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La francesa Juliette Binoche, reconocida por 'El paciente inglés' (1996) y 'Chocolate' (2000), es el alma de esta película sobre una mujer que no puede encontrar a su pareja ideal

CINE

Un sol interior

La cineasta Claire Denis hace un retrato cálido y dramático de una pintora, interpretada por Juliette Binoche, y sus búsquedas sentimentales. •••½

Manuel Kalmanovitz G.
14 de julio de 2018

Título original: Un beau soleil intérieur

País: Francia

Año: 2017

Director: Claire Denis

Guion: Christine Angot y Claire Denis

Actores: Juliette Binoche, Xavier Beauvois y Philippe Katerine

Habría que empezar diciendo que el título acá resulta ser, durante la mayor parte de la película, engañoso porque está relacionado con una conversación al final entre un adivino y la protagonista (una magnífica Juliette Binoche) que hasta ese momento no ha demostrado estar cerca del sol ni de una búsqueda sostenida de interioridad.

Pero sí hay luminosidad, gracias a la magnífica fotografía de Agnes Godard que logra cubrir a su protagonista con un aura cálida y luminosa –en pleno invierno–, que sugiere un optimismo sobre el posible desenlace de los dramas sentimentales que examina el filme.

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La nueva producción de Claire Denis, una de las figuras claves del cine francés actual (cuyas películas casi nunca llegan al país), está centrada en Isabelle, una pintora que vive en París sin una pareja estable y que parece desear intensamente estar con alguien que la quiera y la trate bien.

El drama de la protagonista se presenta con cariño y sutileza, con algo cercano a la dulzura y eso le permite resonar con más fuerza. Pensaba mientras la veía que una historia parecida en manos de un cineasta más cruel, moralista o efectista (de un Michael Haneke o un Lars von Trier, por ejemplo) sería una cadena de humillaciones, palizas y castigos; pero acá, gracias a la sensibilidad de Denis, se subraya no la caída de su heroína (porque es una heroína), sino su delicadeza y aguante.

A pesar de la luz y calidez de la fotografía, el mundo en el que vive Isabelle da la sensación de ser un pequeño infierno sin espacio para la solidaridad, la comunicación o los actos desinteresados.

Un sol interior se desarrolla en una serie de viñetas con posibles parejas. El primero es Vincent (Xavier Beauvois), un banquero arrogante con quien Isabelle tiene una relación secreta. En una conversación diestramente filmada en un bar, el tipo demuestra ser, además de un neurótico con los meseros, un hombre ridículo y convencido de sí que habla, explica y pontifica mientras Isabelle sonríe tensamente.

Es uno de muchos momentos memorables de Binoche: el contraste entre la sonrisa congelada y los ojos escépticos y cada vez más desesperados ante el despliegue de su amante son una maravilla de humor negro, fragilidad y patetismo. “Contestaré la pregunta que no has hecho”, le dice el tipo condescendientemente. “Nunca dejaré a mi esposa. Eres encantadora, pero mi esposa es extraordinaria”.

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Los otros hombres en su vida no alcanzan ese nivel de ridiculez, pero las dinámicas son parecidas: tipos comprometidos que quieren tener algo discreto con Isabelle o con los que es imposible tener una relación equilibrada. Eso es lo que le importa a Isabelle y en lo que se centra la película, sin darles paso a sus búsquedas profesionales, su relación con su hija de 10 años (que aparece fugazmente) u otros intereses.

A pesar de la luz y calidez de la fotografía, el mundo en el que vive Isabelle da la sensación de ser un pequeño infierno sin espacio para la solidaridad, la comunicación o los actos desinteresados. Hasta los amigos están ahí para compararse con ellos.

Es una especie de sinsalida humana que, extrañamente, no resulta desesperada gracias a las imágenes mismas. Si alguien brilla de esa manera, piensa uno, es imposible que le vaya del todo mal.

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Cartelera

El ritual

***

Cuatro amigos ingleses, después de un evento traumático, hacen una caminata en Suecia con resultados terroríficos.

Ant-Man y la Avispa

***

La segunda parte de esta franquicia mantiene el tono ligero y fluido, siguiendo las aventuras de un héroe y una heroína que cambian de tamaño a voluntad.

Nadie nos mira

****

Reflexión sutil y resonante acerca del exilio, centrada en un actor argentino en Nueva York y dirigida por Julia Solomonoff.

Adiós entusiasmo

***

La ópera prima del colombiano Vladimir Durán, rodada en Buenos Aires, es un ejercicio compacto con elementos absurdos y de humor incómodo.