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La era de Jerome Powell como nuevo presidente de la FED comenzó con una fuerte turbulencia en los mercados financieros. Su gran reto será ‘normalizar’ la política monetaria y aumentar las tasas sin afectar el actual ciclo económico de crecimiento de Estados Unidos. Foto: AFP y AP

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La semana de terror de las bolsas alrededor del mundo

La turbulencia de los mercados accionarios puede representar el fin de una burbuja o una pausa en su expansión. ¿Qué implicaciones tiene esto para el país?

10 de febrero de 2018

Luego de varios meses de récords en los mercados accionarios y de un comienzo de año marcado por grandes valorizaciones, las bolsas alrededor del mundo tuvieron una semana de terror. La causa: los principales índices bursátiles sufrieron fuertes ajustes que confirmaron la máxima según la cual todo lo que sube baja.

El principal índice de la Bolsa de Valores de Nueva York cayó más de 1.300 puntos, un desplome del 5,2 por ciento en una semana y de 9,1 desde el 26 de enero, cuando alcanzó su pico más alto. Una caída semejante del Dow Jones no se veía desde hace más de dos años. Los indicadores S&P y el Nasdaq también descendieron en la semana 7,2 y 5,1 por ciento, respectivamente, y borraron las ganancias de este año. Estas históricas bajadas contagiaron los mercados bursátiles de Asia, Europa y América Latina, que también cayeron bruscamente en la semana.

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Si bien el fenómeno no llegó a los niveles de destrucción del lunes negro de 1987 o la crisis financiera de 2008, y durante el resto de la semana muchas bolsas repuntaron, el desplome de las cotizaciones encendió las alarmas. Ante la fuerte volatilidad de las últimas jornadas los inversionistas del mundo se preguntan si comenzó el fin de la fiesta en el mercado accionario estadounidense o más bien llegó una pausa que brinda oportunidades de compra en un mercado que seguirá expandiéndose.

Para determinar lo que pasó hay que entender qué detonó el terremoto. El movimiento a la baja de las acciones empezó el viernes 2 de febrero cuando se conoció el informe de nóminas no agrícolas de Estados Unidos, que mostró que los salarios crecieron a su ritmo más rápido en más de ocho años, acrecentando las preocupaciones de una inflación acelerada y, por tanto, las expectativas de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) hiciera mayores aumentos en las tasas de interés.

Los mercados llevan tiempo anticipando que la Fed podría realizar tres alzas de tasas de interés este año, la primera de ellas el 21 de marzo. Pero si la economía y los resultados empresariales siguen mejorando, crecen las posibilidades de un cuarto aumento y de que se acelere el fin del ciclo de bajas tasas de interés. Paradójicamente, el buen resultado y la fortaleza de la economía terminaron afectando los mercados, como asegura Julián Cárdenas, analista de portafolios de la AFP Protección: “Buenas noticias se transformaron en malas noticias”.

Las acciones han aumentado constantemente en parte porque la economía está muy fuerte y por las expectativas de que la reforma tributaria de Donald Trump traiga grandes beneficios a las empresas estadounidenses. Además, las grandes economías del mundo están creciendo de forma sincronizada, lo que no sucedía desde antes de la crisis de 2007 y 2008.

Por esto, muchos ven en los episodios de esta semana una simple corrección del mercado, pues a pesar de la caída el valor de las acciones se encuentra hoy en el nivel que tenían hacia mediados de noviembre. El propio Donald Trump aseguró que el mercado de acciones se ha equivocado. “En los viejos tiempos, cuando se informaban buenas noticias, el mercado de valores subía. Hoy, cuando se informa una buena noticia, la bolsa cae. ¡Gran error, y tenemos muchas buenas noticias sobre la economía!”, afirmó en Twitter.

No obstante, muchos analistas recuerdan que los mercados no se equivocan, sino que se anticipan y que buena parte del comportamiento que ha tenido la bolsa ya incorpora muchos de los elementos anteriores. Hay que ver el mediano plazo.

Por tanto, ante la posibilidad de que la política de estímulos del gobierno de Trump pueda derivar en altas inflaciones, un sobrecalentamiento de la economía o que simplemente no genere grandes efectos sobre el crecimiento, el mercado está reaccionando. Además, la gran rebaja de impuestos a las empresas puede acrecentar los problemas fiscales de la principal economía del mundo, pues por ahora no se sabe cómo se reemplazarán esos ingresos. El impuesto a las empresas se redujo del 35 al 21 por ciento, lo cual aumentará las necesidades presupuestales.

