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Una pasión inconclusa

Una exposición de dibujos inéditos de Luis Caballero permite recordar a este importante artista y preguntarse sobre su influencia en el arte contemporáneo colombiano.

26 de mayo de 2003

La obra de Luis Caballero no tiene paralelo en la historia del arte colombiano. En efecto, cuando este pintor bogotano murió en 1995 ningún artista en el país había logrado igualar la expresividad, la fuerza y la sensualidad de sus cuadros. La obra de Caballero había trascendido las fronteras del país y su nombre era conocido en toda América Latina y en Europa. Hoy, ocho años después de su muerte, la Galería Alonso Garcés de Bogotá presenta Dibujos, apuntes y proyectos, una exposición que permite apreciar, una vez más, el genio de este artista y muestra cómo su obra aún está vigente en el panorama del arte colombiano.

La muestra, compuesta por 47 dibujos inéditos, fue realizada entre 1980 e inicios de los 90. En ellos Caballero trabaja los mismos temas que lo obsesionaron a lo largo de su carrera: el erotismo masculino, el placer y la violencia. Sin embargo en esta muestra hay algunas piezas que no son representativas de su obra. Por ejemplo, hay naturalezas muertas y también algunos dibujos que son apenas manchas o esbozos. Lo valioso de esta exposición es que muestra que Caballero, aunque centrado en la figura humana, también incursionó en el arte abstracto y decorativo.

Una de las piezas más impresionantes de la exposición es el Gran telón. Esta enorme obra (de cinco por cinco metros) pintada en carboncillo es, de cierta forma, una síntesis de la obra de Caballero. En ella se hace clara la intensidad -casi enfermiza- con que Caballero se entregaba a la pintura. Igualmente, en el Gran telón están presentes las principales influencias del pintor bogotano: los trípticos de Francis Bacon, los cuadros del chileno Roberto Matta, las obras expresionistas de Eduard Munch y las imágenes de la crucifixión de Jesús. El mismo Caballero dijo sobre esta obra: "Se ignora si las figuras están gozando o agonizando. Sea lo que sea, en uno y otro caso se produce el mismo abandono orgásmico. Digamos que son momentos sensuales de muerte, de placer intenso, de éxtasis, donde el gesto de placer se convierte en dolor y viceversa".

Con esta nueva exposición queda claro que si bien Luis Caballero utilizaba una técnica clásica su visión del arte era muy actual. Dominique Rodríguez, periodista especializada en crítica de arte, recuerda cómo él pensaba que el arte contemporáneo utilizaba formatos más grandes pero ideas muy pequeñas; por eso, tal vez, se mantuvo alejado del arte que se hacía en su época. Para Alvaro Medina, uno de los críticos que mejor conoce la obra de Caballero, "a diferencia de la mayoría de artistas colombianos, que pintan a partir de las modas, Luis Caballero encontró el arte a partir de sí mismo, de sus vivencias y de sus miedos".

Quizá este alejamiento sea la razón por la cual Caballero tiene pocos discípulos. Se pueden nombrar algunos artistas de su misma generación (como Ana María Rueda, Oscar Jaramillo, Carlos Granada o Luciano Jaramillo) que de algún modo se acercaron a la propuesta de Caballero. Pero es muy difícil encontrar artistas jóvenes que se identifiquen totalmente. Caballero fue un artista que le dio la espalda a las vanguardias, fue un artista que nunca se dejó llevar por las modas ni por las tendencias de arte contemporáneo. Sin embargo, para Medina, Caballero ha influido en artistas que trabajan el tema del homosexualismo y la violencia como, por ejemplo, Delcy Morelos y Jorge Mantilla.

La importancia y la influencia de Caballero no sólo están en sus obras sino también en su personalidad. En efecto, su actitud vital es tan impresionante que aun hoy los artistas la ven como un ejemplo por seguir. Sin duda este pintor creía en el oficio del artista. Dice Alonso Garcés al respecto: "La última vez que me vi con él fue en París, antes de su regreso definitivo a Bogotá. A pesar de que las fuerzas físicas lo abandonaran su espíritu quería seguir viviendo. Tal como la universalidad de su obra".

Justamente esta actitud vital es la que ha marcado un sector importante de los artistas nuevos. Para ellos todavía tiene sentido observar la obra de Luis Caballero en una época en la cual los performances y las instalaciones están en boga. Luis Cantillo, un joven pintor colombiano, dice: "Para los artistas de mi generación el dibujo es visto como un arte menor. Pero la verdad es que toda las obras de arte tienen origen en el dibujo y todos los artistas tienen que pensar a partir del dibujo. Y en ese sentido Caballero es un maestro". Cantillo publicó el año pasado un libro de dibujos y no puede negar la influencia que ha tenido en él el pintor bogotano: "Para todos los artistas es muy importante ver la obra de Caballero porque es muy académico y se puede aprender de él. Es un mito en el arte colombiano".

Una de las preguntas que quedó en el aire después de la temprana muerte de Caballero es cómo hubiera evolucionado su obra. La respuesta que dan la mayoría de expertos es que seguramente hubiera seguido fiel a su estética y que nunca hubiera cedido en su búsqueda del cuadro perfecto. Porque, si bien Caballero murió en un momento en que estaba surgiendo una nueva forma de ver el arte, sus ideales eran muy fuertes.

Desde los años 60 Luis Caballero tenía una idea: lograr dibujar el cuerpo perfecto. Tal vez lo logró, tal vez no, pero el legado que le deja al arte colombiano es una obra llena de fuerza y de sensibilidad. Es posible que los artistas jóvenes no compartan el estilo de Caballero pero ojalá los conmueva su pasión por el arte.