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Vivienda usada y arriendos dominan la demanda inmobiliaria en Colombia

Más del 70 % de los colombianos prioriza opciones más accesibles y flexibles frente a la compra de vivienda nueva, según cifras de Fincaraiz.

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11 de noviembre de 2025, 2:37 p. m.
Arriendo
Auge de la vivienda en arriendo | Foto: Guillermo Torres / SEMANA

El mercado inmobiliario colombiano atraviesa una transformación marcada por la preferencia hacia la vivienda usada y los arriendos, que concentran más del 70 % de la demanda habitacional, de acuerdo con cifras de Fincaraiz. El portal señala que esta tendencia refleja cómo los colombianos están optando por alternativas más adaptables frente al encarecimiento del crédito hipotecario y las condiciones económicas actuales.

Según el informe, la mayoría de los usuarios se inclina por apartamentos de uno o dos dormitorios, impulsados por la movilidad laboral y la búsqueda de opciones más flexibles que la compra de vivienda nueva. Aunque este último segmento comienza a mostrar signos de recuperación, la vivienda usada mantiene su atractivo gracias a precios más competitivos y a su disponibilidad en zonas consolidadas.

“Bogotá sigue liderando la demanda nacional de vivienda, seguida por Medellín, Cali y Barranquilla. No obstante, ciudades intermedias como Pereira, Manizales y Villavicencio comienzan a registrar un incremento significativo en las búsquedas”, indicó Lesly Posada, Directora Comercial de Fincaraiz, quien destacó la descentralización del interés habitacional hacia zonas con menor congestión y mejores condiciones de vida.

Entre las tendencias más destacadas figura el aumento de más del 18 % en la búsqueda de casas campestres y fincas, impulsado por el auge del teletrabajo y el interés en entornos tranquilos y sostenibles. En Bogotá, los arriendos en estratos 4 y 5 oscilan entre $ 2,5 y $ 3,5 millones mensuales, reflejando la disposición a pagar por buena ubicación y servicios complementarios.

Posada concluyó que “las tendencias hacia ciudades intermedias y entornos rurales anticipan una reconfiguración del mapa residencial colombiano, donde el bienestar y la sostenibilidad pesan tanto como el precio o la propiedad”.

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