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Javier Gutiérrez. | Foto: Guillermo Torres

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Rompe su silencio Javier Gutiérrez, expresidente de Ecopetrol

Dio explicaciones sobre sus actuaciones para contener los altos costos de la Refinería de Cartagena. Dice que gracias a los controles se evitó que Reficar terminara costando mucho más.

21 de abril de 2016

Después de un prolongado silencio, luego de que se conoció el escándalo por los mayores costos de la Refinería de Cartagena (Reficar) tras el informe de la Contraloría, el expresidente de Ecopetrol Javier Gutiérrez decidió dar la cara y explicar sus actuaciones en este proyecto.

El exfuncionario se tomó varios meses para reconstruir lo que pasó en la refinería en los últimos siete años y presentar de manera pormenorizada lo que hizo durante su gestión. Su posición causaba mucha expectativa teniendo en cuenta que durante su gestión, desde el 2007 hasta el año 2015, llevó a Ecopetrol a uno de sus mejores momentos en materia de ingresos y utilidades, debido en gran parte a que le tocó el auge de los precios del petróleo.

Pero después de estar en la gloria ha tenido que afrontar una lluvia de críticas por su responsabilidad en los mayores costos de Reficar, una refinería cuyo costo pasó de US$4.000 millones a US$8.016 millones. El proyecto fue puesto en tela de juicio luego de que se conoció un informe de la Contraloría sobre los mayores costos, la demora de 27 meses en su ejecución y los incrementos de más del 100 % de contratos.

Gutiérrez fue contundente en señalar que tiene la conciencia totalmente tranquila porque tanto él como los altos directivos de Reficar y Ecopetrol tomaron decisiones responsables en los momentos oportunos. “Desde finales del 2011 ya sabíamos que se avecinaba un pleito con CB&I y por eso comenzamos a recopilar pruebas para la posterior reclamación”, dice el directivo y sostiene que en ese año se encendieron todas las alarmas por la lentitud en la ejecución del proyecto y porque se comenzaron a presentar mayores costos de obra.

Por eso se inició un trabajo de mayor control y supervisión, se intensificaron las reuniones periódicas de seguimiento y se nombró un “Clain manager” (administrador del reclamo) con la responsabilidad exclusiva de documentar la futura reclamación. Además, se contrató la firma Jacobs para el seguimiento y la evaluación permanentes del proyecto. Dice Gutiérrez que gracias a estos controles se pudo evitar que la refinería terminara costando mucho más de los US$8.016 millones, la inversión final.

A la par de estas acciones se realizaron varias reuniones con CB&I para agotar todas las vías con el fin de renegociar las condiciones del contrato. Pero no fue posible porque CB&I, una firma de ingeniería de Estados Unidos, siempre se opuso.

Conscientes de que los costos del proyecto iban en aumento, se contrató un estudio en el 2013 para retirar al contratista estadounidense, pero los análisis realizados por Foster Wheeler, Jacobs y Reficar concluyeron que terminar el contrato y buscar otro contratista impactaría negativamente el avance de la refinería, lo que a la postre terminaría encareciendo más el proyecto. Y la prioridad era terminarlo a como diera lugar en el menor tiempo posible.

El exdirectivo de Ecopetrol aseguró que si bien durante la construcción de la refinería se hicieron cinco controles de cambio (aumentos en el presupuesto del proyecto), su aprobación no implicaba una aceptación de los costos y cronogramas presentados. Además se aprobaron bajo la condición de que Reficar podía presentar acciones en contra de CB&I u otra compañía, con el fin de reclamar los costos que considerara que no eran razonables ni justificados.

Con esta condición Reficar inició el año pasado una negociación directa con CB&I, pero al no lograr ningún acuerdo presentó una demanda en los tribunales internacionales que asciende a US$2.000 millones.

Según Gutiérrez, esta es una cifra mínima porque los mayores costos de Reficar pueden ser más altos que dicha reclamación.

Gutiérrez insiste en que no puede afirmar que se presentaron casos de corrupción y que la propia Contraloría ha dicho que hasta el momento no hay hallazgos sobre el tema.

Así mismo, defiende la modalidad de contratación de gastos reembolsables, porque resultaba menos onerosa que la de suma global fija (llave en mano).

En respuesta a una pregunta en torno a cómo lo había afectado personalmente este escándalo, reconoció que los directivos de las empresas están para hacerle frente a las dificultades y no sólo para estar en los momentos de gloria. Sin embargo, subrayó que no estaría dando la cara si no fuera porque hoy Colombia cuenta con la refinería más moderna de América Latina.