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MASAYOSHI SON - FUNDADOR DE SOFTBANK / Durante las dos recesiones anteriores (2000-2001 y 2007- 2009), las inversiones en capital de riesgo cayeron entre 21,6 y 29,3 por ciento anual, el equivalente a una disminución hoy de hasta 86.400 millones de dólares. Además, tardaron entre uno y tres años en recuperarse a los niveles previos de la contracción.

EMPRENDIMIENTO

¿Reventó la burbuja de las start-ups?

La crisis por el coronavirus está desinflando de forma acelerada la burbuja tecnológica y podría provocar grandes cambios en el mundo de los emprendimientos. En especial, los que requieren mucha caja y no tienen claro el modelo de negocio.

4 de abril de 2020

Dicen que el capital es cobarde. Y el desplome de los mercados bursátiles por las medidas de aislamiento adoptadas por un gran número de países para frenar la covid-19 está confirmando esa máxima. El Dow Jones, por ejemplo, ha caído más de un 25 por ciento en los últimos tres meses. Otras bolsas del mundo registran pérdidas similares.

En este escenario de ‘mal de muchos’, algunas compañías se han visto más golpeadas: las del mundo de la economía colaborativa y digital. Es el caso de SoftBank, el fondo de capital japonés que se dedica a invertir en emprendimientos tecnológicos. Este año ha protagonizado una caída del 50 por ciento en su valor de mercado debido a que algunas de sus inversiones en movilidad y turismo, como Uber, Oyo Hotels y WeWork, se han visto fuertemente golpeadas por la pandemia.

De hecho, el fondo aprobó la venta de emergencia de 40.000 millones de dólares de sus activos con el objetivo de reducir su deuda y aumentar las reservas de liquidez. Esta operación representa el 17 por ciento de los activos que posee actualmente la compañía, reconocida en Colombia por ser una de las principales inversionistas de Rappi.

Como este fondo, muchos emprendimientos a nivel global luchan por sobrevivir adaptando sus modelos de negocio para atender la emergencia. Sin embargo, a medida que el mundo se prepara para una recesión provocada por el virus, aumenta su riesgo de desaparecer.

En efecto, la crisis del coronavirus ha hecho más evidente la vulnerabilidad de los modelos de negocios de este tipo de empresas, que han conquistado al mundo siendo disruptivas en sectores tradicionales.

Las start-ups más golpeadas por la covid-19 pertenecen a industrias como la propiedad raíz, las experiencias presenciales en restaurantes, turismo y hostelería, la movilidad compartida y el reclutamiento de personal. El virus se ha convertido en el acelerador del pinchazo que desde hace tiempo se había pronosticado para la burbuja de las tecnológicas.

Solo hay que darle un vistazo a Silicon Valley. Por estos días, el corazón del emprendimiento en el mundo está parado viendo cómo poco a poco varias de sus prometedoras compañías, algunas respaldadas con capital de riesgo y con altas proyecciones de crecimiento para este año, reducen su fuerza laboral hasta en un 20 por ciento. Se habla de más de 4.000 despidos solo en marzo y modificación de sus planes para sobrevivir.

Airbnb, la plataforma de alquiler de hospedajes alrededor del mundo, siente los estragos con pérdidas que ascienden a los cientos de millones de dólares, por lo que ha puesto en marcha un plan agresivo de ahorro que incluye la suspensión de actividades de mercadeo, reducción de salarios y posibles despidos.

Lime, la compañía de alquiler de patinetas eléctricas, está considerando recortar más su fuerza laboral en Estados Unidos a medida que las ventas y los viajes en scooters disminuyen por la pandemia. A esto se suma la falta de efectivo de la empresa, pues, según Bloomberg, estaría a unos tres meses de quedarse sin dinero.

DARA KHOSROWSHAHI - CEO DE UBER

Uber hizo un balance del impacto en su operación, asegurando que en algunos de sus mercados más importantes en Estados Unidos, como lo son Seattle, Nueva York y San Francisco, las reservas de viajes han descendido entre un 60 y 70 por ciento, números que podrían replicarse en otras ciudades del mundo. Aun así, su CEO, Dara Khosrowshahi, aseguró que, cayendo a un 80 por ciento las solicitudes, la compañía contaría con liquidez suficiente para sobrevivir.

Y ni hablar de WeWork. La firma de alquiler de oficinas tuvo que sumar la llegada del virus a la crisis que atravesaba desde el año pasado, que hoy la deja con una reducción importante de sus operaciones a nivel global y sin la posibilidad de lograr las metas trazadas para 2020. Además, la crisis de SoftBank, que había manifestado su interés de adquirir más de 3.000 millones en esta compañía y ahora se ha retractado, ha desatado un gran lío jurídico.

