Una de las alternativas que se ha consolidado como de las más utilizadas, hoy en día, en hogares, negocios y urbanizaciones es la energía solar, gracias a la instalación de paneles solares que transforman superficies como techos y fachadas en puntos de generación energética.

Para que los paneles funcionen en su máxima capacidad, es fundamental realizar labores periódicas de cuidado y limpieza. La acumulación de polvo, hojas secas o restos orgánicos puede bloquear parcialmente la radiación solar, lo que se traduce en una reducción considerable de la electricidad producida.

Para asegurar un rendimiento óptimo, resulta indispensable llevar a cabo tareas de limpieza y mantenimiento. | Foto: Getty Images

Por ello, un mantenimiento programado ayuda a mantener la eficiencia del sistema a lo largo del tiempo, ya que estas tareas contribuyen a extender la vida útil de los equipos, que pueden superar fácilmente los 25 o incluso 30 años si reciben la atención adecuada, de acuerdo con el sitio web Factorenergia.com.

Aunque el desembolso inicial para su instalación suele ser elevado, el retorno económico es notable a mediano y largo plazo. El sitio web especializado en la comercialización de estos aparatos, Solarplak.es, señaló que un sistema fotovoltaico puede generar un ahorro de hasta el 70 % en la factura eléctrica, lo que compensa ampliamente el gasto inicial y reafirma el valor de apostar por esta tecnología sostenible.

Para realizar un correcto mantenimiento, la página web Autosolar.es recomendó el uso de productos de limpieza aptos para su mantenimiento, ya que sustancias como la lejía, detergentes fuertes o químicos abrasivos pueden deteriorar la capa protectora del cristal y reducir su capacidad de captar la luz solar. De la misma manera, no recomiendan el uso de trapos ásperos o toallas que puedan dejar rayas visibles en la superficie del módulo.

Para llevar a cabo una limpieza adecuada, los expertos aconsejan recurrir a elementos simples pero efectivos. Se debe emplear agua limpia para humedecer los paneles antes y después de la limpieza, un jabón neutro sin componentes abrasivos que asegure una limpieza profunda sin riesgos, y una esponja suave que permita eliminar la suciedad sin dañar la cubierta de vidrio. Estos materiales garantizan un procedimiento seguro y respetuoso con la estructura del panel.

Lo ideal es realizar al menos dos veces al año este mantenimiento. | Foto: Getty Images

El proceso de mantenimiento consiste en tres pasos básicos: primero, rociar con agua la superficie del panel para desprender el polvo acumulado; después, aplicar el jabón con la esponja generando espuma para retirar la suciedad incrustada; y, finalmente, aclarar con abundante agua para eliminar cualquier residuo de jabón.

Con esta rutina sencilla, los paneles se mantienen en óptimas condiciones, asegurando un mejor rendimiento energético y una vida útil más prolongada.