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Gary Hall.
Bogotá Enero 31 de 2020.
Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana.
Gary Hall, escritor, filósofo y teórico cultural. Bogotá Enero 31 de 2020. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

Sociedad y medios

“La modernidad fue un ‘blip’ en el sistema”: sobre teorías y disrupciones con Gary Hall

En 2020, el escritor, filósofo y teórico cultural británico pasó por Colombia y habló con nosotros de dispositivos, intervenciones y muchos más temas pertinentes en tiempos de agitación social, movimientos comunitarios, startups dominantes y piraterías que le abren las puertas al futuro.

Alejandro Pérez Echeverry
14 de mayo de 2021

A finales de 2020, antes de que el covid-19 y la miseria nos llevaran a despertar como sociedad a punta de dignidad y resistencia, Gary Hall pasó por Colombia. Lo hizo en el marco del seminario ‘Cátedra 9 Viento – Imaginación crítica’. Antes de su conferencia “Dispositivos editoriales contemporáneos”, Hall habló con nosotros.

Como bien lo aclara en esta entrevista, es muchas cosas, lo prefiere así. Evita el título de “experto” que muchos buscan ávidamente y no teme decir que juega a otra cosa, que no busca ser una “marca”. Por eso, a pesar de que se dejó tomar una foto para este artículo, no incluye una ni en su propia biografía.

En esta charla, Hall habla de dispositivos de disrupciones en las universidades, en el campo editorial y en los medios, también de encontrar esperanza en los movimientos comunitarios y en su cruzada por retomar su autodeterminación por encima de intereses de multinacionales. Hall desnuda hipocresías del sistema mediático y también le pega fuerte al sistema educativo de su país y a una élite que cree saber lo que el público “necesita” saber. Repasa Shakespeare y los impactos del invento de Gutenberg, habla de Michel Foucault, del impacto de la fotografía en el arte, de Napster, Spotify, Netflix y Facebook.

A: ¿Qué lo trajo a Colombia?

G.H.: Vine porque la organización ’17, Instituto de Estudios Críticos’ está haciendo una conexión en Colombia. Hace diez años atendí el primer coloquio acerca dispositivos que 17 hizo en México.

Hay varias maneras de llamar a los dispositivos, el filósofo francés Michel Foucault los llama también artefactos o aparatos. Estos impactan a los seres vivos, cambian la manera en la que alguien piensa, se comporta, o trabaja. Entonces, yo juego con diferentes dispositivos o aparatos, diferentes herramientas, que pueden cambiar la forma en la que pensamos, trabajamos y actuamos.

Uno de los argumentos más firmes se remonta a los tiempos de Shakespeare (por que soy inglés, incluyamos a Shakespeare). En ese entonces, un autor le daba el manuscrito a quien lo imprimía, y este se tomaba la libertad de alterar el texto como le parecía, por gusto o para que fuera más fácil de vender. No existía la idea del autor como ‘Soy un genio, lo que yo digo es ley’. No era un sistema perfecto. Tomando las obras de Shakespeare como ejemplo, sus obras tienen muchos cambios, ninguna de las obras es igual, tienen varios errores, títulos que variaban, entonces ya de por sí era más fluido. Pero entonces Gutenberg introdujo la impresión (que luego fue industrializada) y se volvió un proceso consolidado, más cerrado.

Entonces, si ahora alguno de los dos le diéramos un libro a un impresor, pensaríamos “¡Ey! Por qué cambiaste mi trabajo: yo te lo di, tu accediste a imprimirlo, no lo cambies”. La industrialización de la impresión realmente cerró el proceso y lo “arregló”. A partir de eso salen varias nociones, como la idea del autor como un genio virtuoso que tenemos hoy en día, la idea del libro terminado, que una vez impreso no se cambia. Y consideramos además nociones como los derechos de autor, la originalidad, y más.

