistas, de los cuales 31 buscan mantener o escalar su curul. Entre ellos están Agmeth Escaf, Alejandro Ocampo, Alirio Uribe, David Racero, Dorina Hernández, Eduard Sarmiento, Andrés Cancimance, Leyla Rincón y Mary Anne Perdomo.
En la contienda también figuran nuevos perfiles que representan una apuesta por conectar con públicos más jóvenes y digitales. La influenciadora Laura Daniela Beltrán, conocida como Lalis, aspira a la Cámara tras desempeñarse como asesora de comunicaciones en el gobierno Petro. A ella se suma el caricaturista Julio César González, Matador, quien busca un escaño por Bogotá con una propuesta centrada en la crítica social y el activismo ciudadano.
Otro de los nombres destacados es el de Hernán Muriel Pérez, fundador del medio digital Cofradía para el Cambio, y reconocido por su activismo durante las protestas contra el gobierno de Iván Duque. En Antioquia, competirá por la Cámara en representación del Polo Democrático.
En el Valle del Cauca, el senador Alexander López Maya impulsa las candidaturas de Kevin Gómez Paz al Senado y de Ana Erazo a la Cámara. Erazo, actual concejala de Cali y única opositora visible del alcalde Alejandro Eder, encarna el ala más combativa del petrismo regional. Gómez Paz, abogado y exsindicalista, plantea una “reforma laboral 2.0” que busque alianzas con el sector empresarial para fortalecer el modelo progresista.
En la Colombia Humana del Valle se inscribieron 26 precandidatos, reflejo de una estructura amplia y participativa, aunque también marcada por tensiones internas sobre el rumbo del movimiento. La consulta del 26 de octubre será, así, un termómetro del poder real del petrismo dentro de la izquierda y de su capacidad para renovar liderazgos de cara al próximo ciclo político.