El canciller alemán Friedrich Merz declaró que desea el levantamiento de la prohibición prevista por la Unión Europea en 2035 de la venta de vehículos térmicos, a causa de las dificultades actuales de la industria automotriz.
“No quiero que Alemania sea uno de los países que apoyan esta mala prohibición”, declaró Merz en una entrevista con la cadena NTV.
El sector automotriz alemán está en dificultades frente a la competencia china en el sector eléctrico, y BMW, Mercedes y Volkswagen expresaron públicamente sus dudas sobre el objetivo fijado por Bruselas.
El mes pasado, la Comisión Europea anunció que examinaría “lo más pronto posible” esta prohibición.
Los textos actuales prevén un reexamen de esta medida en 2026, pero los industriales abogan por un calendario acelerado, con la esperanza de obtener adaptaciones ante las grandes dificultades que atraviesa su sector.
La industria automotriz de la primera economía de Europa fue duramente afectada por la feroz competencia en el mercado chino, la baja demanda y una transición hacia los vehículos eléctricos más lenta de lo previsto.
A comienzos del mes, el constructor de vehículos deportivos Porsche, una filial de VW, anunció que aplaza el despliegue de sus vehículos eléctricos a causa de la baja demanda.
Una petición que viene cocinándose
Durante la pasada inauguración Salón del Automóvil (IAA) en Múnich, quedó en evidencia el duro momento que atraviesan los fabricantes europeos, al solicitarle a la UE que reconsidere este plan para combatir el cambio climático.
“Estamos firmemente comprometidos con la transición hacia la movilidad eléctrica”, pero “necesitamos una normativa europea inteligente, fiable y flexible”, declaró Merz, alertando lo que podría suceder con una de las industrias más fuertes de su país.
“Queremos lograr la protección del clima de la forma más rentable posible mediante la apertura tecnológica. Los compromisos políticos unilaterales con tecnologías específicas son, en esencia, un enfoque económico erróneo”, argumentó Merz que gobierna en coalición.
Merz se expresó con moderación, pero en el mismo sentido que los gigantes alemanes del sector, BMW, Mercedes y Volkswagen, a los que se sumó el cuarto conglomerado mundial Stellantis (Peugeot, Fiat, Opel) que expresaron públicamente sus dudas sobre el objetivo fijado por Bruselas.
El presidente ejecutivo de Volkswagen, Oliver Blume, afirmó que “2035 no es un objetivo alcanzable” y pidió que instauren cláusulas anuales de revisión.
Varios gigantes europeos del sector automotor enfrentan un alza de los precios de producción de los autos eléctricos y una ruda competencia de rivales chinos como BYD.
Los fabricantes de coches europeos han invertido enormes sumas para la transición a los autos eléctricos, pero las ventas crecieron mucho más lento a lo previsto.
En Alemania, el sector automovilístico ya ha perdido más de 50.000 puestos de trabajo durante el último año, según la consultora EY.
Merz tiene previsto celebrar próximamente reuniones con los principales actores del sector automovilístico para trazar el camino a seguir.
“Nuestro objetivo es que Alemania siga siendo uno de los principales centros mundiales de la industria automovilística y manufacturera en el futuro; queremos dar forma a la transformación de la industria automovilística”, declaró.