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Los mejores discos del 2015

Estas grabaciones se destacaron en Colombia y en el mundo en el año que termina. Por Juan Carlos Garay.

27 de diciembre de 2015

Colombianos

1.  El callegüeso y su malamaña, La mambanegra.

Desde el corazón de Cali llega el nuevo proyecto del clarinetista y compositor Jacobo Vélez (exlíder de La Mojarra Eléctrica), que entremezcla elementos de funk, salsa y ritmos del Pacífico. Su mayor mérito tiene que ver con una línea narrativa: Vélez recrea una mitología de personajes y una vida de barrio a veces peligrosa, a veces alegre.



2. Amanecer, Bomba Estéreo.  

Un grupo que nació tímidamente y ha alcanzado relevancia gracias, entre otras cosas, a una constante preocupación por el sonido. Son canciones movidas que encuentran un nicho fácil en discotecas, pero hay más que eso: una personalidad arrolladora y una producción por encima del nivel.



3. Cada célula, Ságan.
Este grupo, cuyo nombre sugiere un homenaje al popular astrónomo de la televisión, es el nuevo proyecto de la cantante María Mónica Gutiérrez (del grupo de jazz Suricato). Esta vez, su voz se envuelve con texturas electrónicas y nos propone un viaje, con alusiones a este y otros planetas del cosmos, a lo largo de media hora.



4. La gaita fantástica, Curupira.

Hace 15 años, Curupira fue una de las bandas que comenzó la tendencia de revisar el folclor colombiano con instrumentos eléctricos. Pero este regreso es otra cosa: como siempre, no le gusta hacer dos veces lo mismo. Ahora invitaron a varios músicos de la escena del jazz neoyorquino para ampliar su sonido… y nuestros oídos.



5. Del Otún & el Mississippi, Carlos Elliot.  

Descubierto primero en las poblaciones del Mississippi, este guitarrista pereirano comienza a ser apreciado en su tierra. Su tercer disco es un tanto más autobiográfico y nos ayuda a entender mejor su exótica historia.



Internacionales

1. Hasta la raíz, Natalia Lafourcade.  
Pocas veces se encuentra una colección de canciones tan coherente. La cantante mexicana ha madurado su propuesta desde 2003 y en este sexto álbum alcanza a plantear un universo sentimental completo, con profusión de ritmos y con una poesía de constantes referencias a la naturaleza. Además, la producción sonora es de primera.



2. Los amigo, Luis Alberto Spinetta.  
Disco póstumo, claro (Spinetta murió en 2012). Se trata de una sesión completa al lado del baterista de su primera banda, Almendra, que incluye tanto temas instrumentales como cantados. Grabado unos meses antes de su partida, muestra al roquero argentino optimista y en plena forma.



3. Mala madre, Camila Moreno.

Esta artista chilena empezó en onda de cantautora con instrumentos acústicos y ahora, seis años después, se transforma en una máquina de evocar sentimientos con ayuda de efectos electrónicos y atmósferas. El disco, en general, es desgarrado, producto de una ruptura emocional, y su estética es contundente.



4. Locura total, Fito Páez & Paulinho Moska.

Informal y casi intrascendente, el encanto de este encuentro entre un argentino y un brasileño es lo poco pretencioso que terminó siendo. Se trata de una colección de canciones sencillas, bien producidas, que a veces tiran hacia el rock y otras veces hacia la bossa nova. De paso, es un excelente pretexto para conocer la obra de Moska.



5. El libro de las mutaciones, Bunbury.

Aunque realizado para la famosa serie de mtv, este no es un concierto ‘desconectado’: hay teclados eléctricos, guitarras hawaianas y, en general, un sonido tan preciso que no parece hecho en vivo. El cantante español revisa su repertorio antiguo.