El cometa 3I/ATLAS —un objetivo procedente de fuera del sistema solar —reapareció en el cielo matutino tras pasar cerca del Sol y ofrece en noviembre una de las pocas posibilidades para intentar observarlo desde la Tierra. No será un espectáculo a simple vista: su brillo es tenue y la observación exige equipo, planificación y noches oscuras.

3I/ATLAS fue detectado por el sistema ATLAS el 1 de julio de este año y, tras el análisis orbital, recibió la designación ‘3I’: se trata del tercer objeto interestelar confirmado que ha pasado por el planeta Tierra —después de ’Oumuamua y 2I/Borisov—. Su trayecto es hiperbólico. No está ligado al Sol y, tras esta visita, seguirá viaje hacia el espacio profundo.

¿Por qué interesa a los astrónomos?

Observaciones desde telescopios profesionales, incluyendo datos del telescopio espacial James Webb y otros instrumentos, mientras que 3I/ATLAS tiene un coma (“la cabellera” gaseosa) con una abundancia muy ala en dióxido de carbono (CO2) respecto al agua, una proporción entre las más elevadas medidas en un cometa.

Ese rasgo químico —junto con un tono azulado en imágenes infrarrojas y señales espectroscópicas particulares— sugiere que su composición y su historia térmica difieren de muchos cometas nacidos en nuestro sistema. Esos detalles son la razón por la los científicos lo están estudiando con prioridad.

¿Se podrá ver a simple vista?

No. Durante este mes los pronósticos indican un brillo cercano a la magnitud 11-12, demasiado débil para el ojo humano (que llega, en condiciones ideales, hasta la magnitud 6) y fuera del alcance de binoculares pequeños o a simple vista en la ciudad. Para cualquier observación visual fiable se necesita por lo menos un telescopio pequeño o binoculares de gran apertura y —sobre todo— un cielo oscuro.

A partir de este 11 de noviembre, el cometa comenzará a elevarse sobre el horizonte oriental antes del amanecer, y la segunda semana del mes marca su regreso visible desde la Tierra. Las mañanas claras serán la mejor oportunidad para intentar observarlo, aproximadamente entre 60 y 120 minutos antes de que salga el Sol, cuando el cuelo aún se mantiene oscuro pero el cometa ya ha ganado algo de altura.

El lugar desde donde se intente la observación también es clave: conviene elegir entre un sitio con poca contaminación lumínica y con el horizonte este despejado, ya que desde zonas urbanas será muy difícil detectarlo.

Para localizar su posición exacta, los astrónomos recomiendan usar aplicaciones de malas estelares como Stellarium, Sky Tonight, TheSkyLive o SkySafari, ingresando el nombre ‘3I ATLAS’ o ‘C/2025 N1’, según la ubicación del observador.