Un domingo concurrido en Envigado, que solo hasta 1814 se convirtió en municipio con cerca de 9.000 habitantes. | Foto: Cortesía Centro de historia de Envigado

HISTORIA

Cómo Embigado se convirtió en Envigado

Esta población del Valle de Aburrá es municipio desde 1814. ¿Quiénes lo poblaron al comienzo? ¿Qué queda de su herencia indígena?

José Ignacio Henao Salazar*
1 de agosto de 2018

Cuando los conquistadores españoles llegaron al Valle de Aburrá en 1541 toda la población indígena de la zona había muerto. Unos perdieron la vida en el enfrentamiento con las tropas de Jorge Robledo y los demás, como lo recuerda Pedro Cieza de León en su Crónica del Perú, prefirieron suicidarse a someterse. Durante años este territorio estuvo abandonado. Por eso el primer propietario de tierras en Envigado y Rionegro, Juan Daza, tuvo que tomar posesión de la merced otorgada por la Corona española ante testigos, pues no había pobladores en 100 kilómetros a la redonda. Así que los anaconas (‘criados’, en quechua), quienes poblaron más tarde la región, eran indígenas provenientes del Perú o del Urabá.

En sus inicios, Envigado formó parte de San Lorenzo de Aburrá, un resguardo creado por la Corona para ubicar a los 80 habitantes, con sus familias, que vivían en el valle. Les entregaron los terrenos que pertenecían a los herederos de Gaspar de Rodas y Juan Daza. Por la descripción de sus límites se sabe que incluía Guayabal, hacia el nacimiento del río Medellín –entonces Aburrá–, entre las dos cordilleras que enmarcan el valle. Luego se confirmaría que la propietaria de ese territorio sería María Quesada viuda de Daza. Más tarde, las mismas áreas se otorgaron a favor de Fernando de Toro Zapata. En esa época los terrenos se entregaban de manera anárquica y los linderos se establecían sin criterios claros, por la misma dificultad del terreno y las disputas entre los colonizadores.

En esos años no había más de 12 indígenas y a Envigado se le conocía como Santa Gertrudis. Junto a los poblados de Ana La Tasajera (Copacabana), La Culata (San Cristóbal), Itagüí, Hatoviejo (Bello) y Guayabal, hacía parte de la región donde se fundó la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín (en 1675). Santa Gertrudis estaba ubicada entre las quebradas La Aguacatala y El Poblado.

El pueblo adquirió su carta de ciudadanía en 1764 y se llamó ‘Embigado’. Su nombre actual solo comenzó a ser utilizado en 1825. Quizás la razón de esa primera escritura se deba a la palabra ‘viga’, que proviene de ‘biga’ (carro de dos caballos) y, con el tiempo, la ‘m’ y la ‘b’ se convirtieron en una ‘n’ y una ‘v’. Así cambiaron tanto su significado como su escritura. Envigado, entonces, hacía referencia a la viga o al madero largo y grueso que sirve, por lo regular, para formar los techos de viviendas y edificaciones. De hecho, de los bosques de la zona salían las vigas y las cañabravas para construir las casas de Medellín.

Finalmente, en 1814 Envigado se convirtió en municipio. Para esa época sus habitantes se dedicaban a la agricultura y en menor proporción a la ganadería y a la minería. Tenía 9.000 habitantes, de los cuales 552 eran esclavos. Este dato es importante, porque allí los esclavos fugitivos construyeron un palenque. El lugar donde se asentaron queda hoy en el municipio de Sabaneta, cuyo territorio perteneció a Envigado hasta 1968. Ahí aún viven descendientes de sus fundadores. Palenque, en cambio, es ahora un barrio y Envigado, a pesar de haber dado refugio a tantos esclavos, ya no tiene una presencia significativa de afrodescendientes.

*Lingüista especializado en toponimia.