Lo que yo hago es observar el tiempo moderno. Veo que nos estamos alejando de esto gracias al desarrollo digital. Lo digital nos demuestra que ninguna de estas nociones se mantienen fijas o iguales. Facebook, por ejemplo, tiene muchos problemas alrededor de la privacidad. Son modernidad y son pasado. Siguen atados a una idea de la privacidad moderna. Cuando Gutenberg impulsó ese gran cambio, los libros no eran así de populares, pues solo se leía en las iglesias y los Reyes eran los únicos que tenían libros. Y entonces, de repente, todos tenían acceso a libros y se podían mandar a imprimir (nos ilustra el tamaño de un libro considerablemente grande) pero necesitabas espacios donde podías ir a leer en privado.

Ahora las bibliotecas universitarias no son como antes. Había pequeños espacios para leer. Ahora todos están en espacios grandes sin paredes interiores, todos están hablando y tuiteando, están en línea, es mucho más abierto y fluido. Entonces estamos estudiando y considerando la idea de que la modernidad fue un desvío, un ‘blip’ en el tiempo, en el que esa fluidez se “cerró” de alguna manera. Hoy vemos una versión actual de lo que ocurría antes de la modernidad, con el ejemplo de Shakespeare, con textos más fluidos...

A: Es un avance, pero de alguna forma también es volver al pasado...

G.H.: No es lo mismo, es muy diferente, y nosotros estamos experimentando para ver cómo se verá este cambio: lo que significará para los libros, el impacto que tendrá en profesiones como el periodismo (que también está sufriendo cambios y problemas), el impacto en otras industrias como la televisión, que se ha visto alterada por servicios como Netflix, la industria de la música por servicios como iTunes y Spotify. Y también pasará con las universidades. Eso hacemos con este coloquio, experimentar y explorar con el futuro de las universidades cuando ocurra la transformación.

A: ¿Tiene teorías sobre cómo se verá el cambio?

G.H.: Con eso estamos experimentando.

A: ¿Cómo son estos experimentos?

G.H.: Elaboramos dispositivos o aparatos que nos permiten experimentar. Por ejemplo. Como los libros ahora no son fijos y terminados, en el 2011 publicamos una serie de libros hechos a manera de wiki para que cualquiera pudiera escribir y cualquiera pudiera cambiarlo. Ahora, este es un concepto normal al que estamos acostumbrados cuando se cambian hechos en paginas como Wikipedia por que pensamos que existe una respuesta fija, pero es mucho más difícil hacer esto con profesiones como las nuestras, donde pensamos “quien va a venir a cambiar mi trabajo”, se tiene un tipo de posesión sobre el producto del trabajo...

A: Esto requiere una actitud receptiva a estos cambios...

G.H.: Sí, y esto es difícil. Como decíamos antes, está el sentimiento de “yo hice eso y fue muy difícil”. A la vez, es ingenuo el pensar “Yo voy a crear algo que va a cambiar la perspectiva y la forma en la que todos actúan y trabajan”. Lo que hacemos entonces es inventarnos proyectos pequeños que producen mini intervenciones que pueden lograr que la gente reflexione. Y luego, de pronto, en uno o dos años, puede que la gente actúe diferente.

Estoy conversando contigo, y tu podrás estar pensando ‘¿qué carajos fue eso, quién es este loco?’ pero quien sabe, en seis meses o cuando sea, esto podrá provocar un cambio o podrías inspirarte y pensar ‘Ok, de pronto puedo hacer mi trabajo de otra forma’. Así que lo que estoy intentando hacer es crear esos pequeños momentos, no reinventar tu profesión.

A: ¿Podría mencionar un experimento que tengas en mente o que hayas hecho en relación a medios y publicaciones?

G.H.: La serie de libros que hicimos alrededor del 2009. Creo que empezamos con eso y fue una serie bien improvisada, pero luego recibimos una beca y creamos una versión mucho más sofisticada. Hicimos 21 libros en 7 meses, y conseguimos diferentes autores y artistas para que contribuyeran a los libros.

Pero no desde material original, porque algo que se dice mucho del internet es que no se trata de crear nuevo material sino de ver qué se hace con toda esta masa, esta avalancha de cosas. Trabajamos con Kenneth Goldsmith, un artista que tiene un gran archivo en línea llamado Ubuweb, y lo que él dice es que la autoría del futuro no va a radicar en una persona teniendo una idea original, sino lo que se puede hacer con este flujo masivo de información. Puede que ni leas libros, puede que simplemente estés hojeando de forma aleatoria estos extensos conjuntos de datos.