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Si bien el Senado de Estados Unidos aprobó un acuerdo presupuestal para los próximos dos años, esto disipa las inquietudes a corto plazo, pero no hacia el futuro. El acuerdo entre republicanos y demócratas –que aún debe ratificar la Cámara de Representantes– extendería el techo de la deuda de la administración federal hasta marzo de 2019, y postergaría por más de un año el riesgo de incumplirla. Sin embargo, el proyecto aumentará el gasto en programas militares y domésticos en casi 300.000 millones de dólares en los próximos dos años fiscales.

Después de la crisis de 2008, Wall Street y la economía norteamericana completaron prácticamente nueve años de repunte continuo, uno de los ciclos de crecimiento más largos en la historia. Y como nada es eterno, la bonanza no puede durar para siempre. Como afirmó Lawrence Harris, profesor de Finanzas en la Universidad del Sur de California a la BBC, “el mercado ha estado subiendo durante demasiado tiempo y existe la sensación de que ha llegado a su límite”. Por esto, muchos inversionistas habrían aprovechado los actuales niveles para tomar utilidades y pasarse a otras alternativas. Esta sería otra de las explicaciones de los cambios de esta semana.

Con la reforma tributaria de Ronald Reagan en 1987 pasó exactamente lo mismo cuando el gobierno la anunció, pero luego se devolvió por completo al comenzar su aplicación, como asegura Felipe Campos, director de Investigaciones Económicas de Alianza Valores. “Si esto se repite y se borra todo el ‘rally’ que ha habido con Trump, la caída actual de las bolsas va por la mitad”, dice. Desde que Trump ganó las elecciones en noviembre de 2016, el Dow Jones ha ganado 35 por ciento de valor y ha marcado récord en 281 oportunidades.

Hay muchas similitudes entre la situación de 1987 y la actual. Al igual que hace 30 años la economía está cada vez más endeudada; el dólar estadounidense, cada vez más débil; un largo ciclo de expansión económica y una bolsa tremendamente sobrevalorada. Sin embargo, pocos se atreven a vaticinar una crisis del mercado como la de ese año.

Sin duda, Jerome Powell, el nuevo presidente de la FED, estrenado en plena turbulencia –igual que Allan Greenspan en 1987–, tendrá el principal desafío de seguir normalizando la política monetaria. Es decir, aumentar las tasas de intereses y reducir el balance de la institución, sin que ello afecte al actual ciclo económico, que se encuentra en una fase muy madura y es el tercero más largo de la historia de Estados Unidos. ¿Lo logrará?

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Todavía es pronto para entender si la turbulencia actual significa el comienzo del desinfle de la burbuja o una simple pausa de un mercado al alza. Para Juan Pablo Espinosa, gerente de Investigaciones Económicas de Bancolombia, que el mercado haya tenido una fuerte caída esta semana es menos usual que lo que venía sucediendo. Los mercados venían valorizándose constantemente por varios años con una estabilidad sin precedentes. Esto recuerda que la volatilidad es lo normal en los mercados.

A pesar de las turbulencias internacionales, en Colombia tuvieron una semana relativamente tranquila. Con excepción de algunas correcciones en acciones locales, no hubo un efecto contagio. El dólar no tuvo grandes sobresaltos y el petróleo bajó, pero siguió en niveles altos. Además, las primas de riesgo del país no subieron mucho ante la mayor volatilidad mundial.

Que no haya pasado algo no significa que no vaya a suceder, y Colombia tiene que estar atenta a los cambios en el entorno internacional. El fin de un ciclo de tasas bajas y de una era de abundante liquidez mundial provocará un reacomodo de los grandes portafolios, lo cual tendrá repercusiones sobre la economía nacional, como mayores costos de la deuda y presiones sobre la tasa de cambio.

La turbulencia también advierte que Estados Unidos se está dirigiendo, después de casi una década de crecimiento continuo, a un ciclo de menor crecimiento. Hay muchas dudas sobre si las reformas van a generar un mayor repunte o no. Para el FMI, Estados Unidos crecerá menos en 2019 incluso teniendo en cuenta el efecto de la reforma tributaria, sobre la cual hay muchas dudas.

“Todo el mundo dice que tocamos piso y que lo peor ya pasó. Pero difícilmente Colombia tendrá un repunte fuerte y sostenible si nuestro primer socio comercial y el principal consumidor de petróleo en el mundo entra en problemas”, afirma Campos. Habrá que estar atentos y prepararse, pues si Estados Unidos estornuda, Colombia se resfría.