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Edda Magnason protagoniza esta película sobre la cantante y actriz sueca Monica Zetterlund.

CINE

Un vals para Monica

Esta biografía de la cantante sueca Monica Zetterlund, que en los sesenta fue pionera al cantar ‘jazz’ en su idioma, muestra sus falencias personales y su magnetismo en el escenario. ** ½

Manuel Kalmanovitz G.
22 de noviembre de 2014

Título original: Monica Z
País: Suecia
Año: 2013
Director: Per Fly
Actores: Edda Magnason, Sverrir Gudnason, Kjell Bergqvist
Duración: 111 min

Aunque se trata de una película sueca, con mucha gente rubia y alta que habla tranquila y guturalmente, Un vals para Monica tiene alma de Hollywood. La versión del director Per Fly del comienzo de la vida profesional de la cantante Monica Zetterlund retoma sin mucha crítica una de las tramas recurrentes del cine estadounidense actual: la del individuo que sobrepasa las limitaciones de un medio opresivo y homogeneizante, hasta brillar como el sol.

En este tipo de tramas, que son una oda elemental al individualismo, el héroe logra, milagrosamente y sin ayuda, superar la opresión de la gravedad y dejar atrás la masa gris de sus congéneres para convertirse en una estrella solitaria en medio del cielo.

Es un modelo que la película adopta con ciertos ajustes. Monica (Edda Magnason) es una mujer fuerte y compleja, ambiciosa y atractiva aunque no del todo querible. La descripción sucinta que la escritora Elizabeth Hardwick hace de Billie Holiday también podría aplicársele a ella: “Rutilante, sombría y solitaria, aunque por supuesto nunca sola”.

La primera secuencia de la película muestra un montaje paralelo entre esta mujer rubia de pómulos perfectos cantando en un escenario y, momentos antes, llegando a él y cambiándose apresuradamente de vestido en un bus antes de llegar.

Lo que sucede entre los dos no tiene cabida y es una decisión que se extiende al resto de la película: hay considerable espacio para exponer su ropa sucia emocional —su relación con su padre, con sus novios y con su hija— y otro poco para mostrar su magnetismo en el escenario; pero el proceso laborioso de ensayos y decisiones artísticas, de su relación personal con lo que hacía, no tiene lugar.

Así, en su primer viaje a Nueva York la cantante llega del aeropuerto directo a presentarse con un trío al que nunca ha visto, sin ensayar y sin siquiera hablar con ellos sobre qué canciones van a tocar. Aún así, lo hace divinamente. Fracasa no por ella sino porque la gente racista del Nueva York de los sesenta se sale al ver en el escenario a esta rubia junto a tres músicos negros.

El desinterés en mostrar su relación con el oficio, con ese trabajo constante y necesario para tener éxito, quizás se explique porque, como todo arte, la música tiene un lado rutinario y poco glamuroso. No hay nada brillante en decidir cómo organizar las canciones que se van a tocar o en qué parte de una frase poner un acento. Pero al ignorar este componente, el estrellato de Monica se vuelve algo abstracto; es exitosa porque ese es su destino, porque sí.

Obviamente, semejante excepcionalismo genera resentimientos, y la película reacciona mostrando con insistencia sus falencias. Su padre le critica duramente su apetito por destacarse, sus novios también, su única hija prefiere vivir con los abuelos que con ella. Un vals para Monica retrata a su protagonista con un extraño movimiento doble, de un lado la endiosa y del otro la vilifica. Qué destino amargo el de las mujeres exitosas: hasta en la posteridad reniegan de ellas.

Cartelera **** Excelente  ***½ Muy buena   *** Buena   **½ Aceptable  ** Regular  * Mala

Los Boxtrolls ***½

Esta cinta animada imaginativa, encantadora y un poco grotesca sigue la historia de un niño criado por unos monstruos tímidos.

El desconocido del lago ***

Esta extraña película francesa mezcla tonos muy disímiles —suspenso, humor y sexo explícito— a partir de los encuentros furtivos entre dos hombres en un lago.

Deshora **

Coproducción colomboargentina lenta y predecible sobre una pareja cuya vida da un vuelco cuando un muchacho colombiano llega a la hacienda donde viven.

Agentes del desorden **

Dos amigos se hacen pasar por policías en esta comedia de patanerías masculinas.

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