Kenneth Goldsmith, un artista que tiene un gran archivo en línea llamado Ubuweb, dice es que la autoría del futuro no va a radicar en una persona teniendo una idea original, sino lo que esa persona puede hacer con este flujo masivo de información

Él [Goldsmith] asemeja esto al efecto que tuvo la fotografía sobre el arte. En resumidas cuentas, el arte quería ser realista hasta la invención de la fotografía. Cuando se inventó la fotografía, que es increíblemente realista, el arte pensó “¿Cuál es el punto de tratar de capturar la realidad?”, y ahí apareció lo avant garde, la experimentación modernista, Picasso: no son realistas y no buscan serlo, el expresionismo abstracto, y sale todo este movimiento.

Lo que estamos viendo es ese momento con lo que hacemos en las universidades, lo que hacemos como investigadores, lo que hacemos en los medios, y lo que vamos a hacer luego, porque vamos a tener bots, vamos a tener inteligencia artificial. Ya está viéndose en periodismo, en especial el periodismo deportivo y así. En América lo hacen con el reportaje de béisbol, en lo que tiene que ver con las muchas cifras que maneja. Entonces, ¿que vamos a hacer en vez de tratar de hacer eso? ¿Tendrán nuestros medios ese momento equivalente al que vivió el arte después de la invención de la fotografía?

A: ¿Intenta medir el impacto que tienen sus experimentos y actividades ¿importa medirlo? Básicamente como evitas hablar precipitadamente cuando charlas con gente que sabe de lo que estás hablando.

G.H.: Voy a abordar esto de otra forma, y voy a desafiar tu pregunta de forma amable y suave, espero. Para alguien como yo, que escribe teoría, es realmente difícil. A menudo me preguntan “¿Por qué las personas normales (no se quienes son estas personas normales) no pueden entender esto?’. Cuando yo me subo a un avión, no me subo esperando que el piloto me explique la ley de la termodinámica. Yo solía construir motores de aviones (antes, en otra vida), pero igual no espero que vengan a explicármelo, quiero que me lleven de un punto A a un punto B sin problemas.

Cuando yo me subo a un avión, no me subo esperando que el piloto me explique la ley de la termodinámica, quiero que me lleven de un punto A a un punto B sin problemas. Entonces, ¿por qué debería yo, como teórico, explicar lo que hago a todo el mundo?

Entonces, ¿por qué debería yo, como teórico, explicar lo que hago a todo el mundo? A veces voy a querer hacerlo y trabajar con ese aspecto, pero no debería ser una expectativa impuesta. Entiendo que es tu trabajo pero no necesariamente es el mío. Lo que yo trato de hacer es intervenciones pequeñas y estratégicas. A veces eso incluirá hablar con una audiencia más amplia, a veces impactará en leyes, al Gobierno, a instituciones académicas, o a alguien como tú en un diálogo con ejemplos que resuenen contigo. Eso es lo primero.

Algo me incomoda, es especial en el Reino Unido. A diferencia de México, que tiene una cultura mucho más intelectual, la cultura inglesa es particularmente anti-intelectual. Podríamos decir que es porque nunca tuvimos una revolución como los Franceses que tuvieron su revolución, pero no es así, culturalmente hay temor frente a ideas abstractas. Y lo que varios periodistas le preguntan a personas como yo es: “¿Por qué no escriben en un lenguaje más accesible?’ Que otras personas, personas normales, entiendan”.

Ahora, si miras las estadísticas sobre quienes son periodistas en Reino Unido, la mayoría, probablemente más del 50 por ciento, estudiaron en colegios privados o internados y luego fueron a Oxford o a Cambridge. Es decir que pasaron por la élite del sistema educativo, y me parece curioso que todas estas personas educadas en la élite de la sociedad dicten lo que entienden o no entienden aquellos que no pertenecen a esta élite.

A: Está siendo ese filtro...

