Con el descenso de las temperaturas y el aumento del costo de la energía, muchos hogares buscan alternativas para mantener el calor sin disparar la factura. Lo que pocos saben es que el aire acondicionado puede convertirse en un aliado para combatir el frío de manera eficiente y económica: solo hay que activar una función presente en la mayoría de los equipos modernos.
Se trata de la bomba de calor, un sistema integrado que permite aprovechar el calor del aire exterior para calentar la vivienda. Es el mismo aparato que en verano enfría la casa, pero que, al invertir su ciclo de funcionamiento, genera aire caliente con un consumo mucho menor que el de la calefacción eléctrica tradicional.
¿Por qué consume menos que la calefacción convencional?
La bomba de calor es una de las tecnologías más eficientes para climatizar una vivienda. A diferencia de los calefactores eléctricos —que generan calor directamente a partir de la electricidad—, este sistema extrae la energía térmica del aire exterior y la transfiere al interior.
Por cada kilovatio hora (kWh) que consume, puede producir entre tres y cinco kWh de calor, gracias al intercambio energético. En cambio, un calefactor eléctrico necesita consumir un kWh para generar la misma cantidad de calor, lo que se traduce en mayor gasto.
Este rendimiento, conocido como coeficiente de rendimiento (COP), permite que los aires acondicionados con bomba de calor ofrezcan el mismo confort térmico con menos consumo. En climas templados, incluso pueden cubrir toda la calefacción del hogar sin recurrir a otros sistemas.
Cómo activar el modo calor del aire acondicionado
Primero, debe comprobar si el equipo tiene integrada la función de bomba de calor; esta información aparece en el manual de usuario o en la etiqueta energética bajo las siglas heat pump o BdC.
Si el aparato cuenta con esta tecnología, solo hay que presionar el botón del mando con el icono de un sol. Ese símbolo activa el modo calor o heat y pone en funcionamiento la bomba de calor.
Para lograr un equilibrio entre confort y eficiencia, los expertos recomiendan fijar la temperatura entre 20 °C y 22 °C. Superar ese rango no incrementa de forma notable la sensación térmica, pero sí el consumo eléctrico.
¿Cuánto se puede ahorrar y en qué casos funciona mejor?
Según datos de Repsol, un aire acondicionado en modo calor consume entre 0,8 y 2 kWh por hora, dependiendo de la potencia del equipo y del nivel de aislamiento del hogar. Con el precio actual de la electricidad —aproximadamente 0,14 euros por kWh—, el gasto mensual oscilaría entre 23 y 57 dólares por un uso de seis horas diarias.
En comparación, una calefacción eléctrica convencional puede elevar el gasto hasta 42 o 57 dólares al mes para obtener un nivel de confort similar. Por eso, la bomba de calor resulta especialmente rentable en climas moderados y viviendas bien aisladas. Su rendimiento disminuye si la temperatura exterior es muy baja o si hay fugas de calor.
Así las cosas, la bomba de calor es una opción más eficiente, estable y económica que los calefactores portátiles, capaz de mantener una temperatura uniforme con un menor impacto en la factura de luz.
*Con información de Europa Press.