El Padre Gustavo Andrade fundó el Instituto Iberoamericano de la Universidad de Sofía, en Japón. | Foto: Archivo particular

EDUCACIÓN

El padre Gustavo Andrade, un puente entre Latinoamérica y Japón

Este sacerdote colombiano vivió durante 45 años en el archipiélago asiático y enseñó en la Universidad Sofía, en Tokio. Desde ahí impulsó el conocimiento sobre la cultura de nuestro continente.

Noriko Hataya
25 de octubre de 2018

Quien haya estudiado en la Universidad Sofía, en Tokio, seguro que conoce al padre Andrade. Él fue el verdadero puente de unión entre Colombia y Japón en estos 110 años de buenas relaciones. Les enseñó a miles de alumnos de esta institución sobre América Latina y su país natal, Colombia.

Gustavo Andrade Lleras nació en 1931 en Bogotá, y en 1946, a sus 15 años, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús. A Japón llegó en 1956 como misionero y en el archipiélago dedicó casi toda su vida al trabajo en la misión católica y en la educación superior. Cinco años más tarde se vinculó a la Universidad Sofía, y en 1962 fue ordenado sacerdote. Desde los años setenta hasta los noventa muchos estudiantes que aspiraban conocer el mundo latinoamericano se inscribieron a las asignaturas dictadas por el padre. Historia de las Relaciones Internacionales entre Estados Unidos y América Latina, y Política Latinoamericana fueron las favoritas.

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Junto con sus colegas trabajó para fundar un centro académico profesional de estudios latinoamericanos. Gracias a su perseverancia, en 1964 nació el Instituto Iberoamericano de la Universidad Sofía, uno de los primeros centros de investigación de esta naturaleza en Asia Oriental. Fue dirigido por el sacerdote colombiano entre 1969 y 1996. Ningún otro director de esta alma máter ha estado durante tanto tiempo en un cargo, hasta en eso Andrade fue único.

Hoy el instituto dispone de un catálogo especializado en América Latina con más de 40.000 volúmenes. Una de sus colecciones más importantes es la de Baraya, que contiene 5.018 volúmenes sobre Colombia.

La dedicada labor del padre tuvo muchos reconocimientos. Fue condecorado con la Medalla de O’ Higgins, en Chile, en 1972 y 1994; con la Medalla de la Gran Cruz, en Colombia, en 1989; con la Medalla de San Carlos, también en su país natal, en 2005; y el gobierno japonés le concedió la Cuarta Orden del Sol Naciente en 1996.

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El intercambio académico y cultural entre Colombia y Japón, después de 110 años, por fin se encuentra en una etapa de desarrollo que muestra resultados concretos. El proceso no ha sido fácil, pero una mirada retrospectiva a estos últimos 60 años confirma que todos los logros que se aprecian hoy, de alguna manera tienen su origen en aquel encuentro que el padre Andrade mantuvo con el país del sol naciente y que le llevó a ser el puente entre ambas orillas.

*Directora del Departamento de Estudios Hispánicos y profesora de la Universidad Sofía, Tokio.