G.H.: Sí y no. Hay algo más ahí detrás de sugerir que esto “no es para la gente”. Puede que decidas decir eso por tu propio beneficio. En particular, esos colegios y universidades tienen una cultura particular. La historia de los internados Ingleses podría ser fascinante a una audiencia colombiana (ja), demuestra que son completamente anti-intelectuales. Son un montón de chicos ahí juntos y, como no quieren que piensen y hagan cosas juntos, los sacan a canchas deportivas para cansarlos con rugby y cricket y todo ese tipo de cosas para que no anden haciendo travesuras, y les enseñan los clásicos.

Boris Johnson, por ejemplo, nuestro tema favorito en este momento, siempre anda citando los clásicos por que eso es lo que les enseñan. Les enseñan Latin y Griego, porque no requiere pensar realmente. Es un símbolo de educación y de autoridad pero no es realmente pensamiento crítico, donde en cambio materias más como la mía son un poco más desafiantes. Entonces quieren hablar mal de esto, marginarlo, excluirlo.

Pero cuando pasas por todo el sistema, si estuviste en un internado y estudiaste en Oxford/Cambridge, vas a pensar de cierta forma. Y si luego vas a, como yo, empezar a leer psicoanálisis y filosofía Francesa, es como “¡Qhoa, qué carajos es esto!”.

Entonces Boris Johnson llamó a David Cameron un “marica” (”sissy”) porque obtuvo un diploma de postgrado. En ese país ese tipo de educación no es vista como ‘correcta’ o ‘masculina’ y no se muestra tanto. Yo estoy entonces intentando pensar, bueno, ¿estamos contentos con eso?, ¿qué hemos logrado? Nada, no nos ha llevado a nada y no es un buen lugar ahora.

Entonces aunque no quiero que ocurra Brexit y con el tipo de política de Boris Johnson/Donald Trump, esa libertaria neoliberal, tampoco quiero volver al tipo de liberal humanista de Oxford/Cambridge e internados.

Estoy intentando volver a hablar de la subjetividad, algo diferente de eso, algo más apto para el ambiente digital pero no controlado por Twitter o Facebook, porque es muy individual y reducido también. Estoy tratando de explicar eso e inventarme diferentes proyectos que empujen a la gente hacia diferentes tipos de materia que nos lleven a ser más felices.

A: En su biografía me quedó sonando una palabra, “disrupción”, ¿qué tan importante es el concepto ahora?

G.H.: Utilizamos esa palabra porque tiene cierta carga, porque también se usa en los negocios. Para aquellos que trabajan en esa área, la disrupción se refiere a una industria, empresa o agencia dominante que no puede predecir lo que los va a perturbar.

Por ejemplo, en los años 80, Kodak inventó la cámara digital, pero controlaban más del 90 por ciento del mercado de película análoga, entonces se preguntaron, ¿por qué? ¿por qué queremos lo digital cuando controlamos todo este mercado? Y luego 10, 20 años después, todo es digital y Kodak ya no existe. Así se explica la disrupción en el sentido convencional.

Lo que compañías como Google hacen es que tratan de encontrar e invertir en personas que creen que van a perturbar su negocio, para que, si inventan algo que podría significar el fin de Google, los tienen ya bajo su control o al menos tienen una tajada del pastel. Usualmente lo que hacen es la compra total y luego la incorporación de la compañía.

Entonces, si yo quiero cambiar algo, tengo que buscar donde las disrupciones suceden. Pero yo no quiero la versión de negocios, para ellos se trata de descubrir la nueva versión de algo similar, la “nueva startup”. Lo que yo trato de hacer es usar ese momento de cambio de un tipo de tecnología a otro, de un modelo de negocio a otro, para insertar algo entre ese cambio y moverlo hacia algo diferente que seria mejor para nosotros, en vez de que sea algo manejado por Jeff Bezos o…

A: ¿Mejor en sentido anímico, de acceso e involucramiento?

