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Foto: Pablo Andrés Monsalve / SEMANA

FÚTBOL

Después de 21 años Nacional vuelve a una final de la Libertadores

El equipo antioqueño venció de local a Sao Paulo y aseguró su paso a la final de la Copa.

13 de julio de 2016

Miguel Ángel Borja dice —y parece que nadie le entiende porque todos se quedan boquiabiertos— que no es él el que mete los goles sino Dios, que le puso una gracia especial encima. Y tan especial es que con dos partidos en Atlético Nacional ya hizo historia, no necesita más: cuatro goles en semifinal de la Copa Libertadores, dos en Brasil, dos en el Atanasio Girardot.

Ya en Twitter es tendencia y los periodistas deportivos no dejan de repetir que su marca es inédita y que Nacional le debe medio tiquete a Borja, el otro medio se le debe a Franco Armani, quien quizá es uno de los mejores guardametas del continente.

Pero nadie entiende lo de Borja, entonces los periodistas le preguntan que cómo explica tanta suerte, tanto talento, y él responde: “Como siempre lo he dicho y lo diré, la gloria y la honra sea para Dios. Tengo unos asistidores excelentes”, lo dice así, con una humildad que se le cree. Pero no se entiende cómo después de tanto esfuerzo, de tanto correr, Borja dice lo que dice, pero insiste: “No me voy a cansar de decirlo, es la gracia de Dios que está sobre mí, cuando uno lo obedece, cuando uno hace las cosas bien, él se manifiesta de esta forma, a veces la gente no entiende, pero las cosas sobrenaturales son así. Agradecido con el cuerpo técnico. Agradecido con ellos, con la hinchada”.

Los que lo vieron jugar supieron que no es un delantero corriente que está arriba esperando el pelotazo, se sabe recorre la cancha como un enfermo, busca la pelota, la persigue y poco se tira al suelo para fingir una falta.

Pero así es este Nacional —de lejos el mejor equipo de la Copa—, donde lo que hay son bríos, fuerza, hambre de gloria, talento —o sino miren a Macnelly Torres, tantas veces vilipendiado, y hoy dio clases de pases certeros; o la fuerza y la determinación de Alexander Mejía, que no estará en el primer partido de la final por acumulación de amarilla—. Y es que este equipo, como se lo pide la hinchada desde la tribuna, también quieren la copa.

Y aunque parece tener todo a su favor, el camino que falta es complicado. Este jueves se define su rival en el estadio La Bombonera, cuando Boca Juniors reciba a Independiente del Valle, equipo ecuatoriano que llegó a la Copa con bajo perfil y que ya les sacó, en casa, una victoria a los argentinos.

Han pasado 27 años desde aquella noche en el estadio EL Campín, de Bogotá, cuando Nacional levantó la copa Libertadores. Aquella vez Leonel Álvarez le dio la gloria al verdolaga después de una sufrida tanta de penales en la que René Higuita fue el héroe. Tuvieron que pasar 21 años para Nacional volviera a la final, aquella vez —1995— fue contra Gremio, con quien perdió.

Si miramos la historia reciente del equipo paisa, todas las finales a las que ha llegado las ha ganado con contundencia, con jerarquía, que la historia se repita una vez más.