La búsqueda de vida en el universo continúa siendo una de las grandes incógnitas de la ciencia. Cada cierto tiempo surgen nuevas imágenes, como las captadas recientemente por el Rover en Marte, o fenómenos astronómicos, como la inminente aproximación del cometa 3I/ATLAS, que reavivan el interés y mantienen a la comunidad científica a la expectativa.

Un tesoro espacial que regresó a la Tierra

“La misión OSIRIS-REx de la NASA ya está reescribiendo los libros de texto sobre lo que entendemos acerca de los comienzos de nuestro sistema solar”, dijo Nicky Fox, administradora asociada en la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington.

La nave logró recoger material del asteroide Bennu y traerlo de manera segura en 2023, un hito que permitió abrir un cofre natural que permaneció intacto desde los orígenes del sistema solar.

“Los estudios de las rocas y el polvo del asteroide Bennu que fueron traídos a la Tierra por la nave espacial de la misión Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos y Seguridad – Explorador de Regolito (OSIRIS-REx, por sus siglas en inglés) de la NASA han revelado moléculas que, en nuestro planeta, son clave para la vida, así como un historial de la existencia de agua salada que podría haber servido como ‘caldo’ para que estos compuestos interactuaran y se combinaran", señaló la Nasa

Jason Dworkin aparece en imágenes manipulando un pequeño contenedor que guarda fragmentos de Bennu traídos por la misión OSIRIS-REx. | Foto: Credit: NASA/James Tralie

Aunque las muestras no muestran señales directas de organismos, sí indican que los ingredientes necesarios para que la vida surgiera no eran exclusivos de nuestro planeta.

Según los investigadores, estos compuestos habrían estado extendidos por gran parte del sistema solar temprano, lo que abre la puerta a nuevas posibilidades sobre cómo pudieron generarse procesos similares en otros mundos.

“Los asteroides proporcionan una cápsula del tiempo sobre la historia de nuestro planeta natal, y las muestras de Bennu son fundamentales para nuestra comprensión de qué ingredientes en nuestro sistema solar existían antes de que comenzara la vida en la Tierra”, resalta Nicky Fox.

Las pistas escondidas en cada grano de polvo

Según informó Nature Astronomy en un artículo reciente, el material recuperado del asteroide Bennu reveló un inventario excepcional de compuestos químicos. Los investigadores identificaron 14 tipos de aminoácidos y todas las bases nitrogenadas esenciales para el almacenamiento de información genética en la Tierra.

El análisis también reportó concentraciones inusualmente elevadas de amoníaco y formaldehído, dos sustancias que, al reaccionar entre sí, pueden dar origen a moléculas orgánicas de mayor complejidad.

“Estos componentes básicos para la vida detectados en las muestras de Bennu han sido hallados antes en rocas extraterrestres. Sin embargo, identificarlos en una muestra impoluta obtenida en el espacio respalda la idea de que los objetos que se formaron lejos del Sol podrían haber sido una fuente importante de los ingredientes precursores básicos para la vida en todo el sistema solar”, resaltó la Nasa.

La Nasa trajo más material del previsto del asteroide Bennu. | Foto: Nasa

El segundo conjunto de análisis reveló la presencia de once minerales formados por la evaporación de agua con sales, un indicio de que Bennu estuvo expuesto a procesos prolongados en ambientes acuosos. Entre estos cristales se encuentran algunos detectados en otros rincones del sistema solar, como en el planeta enano Ceres o en la luna Encélado de Saturno.

Incluso se identificaron minerales que nunca antes habían sido encontrados en muestras extraterrestres.

Sin embargo, no todo está resuelto. Los científicos observaron que los aminoácidos dentro del material presentan partes “derechas” e “izquierdas” en igual proporción, algo que no ocurre en la vida terrestre, donde predomina una sola orientación. Por qué la biología terrestre tomó ese camino aún es un misterio.

Para los investigadores, cada respuesta obtenida con Bennu genera nuevas preguntas. Pero lo que ya tienen claro es que este pequeño asteroide ofrece una ventana única para entender qué ingredientes estaban disponibles cuando el sistema solar apenas comenzaba a formarse.

Y, con ello, aporta una pieza más al rompecabezas que busca explicar por qué la vida floreció aquí y si podría haber surgido en otro lugar.