G.H.: Parte del panorama es desalentador como hablábamos antes, por la corriente de Trump, Boris Johnson, Brexit, pero hay indicios de personas tratando de hacer hacer las cosas de manera distinta. En el Reino Unido y en diferentes lugares alrededor del mundo vemos modelos más básicos, gente organizándose de forma colectiva y colaborativa. Está el caso de Alexandria Ocasio-Cortez y la gente que apoyó su campaña.

En Reino Unido tenemos el “Modelo Preston” que nace de una ciudad que vivió una crisis económica en los 80 y 90 y se dio cuenta de que mucha de la plata que gastaba no se quedaba en la ciudad, se iba a Silicon Valley o a Seattle o a Bezos. Entonces hicieron una ley, como consejo comunitario, para organizarse localmente y tener más iniciativas para mantener esa plata dentro de Preston. Esta decisión impacta a compañías como Uber y AirBnB.

En Reino Unido tenemos el “Modelo Preston” que nace de una ciudad que vivió una crisis económica en los 80 y 90 y se dio cuenta de que mucha de la plata que gastaba no se quedaba en la ciudad, se iba a Silicon Valley o a Seattle o a Bezos. Entonces hicieron una ley, como consejo comunitario, para organizarse localmente y tener más iniciativas para mantener esa plata dentro de Preston. Esta decisión impacta a compañías como Uber y AirBnB.

Lo que intentamos hacer es conectar con ese tipo de iniciativas y apoyarlas haciendo que nuestros recursos y tecnología estén disponibles para que otras personas puedan usarlas: bibliotecas, museos, libros, todo tipo de cosas que ayudan a crear ese tipo de organización comunitaria.

Gary Hall, escritor, filósofo y teórico cultural. Bogotá Enero 31 de 2020.
Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana.
Gary Hall, escritor, filósofo y teórico cultural. Bogotá Enero 31 de 2020. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

A: ¿Háblenos de “The Inhumanist Manifesto”, de “Pirate Philosophy”, de “The Uberification of the University”...

G.H.: Claro. Pues The “Uberification of the University” se trata, como dice el titulo, del movimiento entre la idea de los tipos de instituciones de los 1960′s que son muy profesionales, a las de ahora donde muchas personas hacen trabajo independiente y muchas compañías subcontratan, entonces las personas ya no reciben contratos permanentes y todo es temporal. En ese marco, las universidades piensan, “Bueno te contrato para esta materia ahora, pero el próximo año tal vez no”, y es mucho más fácil terminar contratos así. Esto tiene consecuencias en la calidad de la educación y en la oportunidad que tienen los miembros de esa comunidad académica de criticar la cultura. Así que tratamos de insertarnos en esa “disrupción” para ver si podemos cambiar las cosas.

Sobre “Pirate Philosophy”... nos interesa la piratería, pero no en la forma tradicional. Si vemos la versión antigua de piratas, la de los Romanos y los Griegos, se trata de alguien que experimenta, intenta, testea y se puede conectar con la versión moderna Griega de “molestar”, que es más o menos lo que hago yo. Es decir que lo usamos en ese sentido de molestar y hacer pruebas, esa noción de piratería.

Aaron Swartz publicó e hizo accesibles muchas de las cosas en la biblioteca de MIT y las puso en línea, y lo acusaron de piratería y hurto. Él solo quería decir “las bibliotecas eran públicas y ese era el punto de tener una biblioteca pero ya no lo son”, porque cierran sus puertas y, a menos de que seas parte de la facultad o un estudiante, es difícil acceder a esos títulos. Cuando Swartz estaba en el proceso de volver esa información accesible, lo demandaron en Estados Unidos y terminó por suicidarse.

Nosotros queremos , antes que verlo como un ladrón, verlo como alguien que experimentaba, molestaba, hacía pruebas, y jugaba con lo que sería la difusión y creación del conocimiento en el futuro. En vez de ver a “The Pirate Bay” solo como ladrones, se les puede considerar exploradores de distintas formas de distribuir información, cultura y medios. Y como va en contra de intereses definidos, se les cierra la puerta ‘eres un pirata’ y tienen el poder de rotularte así, pero la gente aprende también de esto.