Plata no hay

Una de las tendencias que perjudica fuertemente a las start-ups es la necesidad –que a veces parece infinita– de recursos disponibles para crecer. No es un secreto que la mayoría de las nuevas empresas a nivel mundial suelen utilizar grandes cantidades de dinero para alcanzar sus metas de crecimiento.

Pero, a medida que van agotando los fondos, se ven más presionadas para obtener ganancias y conseguir más recursos. Y aquí llega la otra gran preocupación: la dificultad para encontrar recursos. Adquirir capital para los emprendimientos, en especial aquellos que están en etapas tempranas, es toda una odisea y más porque no suelen recibir atención del sistema financiero tradicional, por lo que recurren a fondos de capital de riesgo o ángeles inversionistas.

La desconfianza ha crecido y la incertidumbre se cierne sobre los fondos de inversión de capital de riesgo, que en las últimas semanas cancelaron planes de inyección de recursos. Esto afectaría a las empresas que estaban en medio de rondas de inversión en series A, B y C.

René Rojas, director de HubBog, explica que, sin duda, los inversionistas en estos momentos pensarán dos veces en realizar una inyección de capital. Y si la hacen, estarán focalizadas en start-ups de tecnología con servicios como big data, internet de las cosas, e-commerce, herramientas de teletrabajo. También podrían reforzar el apoyo a las empresas de su portafolio que estén presentando números en verdes. “Lo que está pasando transformará los procesos de selección, tenderán a ser más rápidos y con el ojo puesto en modelos rentables. Esto endurecerá la competencia, pues las empresas deberán demostrar que cuentan con un modelo de negocio sostenible”, afirma.

María Isabella Muñoz, socia de Mas Equity Partners, asegura que en esta coyuntura no se verán los ritmos de los últimos años en materia de inversión, lo que desatará un gran reto para algunos emprendedores que no cuentan con recursos para ejecutar su proyecto o para aquellos que no cuentan con liquidez para continuar operando.

También explica que los fondos están llamados a adaptarse a la coyuntura, y los emprendedores a entender que en estos momentos será bastante difícil pensar y hacer rondas de selección, dado el protocolo que esto implica.

Colombia no es ajena a esta realidad global. Muchos emprendimientos en etapas tempranas morirán por la falta de liquidez o de acceso a la banca tradicional y a los fondos, que en el país escasean. Asimismo, estarán en la cuerda floja aquellos que en sectores tradicionales logren acomodar sus modelos a la coyuntura.

Felipe Santamaría, CEO y cofundador de Rockstart, asegura que las start-ups nacionales se han visto afectadas en sus ingresos debido a las medidas tomadas frente al coronavirus. Por eso, ahora recortan gastos, cuidan su flujo de caja y proyectan sus finanzas bajo las nuevas condiciones. Pero, resalta, lo que podría ser más preocupante para el ecosistema es que aún no se sabe cuánto durará esta situación.

La Corporación Ventures cree que los emprendedores de subsistencia y aquellos que viven del día a día serán la población más afectada por la crisis. Sin embargo, destacan que este es el mejor momento para los proyectos disruptivos en las industrias digitales, pues la disposición a la adopción de nuevas tecnologías nunca había estado en un mejor momento.

José Miguel Velasco, director de Aceleración e Inversión de start-ups de la corporación, está tranquilo y asegura que entre el 15 y 25 por ciento de los inversionistas buscan activamente oportunidades de inversión en industrias que florecen dentro de la crisis.

Juliana Pulecio, directora global de Comunicaciones de Rappi, cree que, como esta es una crisis global y sus inversores están expuestos a negocios alrededor del mundo, aprenderán de las experiencias en otros países. Sin embargo, las inversiones no se retiran y “nuestra relación con SoftBank es muy sólida; al igual que con nuestros principales inversores, estamos enfocados en el largo plazo y determinados en seguir construyendo nuestra misión de apoyar a la sociedad en medio de esta crisis”.

Nadie gana con el coronavirus, y en el mundo del emprendimiento –como en muchos frentes– todo será distinto a futuro, y solo aquellos que basen sus modelos en nuevas tecnologías tendrán una oportunidad para sobrevivir. Toda crisis trae sus propias oportunidades. Y factores como la devaluación del peso así como el apetito de muchos inversionistas por el riesgo y por diversificar sus portafolios hacen de Colombia un país atractivo para comprar empresas.