Spotify, por ejemplo, fue influenciado de gran manera por Napster. Lograron ganar dinero legalmente con su versión. Entonces los piratas realmente están haciendo pruebas y moviendo esa frontera donde nos interesa. Esa es una forma de capturar lo que hacemos, es una forma de pensar y experimentar con filosofía pirata.

Spotify, por ejemplo, fue influenciado de gran manera por Napster. Lograron ganar dinero legalmente con su versión. Entonces los piratas realmente están haciendo pruebas y moviendo esa frontera donde nos interesa. Esa es una forma de capturar lo que hacemos, es una forma de pensar y experimentar con filosofía pirata.

A: Genial eso de tomar la piratería desde lo que pensamos que es para otra cosa...

G.H.: Sí, en el libro aclaro que actúa como una especie de pirata, porque sino ya estás decidiendo que es legal y que no. Pero lo que estamos diciendo nosotros es que de pronto esas leyes viejas no aplican a los nuevos modelos de creación, distribución y circulación. Entonces lo que hacen estas personas es impulsar eso, desafiarlo y probarlo. Y mucho radica en quién define qué es legal y qué no lo es. Rupert Murdoch condenó a hackers en sus periódicos y resultó que sus periódicos también estaban hackeando, pero él es más difícil de acusar (no imprimas esto).

Sobre estudios culturales, cuéntenos sobre “New Cultural Studies” y en que está enfocado ahora...

G.H.: Una de las cosas que yo hago por que estoy intentando ser un teórico/filósofo/autor diferente es que estoy intentando no tener una “marca”, por lo cual me suelen incomodar las cámaras. Usualmente me muevo entre diferentes conceptos, entonces no tengo solo un tema que te permita decir “él es el que hace esto”, y obviamente tengo que aceptar las consecuencias de eso. Estoy intentando crear algo diferente. En el proyecto “New Cultural Studies” trataba de reinventar mi entorno, que es Estudios culturales británicos, que es uno de los lugares donde se introdujo el estudio de la cultura popular, y el estudio de medios de comunicación, que logro mucho en los 60 y 70 e introdujo la cuestión de raza, sexo y sexualidad, y lo que yo estaba intentando decir es “Genial lo que introdujimos y queremos mantenerlo, pero de pronto necesitamos llevarlo a otras áreas también”. Entonces estamos intentando motivar a otros a pensar acerca de eso pero, como dije, antes estoy intentando hacer cosas estratégicas.

A: Gary, ¿qué está leyendo estos días?, ¿cuánto lee?

G.H.: Leo todo el tiempo, es mi trabajo. Ahora estoy leyendo Jonathan Coe....

A: Existe aún para usted una diferencia entre lectura profesional y personal?, ¿da igual?

G.H.: Por que yo trabajo con medios y cultura mucho se intercala, y es por eso que me interesó como materia, pero sí creo que hay muchas cosas diferentes. A veces quieres leer algo que es desconocido y piensas “Okay cual es el conocimiento aquí”, como libros sobre hipnotismo y telepatía, estás buscando conocimiento que no necesariamente es legítimo pero que no es ilegítimo (eso es más o menos lo que es el conocimiento, es caer en el medio). Y parece extraño, pero si miramos las primeras publicaciones de Freud, él estaba muy interesado en eso. El psicoanálisis vino del hipnotismo más o menos, porque se hipnotizaron y no funcionó, entonces intentaron la cura en charlar. A mí me interesa mucho la telepatía y cosas así. Hay un gran linaje filosófico e intelectual ahí, entonces podrás pensar que es un poco extraño hasta que lo buscas y lo entiendes. Ahora mismo estoy leyendo el libro “Middle England” de Jonathan Coe, un libro sobre la crisis de Brexit, pero estoy un poco indeciso sobre cómo me siento acerca del tema, ya casi lo acabo.

Otras cosas que estoy leyendo son sobre los dispositivos Foucault, Gilles Deleuze y Giorgio Agamben sobre dispositivos. Michel Foucault y Gilles Deleuze tienen un artículo llamado ‘What is a Dispositifs’ y Giorgio Agamben tiene un libro llamado ‘What is an Apparatus’ y los pueden leer.